Los dirigentes de la Autoridad Palestina siguen dando falsas esperanzas a los palestinos en lo relativo al derecho de retorno a sus poblaciones de origen en Israel, cosa que también hacen los dirigentes de la mayoría de los países árabes.
Es lo que los líderes árabes y palestinos llevan haciendo desde la creación de Israel, en 1948, y el motivo por el que millones de palestinos siguen viviendo en campos de refugiados en la Margen Occidental, la Franja de Gaza, el Líbano, Jordania y Siria. En vez de ayudar a los refugiados y animarlos a seguir adelante con sus vidas, siguen pidiéndoles que se queden donde están porque, según les dicen, volverán a los hogares de sus abuelos y bisabuelos en Israel.
Los dirigentes árabes y palestinos temen enfrentar a los refugiados con la realidad sesenta y siete años después: es decir, que la mayoría de ellos –incluso puede que todos– no regresarán jamás a unas poblaciones que ya no existen en Israel.
Cuando en 2012 el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, cometió el error de decir que no tenía intención de regresar a Safed, su localidad natal, en el norte de Israel, palestinos de todo el espectro político lo criticaron duramente por renunciar al derecho de retorno, y muchos lo llamaron traidor.
En cierto sentido, Abás sólo puede culparse a sí mismo por la indignación que sus comentarios suscitaron entre su pueblo. A fin de cuentas, ha estado diciendo a los palestinos que el derecho de retorno es sagrado y que nunca debería renunciarse a él. Sus medios de comunicación, sobre todo las emisoras de radio y televisión, se refieren habitualmente a Acre, Haifa y Yafo como "ciudades palestinas situadas dentro de la Línea Verde".
Las duras críticas que siguieron a su comentario sobre Safed le hicieron rectificar y negar que hubiera accedido a renunciar al derecho de retorno. Así, hizo estas aclaraciones al respecto:
Mis palabras sobre Safed eran una postura personal, y no indican una renuncia al derecho de retorno, pues no es posible para nadie renunciar a él, ya que en todas las resoluciones internacionales, árabes e islámicas se especifica que deberá hallarse una solución justa y de consenso para el problema de los refugiados, basada en la resolución 194 de Naciones Unidas; la palabra 'consenso' significa aquí de acuerdo con el bando israelí.
Desde entonces, para evitar ulteriores críticas, Abás y otros líderes palestinos se han abstenido de mencionar la delicada cuestión del derecho de retorno. Sólo mencionan el asunto cuando llaman a los palestinos a conmemorar el Día de la Naqba ("catástrófe"), en el aniversario de la creación de Israel.
El Día de la Naqba se conmemora cada año en la Margen Occidental y la Franja de Gaza con concentraciones y marchas en las que los oradores y los participantes recalcan que nunca abandonarán el sueño de regresar a las localidades israelíes. Ese día muchos palestinos muestran también una llave, símbolo del derecho de retorno. Algunos, como los miembros de Hamás, incluso repiten su llamamiento a la destrucción de Israel.
La Autoridad Palestina en la Margen Occidental es responsable de organizar y financiar los actos del Día de la Naqba, que a menudo se convierten en manifestaciones antiisraelíes y enfrentamientos con las Fuerzas de Defensa y la Policía de Israel.
El pasado día 7 la AP decidió que este año los palestinos conmemorarían de nuevo la Naqba con numerosas concentraciones. El Gobierno fijó el día 15 como fecha de la conmemoración, y lo denominó un "día nacional a todos los niveles". Instó a los palestinos a participar en las manifestaciones, en las que una sirena sonaría en señal de duelo durante 67 segundos –uno por cada año transcurrido desde el establecimiento de Israel–. A las iglesias también se les ha recomendado que sus campanas toquen a duelo por la creación de Israel.
La Autoridad Palestina ha dado instrucciones a su Ministerio de Educación para que el primer curso de todos los colegios se dedique a familiarizar a los alumnos con el derecho de retorno para los refugiados y la Naqba. Además, ha indicado a todos los predicadores de las mezquitas que dediquen sus sermones a hablar de la Naqba durante las oraciones del viernes. Asimismo, el Gobierno palestino está planeando una gran concentración en Ramala.
Por su parte, Hamás ya ha celebrado una serie de eventos en Gaza en señal de duelo por el establecimiento de Israel. Uno de ellos incluye invitar a palestinos a acudir a la frontera con Israel y observar la Palestina ocupada a través de unos binoculares especiales.
El dirigente de Hamás Ahmed Bahr ha anunciado que su movimiento estaba preparando a 100.000 combatientes para "liberar Palestina". Y añadido:
Los grupos de resistencia seguirán llevando armas, y no renunciaremos a nuestra tierra ni a nuestros lugares sagrados. La ocupación israelí debe marcharse. Nadie está autorizado a renunciar al derecho de retorno ni a hacer concesiones al respecto. Cualquiera que infrinja esto cometerá un crimen de alta traición.
Hamás, por lo menos, es honesto respecto a sus intenciones de destruir Israel y sustituirlo por un Estado islamista, pero la Autoridad Palestina en la Margen Occidental sigue engañando a su pueblo y también a la comunidad internacional en lo relativo al problema de los refugiados.
Al patrocinar, financiar y animar a los palestinos a tomar las calles en señal de duelo por la creación de Israel y al seguir comprometidos con el derecho de retorno, Abás y su Administración en Ramala no están siendo honestos con su pueblo. Sin duda, tienen miedo de decirle que Israel nunca permitiría que millones de palestinos llegaran y se establecieran dentro de sus fronteras. Y aún tienen más miedo de reconocer ante los refugiados que los líderes árabes y palestinos les llevan mintiendo desde 1948 al pedirles que se queden en los campamentos porque un día regresarán a unas localidades y unas casas que ya no existen.
Si las conversaciones de paz entre israelíes y palestinos se llegan a reanudar alguna vez, los dirigentes de la AP no podrán hacer concesiones en la cuestión de los refugiados. No lo harán porque saben que su pueblo no admitiría concesión alguna al respecto. Una vez más, los líderes de la Autoridad Palestina sólo podrán culparse a sí mismos por llevar años radicalizando a su pueblo hasta el punto de que los palestinos consideran que cualquier concesión a los israelíes es un delito de alta traición. Ello no sólo se aplica a la cuestión de los refugiados, también a otras como la solución de dos Estados, el estatus de Jerusalén y los futuros límites de un Estado palestino. Ni Abás ni ningún dirigente palestino posterior podrán alcanzar un acuerdo con Israel mientras la Autoridad Palestina siga promoviendo semejantes sentimientos antiisraelíes.