El pasado día 2, el líder de Hamás en la Franja, Yahia Sinwar (derecha). amenazó: "Si [Israel] no trae los respiradores a Gaza, los tomaremos por la fuerza y dejaremos sin respiración a seis millones de colonos". (Foto: Said Khatib/AFP via Getty Images). |
En plena pandemia de coronavirus, los líderes de Hamás, el grupo islamista palestino que controla Gaza desde 2007, dicen que están preocupados por la escasez de ventiladores clínicos en la Franja. Estos tipos, que no han hecho prácticamente nada para procurar atención sanitaria básica a los gazatíes, tratan ahora de hacer a Israel responsable de la escasez de respiradores en los hospitales de la Franja.
De hecho, están amenazando con recurrir al terrorismo para forzar a Israel a suministrárselos.
Son los mismos líderes que hasta hace poco andaban autorizando ataques de cohetería desde la Franja contra comunidades israelíes. Los mismos que jamás pierden la ocasión de recordar a todo el mundo que su deseo es destruir Israel. Los mismos que nunca se hacen cargo del bienestar de su pueblo y constantemente buscan la manera de culpar a Israel de sus miserias.
Los líderes de Hamás que denuncian ahora la falta de respiradores en sus hospitales son los mismos que han invertido decenas de millones de dólares en fabricar y contrabandear armamento –cohetes incluidos– para atacar a Israel. Desde 2014, Hamás ha invertido unos 120 millones de dólares en sus túneles terroristas. Según algunas estimaciones, un túnel cuesta entre 3 y 10 millones de dólares, según la profundidad y longitud que tengan.
Si Hamás hubiera invertido una pequeña cantidad de esa suma en comprar equipo médico, la situación en los hospitales gazatíes sería hoy bien distinta. Pero, evidentemente, la atención sanitaria figura muy abajo en su lista de prioridades.
En vez de ofrecerse a cooperar con Israel en la lucha contra el coronavirus, Hamás pretende desviar la atención de sus fracasadas políticas amenazando con asesinar judíos. En vez de pedir ayuda a Israel, sus líderes le comunican: «Ayúdanos o mataremos a seis millones de judíos".
Eso es lo que el líder de Hamás Yahia Sinwar declaró en el curso de una entrevista el pasado día 2 en un canal de TV afiliado a su organización:
"Si [Israel] no trae los respiradores, los traeremos a la fuerza y dejaremos sin respiración a seis millones de colonos."
Sinwar no hizo mención a que la semana previa Israel envió cientos de tests de detección del coronavirus al personal médico de Gaza. Tampoco dijo que fueron médicos israelíes los que le salvaron la vida cuando, estando preso en una cárcel israelí por asesinar a varios palestinos acusados de colaborar con Israel, fue sometido a una intervención quirúrgica para extirparle un tumor.
Esa operación y el tiempo que pasó encarcelado en Israel enseñó a Sinwar que el israelí es uno de los mejores sistemas sanitarios de Oriente Medio. De ahí probablemente que quiera ahora que Israel ayude a los gazatíes a prevenir la expansión de la pandemia.
Uno podría preguntarse: ¿qué es lo que han hecho Sinwar y los demás jefes de Hamás por sus hospitales y su pueblo en los últimos 12 años?
Hamás lleva ejerciendo el gobierno de facto en Gaza desde su violenta toma del enclave costero, en 2007. Por lo que es responsable del manejo de los asuntos de los dos millones de palestinos que viven bajo su férula; incluidos los de índole sanitaria.
Evidentemente, Sinwar y sus colegas de la plana mayor de Hamás tienen otras prioridades más urgentes que la gestión de la sanidad en Gaza. Evidentemente, no tienen tiempo para ocuparse de eso. Están muy ocupados excavando túneles a lo largo de la frontera para que sus hombres puedan infiltrarse en Israel a matar israelíes. No tienen tiempo para satisfacer las necesidades de los hospitales de la Franja: están construyendo cohetes, morteros y drones. Y contrabandeando armas a través de la frontera con Egipto con las que poder atacar a Israel.
En los últimos dos años, Sinwar y sus colegas han estado también muy ocupados enviando a miles de palestinos a enfrentarse el Ejército israelí en las inmediaciones de la frontera, en el marco de la denominada Gran Marcha del Retorno, patrocinada por Hamás. Al parecer, para el alto mando de Hamás, los enfrentamientos semanales en la frontera han sido más importantes que la adquisición de respiradores y demás equipo médico necesario en los hospitales de Gaza.
Según varias informaciones, Hamás ha pagado a la gente más de 100 dólares por participar en las manifestaciones de la frontera. Además, ha contratado autobuses y furgonetas para llevar a los palestinos a los lugares de enfrentamiento. Asimismo, ha gastado millones de dólares en pagos a las familias cuyos hijos han resultado heridos o muertos en los enfrentamientos con los soldados israelíes.
El 21 de abril de 2019, Ahmed al Kurd, miembro del Buró Político de Hamás, estimó que sólo en el año precedente Hamás había procurado atención a más de 10.000 heridos, a un coste de 5 millones de euros. Hamás también se hizo cargo del tratamiento de los gazatíes que fueron enviados al exterior, principalmente a Turquía y a Egipto, para recibir asistencia médica. A principios de ese año, Al Kurd anunció la distribución de una ayuda financiera de entre 100 y 150 dólares a 4.000 familias de palestinos gravemente heridos en los choques fronterizos.
Llamativamente, Sinwar no ha responsabilizado a ningún Gobierno árabe o islámico de la posible expansión del virus entre los gazatíes. ¿No tiene responsabilidad la Autoridad Palestina? ¿No tienen responsabilidad moral para con sus hermanos palestinos los países árabes e islámicos?
Los altos mandos y portavoces de Hamás han incrementado en los últimos días sus amenazas contra Israel, volcando sobre éste toda responsabilidad por la expansión del coronavirus en Gaza. Y han añadido otra amenaza: Israel debe liberar a los presos palestinos, incluidos los condenados por asesinar a judíos.
Hamás quiere que el mundo crea que sólo Israel, que se retiró completamente de Gaza en 2005, es responsable de los problemas que devoran a los palestinos residentes en el territorio.
Las últimas amenazas de Hamás tienen el objetivo de abrir el camino a una nueva ronda de ataques contra Israel, esta vez con el pretexto de que no está procurando a Gaza respiradores ni liberando a los presos. Se trata de una maniobra típica de Hamás: no asume la menor responsabilidad por la seguridad de su pueblo y atiza el fuego contra Israel.
Quizá la crisis del coronavirus consiga que por fin la comunidad internacional pida cuentas a los gobernantes hamasinos de Gaza por los millones de dólares que han dedicado a construir no hospitales e instalaciones sanitarias sino túneles terroristas y fábricas de armamento.