Parece que hay una relación entre la reanudación de las conversaciones de paz entre la Autoridad Palestina e Israel y el reciente brote de violencia en la Margen Occidental, que alcanzó su cénit hace dos semanas con las muertes de dos soldados israelíes.
La reanudación de las negociaciones, patrocinadas por EEUU, ha estado acompañada de crecientes llamamientos por parte palestina a una nueva intifada contra Israel. Estos llamamientos no proceden únicamente de Hamás y de otros grupos extremistas, sino de palestinos que representan a diversos grupos de la OLP en la Margen Occidental, incluida la facción de Al Fatah a la que pertenece el propio presidente palestino, Mahmud Abás.
A comienzos de la semana pasada representantes de varios grupos palestinos se reunieron en Ramala y lanzaron una campaña pública para detener las negociaciones y librar una intifada contra Israel. Resulta significativo el hecho de que esa reunión se celebrara a tan sólo unos cientos de metros del cuartel general de Abás. Muestra que la oposición a las conversaciones no procede sólo de la Franja de Gaza, controlada por Hamás, sino de la ciudad de Ramala, bastante laica y relativamente moderna.
Pocos días antes, un grupo de enmascarados desfiló por la ciudad llamando a una tercera intifada contra Israel. La Policía de la AP no intervino para detenerlos porque, según los palestinos, eran seguidores de Abás pertenecientes a Fatah.
Los llamamientos a un nuevo levantamiento proceden también de altos cargos de Fatah en la Margen Occidental, que sostienen que es posible intensificar la resistencia popular contra Israel incluso mientras prosiguen las conversaciones de paz. En palabras de un representante de Fatah:
La resistencia popular aumentará la presión sobre el Gobierno israelí y atraerá la atención mundial sobre el conflicto.
Al apoyar una nueva intifada contra Israel, Fatah pretende enviar a sus críticos el mensaje de que, pese a la decisión de Abás de reanudar las conversaciones con los israelíes, sus miembros no han abandonado la opción de la violencia como vía para obtener concesiones del Gobierno israelí.
Puede que por eso el brazo armado de Fatah, la Brigada de los Mártires de Al Aqsa, corriera a reivindicar el asesinato de dos soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) en Kalkilia y Hebrón.
Tras el asesinato del soldado de Hebrón por parte de un francotirador, Fatah publicó la foto de uno de sus tiradores con el siguiente pie: "Cuando Fatah dice algo, lo hace. Cuando Fatah promete, cumple".
Resulta digno de mención que los dirigentes de Fatah se hayan abstenido de distanciarse de las reivindicaciones de su brazo armado. Es más, la AP no ha llegado a emitir ninguna clase de condena por el asesinato de los soldados; en vez de eso, se ha involucrado en una campaña masiva de incitación contra Israel. [Nota de la Redacción de El Medio: Abás condenó por primera vez los crímenes el mismo día de la publicación del original de este artículo, durante una cena con líderes judíos en Nueva York].
Mientras que algunos representantes de la Autoridad Palestina se han manifestado públicamente a favor de una escalada de resistencia popular antiisraelí, otros han contado a los palestinos que "bandas de extremistas judíos están asaltando y contaminando la mezquita de Al Aqsa", una referencia a las habituales visitas de judíos al Monte del Templo. Esta clase de afirmaciones son las que incitan a jóvenes palestinos a tomar las calles y a lanzar piedras y cócteles molotov a los colonos judíos y los miembros de las IDF.
Pese a que Abás y algunos de sus asesores han estado afirmando ante israelíes, norteamericanos y europeos que se oponen a la violencia y a los ataques terroristas contra Israel, siguen incitando a los palestinos a diario.
La Autoridad Palestina apoya abiertamente una escalada de la resistencia popular antiisraelí, en la que se insta a civiles palestinos desarmados a iniciar enfrentamientos contra las IDF y los colonos de la Margen Occidental. Evidentemente, algunos palestinos han interpretado el llamamiento a la resistencia popular como una luz verde para lanzar ataques terroristas contra los israelíes.
De momento, la dirección de la AP no está haciendo nada para calmar la situación, ni siquiera mientras Hamás llama a sus partidarios en la Margen Occidental a lanzar una nueva intifada contra Israel. Algunos de los dirigentes de Ramala están convencidos de que un levantamiento popular serviría a sus intereses y convencería a la opinión pública israelí para que apoyara cualquier acuerdo con la Autoridad Palestina.
Durante la segunda intifada, las fuerzas de seguridad de la AP se vieron muy debilitadas, mientras que grupos armados controlaban las comunidades palestinas, así que, irónicamente, la Autoridad Palestina podría también ser víctima de una nueva intifada.