
El 16 de septiembre, buques chinos y filipinos colisionaron cerca del Bajo de Masilonc en el mar de China Meridional.
Al mismo tiempo, dos buques guardacostas chinos atacaron con cañones de agua durante casi media hora al BRP Datu Gumbay Paing, un barco pesquero filipino. La acción beligerante causó "daños significativos" a la embarcación y heridas a un marinero filipino.
El incidente se produjo seis días después de que el Consejo de Estado de China anunciara que incluía el banco de arena, que Manila denomina Panatag y Pekín Huangyan Dao, en una "reserva natural nacional". Tanto el Gobierno filipino como el estadounidense anunciaron su oposición a la acción china.
Olvídense de Taiwán. El Bajo de Masilonc y las aguas cercanas forman el punto caliente más peligroso de Asia Oriental. China busca crear una confrontación allí.
Pekín reclama como "suelo nacional azul" todos los bajíos, arrecifes, islas, islotes y otros accidentes, así como todas las aguas dentro de su infame lengua de vaca, ahora definida por diez rayas en los mapas oficiales. La lengua abarca aproximadamente el 85% del Mar de China Meridional.
El Bajo de Masilonc está dentro de la lengua de vaca, aunque sólo dista 124 millas náuticas de la isla principal filipina de Luzón y unas 550 millas náuticas de la china de Hainan. Como tal, el banco de arena está dentro de la zona económica exclusiva de Manila, la franja de aguas internacionales entre 12 y 200 millas náuticas de la costa donde el Estado costero tiene ciertos derechos económicos y de otro tipo frente a otros.
La reclamación filipina del Bajo de Masilonc es mucho más sólida que la china. En 2016, un panel de arbitraje internacional de La Haya, interpretando la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, invalidó la afirmación de soberanía de Pekín sobre el Mar de China Meridional en general y sobre el Bajo de Masilonc de forma implícita. China, prácticamente sin apoyo legal, ha mantenido sistemáticamente que la decisión "es ilegal, nula y sin valor".
Manila inició el arbitraje después de que China se hiciera con el control del Bajo de Masilonc a principios de 2012. Entonces, las autoridades filipinas habían detenido legalmente a cazadores furtivos chinos, y los buques de China inundaron inmediatamente la zona.
Washington negoció rápidamente un acuerdo para que ambas partes retiraran sus embarcaciones, pero solo Manila lo cumplió. Desde entonces, Pekín controla firmemente el Bajo de Masilonc. La Administración Obama, mientras el vicepresidente Joe Biden estaba a cargo de la política exterior, no se opuso a la audaz toma china.
"Soy bastante franco con la gente: no creo que permitamos que Estados Unidos se vea arrastrado a un conflicto por un pescado o por una roca", dijo un alto funcionario militar estadounidense, en declaraciones al Washington Post bajo condición de anonimato en 2012. "Tener aliados con los que tenemos tratados de defensa, no permitir que nos arrastren a una situación por una disputa sobre rocas, es algo en lo que creo que estamos bastante bien alineados", agregó.
No se trataba solo de una "disputa de rocas". El banco de arena es especialmente estratégico: protege las bocas de las bahías de Manila y Subic.
Además, entonces, como ahora, estaban en juego intereses vitales estadounidenses. "El Mar de China Meridional es la vía fluvial clave que permite a las fuerzas navales estadounidenses transitar hacia y desde naciones aliadas en el noreste de Asia, el sudeste asiático, Oriente Medio y Australia", James Fanell, del Centro de Política de Seguridad de Ginebra y coautor de Embracing Communist China: America's Greatest Strategic Failure (Adoptando la China comunista: El mayor fracaso estratégico de Estados Unidos) declaró a Gatestone. "El eje del control sobre esa masa de agua es hoy el Bajo de Masilonc", añadió.
Cuando los líderes y oficiales de bandera chinos vieron el fracaso de Washington a la hora de proteger a un aliado del tratado en 2012 en el Bajo de Masilonc, empezaron a moverse contra Second Thomas Shoal y otros arrecifes e islotes filipinos en el Mar de China Meridional, fueron a por los islotes de Japón en el Mar de China Oriental y empezaron a reclamar y militarizar características en el archipiélago Spratly. El equipo de Obama legitimó involuntariamente a los peores elementos del sistema político chino al demostrar a todos los demás que la agresión funcionaba.
"La decisión de la Administración Obama de permitir que China tomara posesión del Bajo de Masilonc de nuestro aliado en el tratado, Filipinas, envalentonó al Partido Comunista de China para tomar el control de la totalidad del Mar de China Meridional", declaró Fanell, también excapitán de la Marina estadounidense que fue director de Inteligencia y Operaciones de Información en la Flota del Pacífico de Estados Unidos.
El Bajo de Masilonc es ahora un lugar especialmente peligroso. El 11 de agosto, un destructor de la Marina china cortó la proa de un guardacostas chino cuando ambos barcos perseguían a una embarcación mucho más pequeña de la Guardia Costera filipina cerca de ese banco de arena. Al menos cuatro guardacostas chinos perdieron la vida en la colisión.
"El incidente fue una humillación para China", Charles Burton, exdiplomático canadiense en Pekín y autor del libro The Beaver and the Dragon: How China Out-Maneuvered Canada's Diplomacy, Security, and Sovereignty (El Castor y el Dragón: Cómo China superó la diplomacia, la seguridad y la soberanía de Canadá), declaró a Gatestone. "Pekín busca venganza, probablemente en el Bajo de Masilonc", prosiguió.
En el Bajo de Masilonc, los chinos creen que pueden meterse con un estado débil y obtener una victoria fácil y sin víctimas, algo que Xi Jinping puede sentir que necesita en este momento. Taiwán, por otro lado, presenta un objetivo mucho más difícil.
Estados Unidos se ha mantenido reacio a enfrentarse a China en el Mar de Filipinas Occidental, como Manila llama a la disputada vía fluvial, y sin embargo ya ha habido un coste, como detalla Fanell.
"Si la guerra de Ucrania nos ha enseñado algo, es que enfrentarse a los adversarios en el primer punto de conflicto es importante, de lo contrario el enemigo llenará el vacío", señaló. "Si Estados Unidos no defiende hoy nuestros intereses nacionales en el Bajo de Masilonc, podemos estar seguros de que Estados Unidos se enfrentará a un violento Ejército Popular de Liberación en Guam, Hawái o incluso en nuestra costa oeste en un futuro no muy lejano. El coste de la confrontación sólo sube con el tiempo".