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El presidente Trump, según diversos reportes, desea ir a Pekín en sus primeros cien días y alcanzar un acuerdo. Por desgracia, sellar un pacto duradero con el régimen chino es imposible.
¿Por qué?
Para empezar, el Partido Comunista de China (PCCh) parece decidido a asesinar a todo aquel que habite los Estados Unidos. Hace un cuarto de siglo, el general Chi Haotian, ministro de Defensa de China y vicepresidente de la Comisión Militar Central del PCCh, habría pronunciado un discurso secreto en el que abogaba por el exterminio de los estadounidenses.
"Es realmente brutal matar a cien o doscientos millones de estadounidenses", dijo. "Pero es el único camino para asegurar un siglo chino, un siglo en el cual el Partido Comunista lidere el mundo".
El plan de Chi consistía en utilizar enfermedades para despejar el vasto territorio norteamericano, de modo que el pueblo chino pudiera asentarse en las zonas que quedaran deshabitadas.
"El problema con los reportes del discurso de Chi Haotian es que no se pueden verificar", me dijo Richard Fisher, del International Assessment and Strategy Center. "Cuando se reveló en 2005, parecía fantasioso que China pudiera desatar una guerra biológica contra Estados Unidos que masacrara a su población y allanara el camino para una invasión, ocupación, y explotación del territorio".
Entonces, ¿ha pronunciado el general aquel discurso? Los acontecimientos ocurridos desde entonces hasta este momento muestran al Partido Comunista Chino exhibiendo una crueldad semejante a la que, según se dice, habría mostrado Chi.
Por ejemplo, aunque sigue habiendo desacuerdo sobre los orígenes del SARS-CoV-2, el patógeno causante del COVID-19, no puede haber discusión sobre las acciones del régimen chino tras el brote de la enfermedad en Wuhan.
Durante al menos cinco semanas entre diciembre de 2019 y enero de 2020, China trató de engañar al mundo sobre la transmisibilidad de la enfermedad, sosteniendo que el COVID-19 no era fácilmente contagiable de humano a humano, a pesar de que sabía que era altamente infeccioso. Al mismo tiempo, mientras cercaba Wuhan y sus alrededores, presionó a otros países para que aceptaran sin restricciones aviones desde su territorio. Sus autoridades también intentaron suprimir la publicación de la secuencia del genoma del coronavirus, aparentemente para impedir que otros comprendieran la enfermedad y desarrollaran medidas preventivas.
Esto significa que el régimen chino fue directamente responsable de la muerte -el asesinato- de aproximadamente siete millones de personas fuera de China, incluidos 1,2 millones de estadounidenses. Este acto, un ataque contra los no chinos, constituyó un genocidio, el mayor de la historia.
Fue la primera vez en la historia que una nación atacó a todas las demás.
China no ha dejado de asesinar con enfermedades. Su Universidad de Defensa Nacional, en la edición de 2017 de la autorizada Ciencia de la Estrategia Militar, mencionó un nuevo tipo de guerra biológica de "ataques genéticos específicos por etnia". A los funcionarios estadounidenses les preocupa que China haya estado experimentando con, en palabras de Bill Gertz del Washington Times, "armas bacteriológicas capaces de atacar a grupos étnicos."
Está superando ahora la fase de investigación. En marzo de 2023, agencias federales y estatales hicieron una redada en un "laboratorio sin licencia" en la ciudad de Reedley, California, y encontraron pruebas que sugerían una instalación de contienda biológica.
Gestionada por chinos que actuaban en nombre de partidos de China, la instalación contenía ratones de laboratorio -773 vivos y más de 175 muertos- modificados genéticamente para transmitir enfermedades. Las autoridades también encontraron residuos médicos y agentes químicos, víricos y biológicos. Había in situ al menos 20 agentes patógenos potencialmente infecciosos, entre ellos los causantes del coronavirus, el VIH, la hepatitis, el herpes y el ébola.
"Este laboratorio kamikaze -sin seguridad, mal aislado, improvisado, conteniendo un par de docenas de patógenos cerca de un centro de población- no puede ser algo aislado", me aseguró Brandon Weichert, autor de Biohacked: China's Race to Control Life. "Es, creo, parte de una gran operación militar china para propagar enfermedades entre la población estadounidense".
Los investigadores del infame Instituto de Virología de Wuhan están ahora estudiando el Ébola, sin duda para convertirlo en un arma.
Además, China está matando cada año a decenas de miles de estadounidenses con fentanilo, un proyecto de guerra química dirigido por el propio Partido Comunista.
Estados Unidos es el blanco principal del PCCh. En mayo de 2019, el Diario del Pueblo, la publicación con más autoridad en China, publicó un editorial histórico que declaraba una "guerra popular" contra Estados Unidos. En 2023, PLA Daily, el sitio web oficial de los militares chinos, definió ese término como "guerra total".
¿Por qué EEUU? El Partido Comunista de China, con su estridente antiamericanismo, está erigiendo una justificación para golpear América. Como dijo James Lilley, embajador estadounidense en Pekín durante la masacre de Tiananmen de 1989: "Los chinos siempre telegrafían sus golpes".
El PCCh ve a Estados Unidos como una amenaza existencial. Desde Pekín, una insegura organización gobernante teme el efecto inspirador en el pueblo chino de los ideales y la forma de gobierno americana. "El régimen comunista vilipendia a Estados Unidos porque es un faro para el mundo, afirmando el derecho universal a los derechos humanos individuales de todos los ciudadanos del mundo y el poder del noble principio del gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo", declaró Charles Burton, del think tank Sinopsis, a Gatestone.
Estados Unidos no es el único objetivo. "El Gobierno chino tiene una fuerte e innata hostilidad hacia todos", afirma Burton, que fue diplomático canadiense en Pekín. "Adoctrina a su pueblo desde la infancia con un nacionalismo poderosamente emotivo basado en un discurso exhaustivo de humillaciones históricas. Busca vengarse de todos aquellos que, en su opinión, han agraviado a China".
Estas narrativas alimentan los esfuerzos del régimen chino por sustituir el orden internacional westfaliano de Estados soberanos por el sistema de la era imperial china, en el cual los emperadores creían no sólo tener el Mandato del Cielo para gobernar tianxia - "todo bajo el Cielo"-, sino también que estaban obligados a hacerlo.
Impulsado por estas creencias, el Gobierno comunista siempre pensó que tenía el derecho de hacer su voluntad con los demás. Los comentarios de Chi Haotian están en sintonía con la malicia y la falsa superioridad moral inherentes al partido único de China.
Por mucho que se esmeren, los estadounidenses nunca tendrán relaciones amistosas con China mientras el PCCh siga al timón. Sólo puede haber un superviviente: la República Popular China o los Estados Unidos de América.
No ambos.