La población musulmana de Alemania proyecta incrementarse en más de 700.000 personas en 2015, llevando el número total de musulmanes en el país por primera vez a casi 6 millones.
El aumento de la población musulmana de Alemania — impulsado por una ola de migración sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial — representa un cambio demográfico de proporciones épicas, que los críticos de la política de inmigración de puertas abiertas del país advierten cambiará la cara de Alemania para siempre.
En una conferencia de prensa el 19 de agosto, el ministro del Interior alemán Thomas de Maizière reveló que se espera que lleguen al país en 2015 un récord de 800.000 migrantes y refugiados — el equivalente a casi el uno por ciento de la población total de Alemania — un aumento cuatro veces mayor que el de 2014. Él dijo que sólo en julio habían llegado 83.000 migrantes, y que la cifra de agosto sería aún mayor.
De Maizière dijo que aunque muchos de los migrantes son de Oriente Medio y del Norte de África, un gran número (40%) provienen de los Balcanes, de países como Albania y Kosovo. Esto implica que casi la mitad de los que llegarán a Alemania son migrantes económicos y no refugiados que huyen de zonas de guerra.
De los 800.000 migrantes y refugiados que llegarán a Alemania en 2015, al menos el 80% (o 640.000) son musulmanes, de acuerdo con una estimación reciente del Consejo Central de Musulmanes en Alemania (Zentralrat der Muslime in Deutschland, ZMD), un grupo musulmán con sede en Colonia. Esta estimación no está en disputa.
Además de los recién llegados, la tasa natural de crecimiento de la población musulmana que ya vive en Alemania es de aproximadamente 1.6% por año (o 77.000), según los datos extrapolados de un estudio reciente del Pew Research Center acerca del crecimiento de la población musulmana en Europa.
Basado en las proyecciones de Pew, la población musulmana de Alemania alcanzó un estimado de 5.068.000 a finales de 2014. Los 640.000 migrantes musulmanes que llegarán a Alemania en 2015, sumados al incremento natural de 77.000, indica que la población musulmana de Alemania se incrementará en 717.000, para llegar a un estimado de 5.785.000 a finales de 2015. Esto dejaría a Alemania con la población musulmana más alta de Europa occidental.
A modo de comparación, el aumento de la población musulmana de Alemania sería el equivalente a un aumento de 3 millones de musulmanes en los Estados Unidos en sólo un año.
Los críticos dicen que los funcionarios alemanes, presionados por resolver la crisis migratoria europea, están ignorando las consecuencias a largo plazo de recibir a tantos migrantes procedentes del Medio Oriente y del Norte de África.
Además de los problemas de seguridad (musulmanes radicales están casi con seguridad tratando de entrar en Alemania disfrazados de refugiados), el aumento de la inmigración musulmana acelerará la islamización de Alemania, un proceso que ya está en marcha.
El Islam es la religión de más rápido crecimiento en la Alemania post-cristiana. Esto se evidencia por el hecho de que un número creciente de iglesias en Alemania se está convirtiendo en mezquitas, algunas de las cuales están públicamente haciendo el llamado a la oración (adhan) con sistemas de altavoces al aire libre. El aumento es tal que algunos barrios en Alemania evocan imágenes y sonidos del Medio Oriente musulmán.
La ley islámica, la Sharia, está avanzando rápidamente por toda Alemania, con tribunales islámicos que ahora operan en todas las grandes ciudades alemanas. Los expertos advierten que este "sistema de justicia paralelo" está socavando el Estado de derecho en Alemania, pero los funcionarios del gobierno son "impotentes" para hacer algo al respecto. Al mismo tiempo, los jueces alemanes se refieren cada vez más y se someten a la ley Sharia en los tribunales alemanes.
La poligamia, aunque ilegal bajo la ley alemana, es común entre los musulmanes en las principales ciudades alemanas. En Berlín, por ejemplo, se estima que un tercio de los hombres musulmanes que viven en el distrito de Neukölln tiene dos o más esposas.
Según un documental difundido por RTL, una de los principales medios de comunicación de Alemania, los musulmanes que residen en Alemania se aprovechan de las ventajas del sistema de seguridad social de manera rutinaria, llevando dos, tres o cuatro mujeres de países musulmanes a Alemania, y luego casándose con ellas en presencia de un imán (un líder religioso musulmán). Una vez en Alemania las mujeres solicitan prestaciones sociales, incluyendo el costo de una casa separada para ellas y para sus hijos, pretendiendo ser "madres solteras con niños".
Aunque el fraude a la seguridad social cometido por los inmigrantes musulmanes es un "secreto a voces" que le cuesta a los contribuyentes alemanes millones de euros cada año, las agencias gubernamentales son reacias a tomar medidas debido a lo políticamente correcto, según RTL.
El incremento de crímenes violentos perpetrados por inmigrantes sin empleo del Medio Oriente y de los Balcanes, ha convertido partes de las ciudades alemanas en "áreas de anarquía" — áreas que son zonas "no-go" para la policía.
En Wuppertal, grupos de musulmanes radicales barbudos que se hacen llamar la "policía de la Sharia" han tratado de imponer la ley islámica en las calles, distribuyendo panfletos amarillos que explican el código de conducta islámico en las zonas Sharia de la ciudad. En Hamburgo, los radicales musulmanes se han infiltrado en decenas de escuelas primarias y secundarias, donde imponen las normas y los valores islámicos a estudiantes y profesores no musulmanes.
En Berlín, las autoridades locales han ignorado las leyes que prohíben vestimentas religiosas en los edificios públicos, para que las mujeres musulmanas pueden usar pañuelos en la cabeza. En Baviera, los niños musulmanes están exentos de las visitas obligatorias a los antiguos campos de concentración como parte de los programas de educación acerca del Holocausto.
En Bremen, los funcionarios de la ciudad firmaron un acuerdo con una poderosa comunidad musulmana de 40.000 personas. El acuerdo garantiza la protección de los bienes de la comunidad musulmana, la aprobación para construir mezquitas con minaretes y cúpulas, la asignación de tierras para cementerios musulmanes, el suministro de alimentos halal en cárceles y hospitales, el reconocimiento de tres festivos musulmanes, la representación musulmana en las instituciones del Estado y otros derechos y privilegios.
Más de 700 musulmanes alemanes se han unido al Estado Islámico, y algunos de ellos continúan recibiendo beneficios de seguridad social del Estado, mientras combaten en los campos de batalla en el Medio Oriente. Los jihadistas que han regresado a Alemania y plantean una grave amenaza a la seguridad nacional son, sin embargo, elegibles para recibir beneficios de nuevo.
Alemania es el hogar de más de 7.000 salafistas que se adhieren a una rama del Islam radical que se opone vehementemente al orden democrático de Alemania. Los funcionarios alemanes dicen que 1.000 de estas personas son especialmente peligrosas (se cree que algunos se han unido a células dormidas) y podrían atacar en cualquier momento.
Al mismo tiempo, sin embargo, los salafistas tienen permitido hacer proselitismo abiertamente en las calles alemanas para encontrar a nuevos reclutas y con ello aumentar su número. En una iniciativa de reclutamiento reciente, los salafistas lanzaron una campaña nacional sin precedentes, "Un Corán en cada hogar", para distribuir 25 millones de copias gratuitas del Corán, traducido al idioma alemán, a todos los hogares alemanes.
Y, sin embargo, los guardianes del multiculturalismo alemán han estado trabajando horas extras para silenciar a los críticos del incremento del Islam en Alemania. En Baviera, por ejemplo, los activistas alemanes que se oponen a la construcción de una mega-mezquita en Múnich han sido clasificados como "extremistas" y están siendo monitoreados por la inteligencia alemana.
Los medios alemanes constantemente acusan de fomentar un lenguaje de odio a quienes hablan del aumento del Islam, en un esfuerzo solapado por tratar de intimidarlos y silenciarlos. Un objetivo particular de su enojo es una popular página de Internet en alemán, llamada Políticamente Incorrecto (PI), que con los años se ha convertido en una importante fuente de información para quienes están preocupados por la propagación del Islam en Alemania. El lema de PI es "Contra la corriente principal, pro-América, pro-Israel, contra la islamización de Europa". No es sorprendente que las élites de los medios alemanes quieren cerrarla.
Es muy posible que la canciller alemana Angela Merkel — quien recientemente admitió que el multiculturalismo alemán ha fracasado — vea la inmigración masiva proveniente del mundo musulmán como la solución al colapso de la tasa de natalidad en Alemania, que se encuentra entre las más bajas del mundo.
El gobierno alemán espera que la población disminuya de unos 81 millones de hoy a 67 millones en 2060, aunque la oficina de estadísticas de Alemania, Destatis, informó recientemente que los altos niveles de inmigración causarían que la población del país disminuya más lentamente de lo esperado.
Un estudio realizado por el Instituto de Economía Mundial con sede en Hamburgo, ha advertido que la baja tasa de natalidad amenaza la viabilidad a largo plazo de la economía alemana. "Ningún otro país industrial se está deteriorando a esta velocidad a pesar de la fuerte afluencia de trabajadores migrantes jóvenes", decía el informe. "Alemania no puede seguir siendo un centro de negocios dinámico a largo plazo sin un fuerte mercado laboral".
Alemania tendrá que hacer un trabajo mucho mejor integrando a los inmigrantes para que puedan ser una ganancia neta para la economía alemana. Un estudio reciente realizado por el Instituto de Investigación Económica de Colonia reveló que los inmigrantes musulmanes tenían más probabilidades de estar desempleados y de vivir a costa de la seguridad social del estado, que cualquier otro grupo de inmigrantes en Alemania. El informe dice que las altas tasas de desempleo se deben a la falta de logros educativos y de competencias laborales.
Mientras tanto, la crisis migratoria no muestra signos de disminuir. En una cumbre sobre migración celebrada en Viena el 27 de agosto, el comisario de Política Europeo de Vecindad y Negociaciones de Ampliación, Johannes Hahn, dijo: "Hay 20 millones de refugiados que esperan a las puertas de Europa. 10 a 12 millones de Siria, 5 millones de palestinos, 2 millones de ucranianos y cerca de 1 millón en el Cáucaso meridional".
El 21 de agosto, Alemania suspendió el llamado Reglamento de Dublín — una ley que requiere que las personas que buscan refugio dentro de la UE lo hagan en el primer país de Europa al que llegan — para los solicitantes de asilo procedentes de Siria. Esto significa que los sirios que llegan a Alemania pueden permanecer allí mientras sus solicitudes están siendo procesadas. Los críticos dicen que la medida animará aún más a los migrantes a llegar a Alemania.
La mayoría de los alemanes parece no inmutarse por lo que está sucediendo en su país. Una encuesta de la cadena alemana ZDF del 21 de agosto, mostró que el 60% de los alemanes pensaban que su país podría hacer frente al gran número de refugiados, y el 86% dijo que Alemania era un país de inmigración.
En una entrevista con el diario Der Tagesspiegel, Aiman Mazyek, el jefe del Consejo Central de Musulmanes en Alemania, dijo que la asistencia en muchas mezquitas se ha duplicado en el último mes debido a que muchos musulmanes han estado ingresando al país. Al comentar sobre la arrolladora revolución demográfica en Alemania, Mazyek lo resumió con un eufemismo: "El número de musulmanes en Alemania aumentará significativamente".
En la cercana Hungría, el presidente Viktor Orbán ha sido uno de los pocos jefes de Estado europeos que ha hecho sonar la alarma. "Hace un año dije que vivimos en tiempos en que cualquier cosa puede pasar, y hoy todavía sostengo lo mismo", dijo recientemente. "¿Quién iba a pensar que Europa no sería capaz de proteger sus fronteras contra refugiados desarmados?", y agregó:
"Para nosotros hoy en día, lo que está en juego es Europa, el estilo de vida de los ciudadanos europeos, los valores europeos, la supervivencia o desaparición de las naciones europeas, y de una manera más precisa, su transformación más allá del reconocimiento. Hoy, la pregunta no es simplemente en qué clase de Europa nos gustaría vivir, sino si todo lo que entendemos como Europa existirá en absoluto".
Soeren Kern es analista de política europea para el Instituto Gatestone en Nueva York. Síguelo en Facebook y en Twitter.