El Estado Islámico de Irak y Siria (el Estado Islámico, o EI) ha sido el objetivo número uno de las naciones democráticas desde que se hiciera con amplias franjas de territorio en Siria e Irak el verano pasado y proclamara el califato bajo la sharia en las zonas que controla. Estados Unidos y sus aliados han estado librando una guerra a distancia contra el EI, cosa que también ha hecho,al menos teóricamente, y no a distancia, Turquía, aliada en la OTAN.
En realidad, las cosas son algo diferentes. Sobre todo desde comienzos de este año, varias informaciones aparecidas en medios locales e internacionales cuentan historias escalofriantes de cómo los yihadistas se mueven libremente y reclutan combatientes en algunas de las principales ciudades turcas. "No es ningún secreto que Turquía se ha convertido en terreno fértil para la actividad yihadista. Los turcos dicen que combaten al Estado Islámico. Puede que lo hagan. Pero de forma aleatoria y a regañadientes", afirma un embajador de la UE en Ankara.
El mes pasado un reportaje ofrecía en detalle sorprendentes revelaciones sobre Huseyin Mustafá Peri, un ciudadano turco que se unió al EI en septiembre pero que, tras resultar herido en un tiroteo, fue capturado a principios de junio por kurdos sirios. Explicó el proceso de reclutamiento con escalofriante claridad en un video.
Como para confirmar las revelaciones de Peri, el relato de cómo un joven del sudeste de Turquía fue reclutado por el Estado Islámico para hacer estallar una bomba en un mitin prokurdo en Diyarbakir a comienzos de junio muestra o bien una enorme brecha en la seguridad turca o bien dolo (la doble explosión causó la muerte de cuatro personas e hirió a más de cien dos días antes de las elecciones legislativas turcas del pasado 7 de junio).
El padre del sospechoso dice que se puso en contacto con la Policía cuando su hijo desapareció, en octubre de 2014. Afirma que sospechaba que su hijo, que había expresado enérgicas opiniones proyihadistas, podría haberse unido al EI. La familia incluso suplicó ayuda al primer ministro, Ahmet Davutoglu. Posteriormente, las autoridades comunicaron al padre que el joven se había unido al grupo islamista. Curiosamente, poco antes de que hiciera estallar las bombas, el joven –del que se conocen sus iniciales, O. G.– fue detenido brevemente en el mitin debido a ciertas irregularidades en sus datos del servicio militar. La Policía lo puso en libertad, aunque en sus registros debería haber constado su nombre como el de "persona desaparecida relacionada con el terrorismo". Las autoridades explicaron posteriormente que hubo algún error de procedimiento que hizo que el terrorista fuera liberado. Eso no convenció a demasiada gente.
Los medios turcos más ferozmente progubernamentales fueron demasiado lejos al revelar la postura de Ankara en la guerra civil siria. Los pravdas turcos publicaron noticias y titulares en los que se loaba al EI y se criticaba a los guerrilleros prokurdos del norte de Siria que combaten al Estado Islámico con ayuda de ataques aéreos comandados por Estados Unidos. Uno de los diarios, el Sabah, que apoya abiertamente al presidente Recep Tayyip Erdogan, presentaba este titular: "Las YPG [Unidades Populares de Defensa, una milicia kurda] son más peligrosas que el ISIS". Otros periódicos notoriamente progubernamentales, como Star, Yeni Akit y Aksam, publicaban noticias similares. Sin duda, es lo que las autoridades turcas consideran buen periodismo. Pero no todos los periodistas turcos son necesariamente buenos expertos en política.
El mes pasado, tres periodistas fueron retenidos brevemente en la frontera siria por irritar al gobernador local haciendo preguntas sobre posibles infiltraciones del EI. Pertenecían a los diarios turcos Cumhuriyet y Evrensel y al alemán Die Welt, y fueron conducidos a una comisaría para ser interrogados, cumpliendo órdenes del gobernador.
El Estado turco ayuda al Estado Islámico, y no sólo con sus fuerzas policiales, sus gobernadores locales y otras autoridades de Ankara. Hace poco dos chechenos, acusados de haber decapitado a tres sacerdotes en Siria hace dos años, se libraron de ser condenados por asesinato, aunque un tribunal de Estambul los condenó a siete años y medio de cárcel por pertenecer a un grupo terrorista.
Los yihadistas chechenos, Magomet Abdurakmanov y Ahmad Ramzanov, fueron detenidos en Estambul a comienzos de julio. El tribunal no los condenó a muerte porque "el crimen no se había cometido contra Turquía y por falta de acuerdo de extradición". Ahora, los chechenos sólo cumplirán dos años de prisión, debido a que el Código Penal turco rebaja automáticamente las condenas de cárcel. Según un informe policial, Abdurakmanov podría ser uno de los radicales que aparecen en un vídeo subido a YouTube en el que, al parecer, se muestra la decapitación de los sacerdotes.
Resulta revelador que Abdurakmanov dijera al tribunal que recibió apoyo de la inteligencia turca cuando estuvo en Siria:
La inteligencia turca no me habría ayudado si yo fuera miembro de Al Qaeda. Estuvimos todo el tiempo en contacto con la inteligencia turca. Turquía nos envió armas, coches y dinero cuando estábamos combatiendo en Siria. Nos ayudaba porque luchábamos contra [el presidente sirio] Bashar al Asad.
Más recientemente, un reportaje incluía una entrevista a una enfermera descontenta que trabajaba de forma clandestina para una unidad médica encubierta en Sanliurfa, una ciudad del sudeste de Turquía, en el límite con Siria. La enfermera, alauita (una escisión del islam chií), ofrecía información sobre el supuesto papel de Sumeyye Erdogan, hija del presidente, en la prestación de asistencia médica a los militantes heridos del Estado Islámico trasladados a hospitales turcos. "En cuanto se enteraron de mi religión", relata, "comenzaron las intimidaciones. Yo sabía muchas cosas (...) quién dirigía la unidad. Vi a Sumeyye Erdogan a menudo en nuestro cuartel de Sanliurfa (...) Estoy aterrada".
Entre tanto, Turquía sigue contando al mundo cómo combate a los terroristas (del EI) en Siria. Y lo que resulta aún más ridículo que esta pretensión es el hecho de que, por lo visto, hay gente que se cree los cuentos turcos. En abril, el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, hizo hincapié en que Turquía era un socio fundamental de Estados Unidos en la lucha contra el Estado Islámico, y alabó las contribuciones turcas. "Esta tarde quiero destacar la importancia de los vínculos entre Estados Unidos y Turquía, especialmente nuestra relación en materia de seguridad en este momento en particular", dijo Kerry tras una reunión con su homólogo turco.
Así pues, es natural que los turcos crean que siempre podrán engañar a sus aliados: ayudan a terroristas yihadistas y a cambio les dan palmaditas en el hombro.
Si me engañas una vez, la culpa es tuya; si me engañas dos, la culpa es mía... El secretario de Estado de EEUU, John Kerry, y el ministro turco de Exteriores, Mevlut Cavusoglu, se saludan antes de un encuentro bilateral durante la cumbre de la OTAN en Newport, Gales, el 4 de septiembre de 2014. (Imagen: Departamento de Estado de EEUU). |