Según la policía, solicitantes de asilo musulmanes están haciendo cumplir la ley islámica, la Sharia, en los albergues de refugiados alemanes. La policía advierte que cristianos, kurdos y yazidíes están siendo atacados por musulmanes en los albergues, con mayor frecuencia y agresividad.
Migrantes musulmanes de diferentes sectas, clanes, etnias y nacionalidades también se están atacando mutuamente. Peleas violentas — que a veces involucran a cientos de migrantes — son ahora pan de cada día.
La policía dice que los albergues, donde miles de migrantes están alojados durante meses en espacios reducidos, son hervideros listos para explotar; y pide con urgencia que los migrantes de diferentes religiones sean alojados en instalaciones separadas.
Algunos políticos responden que dicha segregación iría en contra de los valores multiculturales de Alemania, mientras que otros dicen que la separación de cientos de miles de migrantes por religión y nacionalidad sería logísticamente imposible.
A medida que las consecuencias de la migración desenfrenada se hacen evidentes, la corriente de la opinión pública se está volviendo en contra de la política de puertas abiertas del gobierno. Los observadores dicen que la canciller alemana, Ángela Merkel, la mujer más poderosa del mundo, pudo haber encontrado su Waterloo.
Un informe publicado el 27 de septiembre por el diario Die Welt, deja al descubierto los ataques cometidos por los musulmanes contra los cristianos en los albergues de refugiados alemanes. El periódico documentó una entrevista realizada a un iraní convertido al cristianismo, que dijo:
"En Irán, la Guardia Revolucionaria arrestó a mi hermano en una iglesia ubicada en una casa. Hui de los servicios secretos iraníes porque pensé que en Alemania finalmente podría vivir mi fe sin ser perseguido. Pero en el albergue de refugiados no puedo admitir que soy cristiano o enfrentaría amenazas.
"Los musulmanes me despertaban antes del amanecer durante el Ramadán diciéndome que debía comer antes de la salida del sol. Cuando me negaba, me llamaban kuffar, incrédulo. Me escupían. Me trataban como un animal. Amenazaban con matarme".
En un albergue de refugiados en Hemer, una ciudad de Renania del Norte-Westfalia, 10 solicitantes de asilo de Argelia atacaron a una pareja cristiana de Eritrea con botellas de vidrio. Los musulmanes dijeron que estaban enojados porque el hombre llevaba una cruz. Le arrancaron la cruz del cuello y le robaron su dinero y el teléfono celular.
Die Welt también entrevistó a una familia cristiana iraquí, de Mosul, que estaba viviendo en un albergue de refugiados en la ciudad bávara de Freising. El padre dijo que las amenazas de los islamistas eran algo cotidiano. "Ellos le gritaron a mi esposa y golpearon a mi hijo", dijo. "Ellos decían: 'Vamos a matarte y a beber tu sangre'" dijo que la vida en el refugio, era como estar en una prisión.
Según Simón Jacob, director del Comité Central para los Cristianos Orientales con sede en Múnich, estos incidentes son sólo "la punta del iceberg". "El número real de ataques es muy alto", dijo. "Tenemos que esperar nuevos conflictos, traídos por los migrantes desde sus países de origen. Entre los cristianos y los musulmanes. Entre los chiitas y los sunitas. Entre los kurdos y los extremistas. Entre los yazidíes y los extremistas".
Max Klingberg, director de la Sociedad Internacional para los Derechos Humanos con sede en Frankfurt (Internationale Gesellschaft für Menschenrechte, IGFM), dice que gran parte de la agresión está siendo perpetrada por los afganos y los pakistaníes, que son "aún más islámicos que algunos sirios e iraquíes". Advierte que los conflictos en los centros de acogida de refugiados solo empeorarán:
"Tenemos que renunciar a la ilusión de que todos los que vienen aquí son activistas de derechos humanos. Un importante número de los que están llegando ahora, son al menos tan religiosamente intensos como los Hermanos Musulmanes.
"Estamos recibiendo informes de amenazas de agresión, así como de amenazas de decapitación, de suníes contra chiitas, pero los yazidíes y los cristianos son los más afectados. Los cristianos conversos que no ocultan su fe, tienen un 100% de probabilidad de ser atacados y acosados".
En una entrevista el 29 de septiembre con el diario Passauer Neue Presse, el jefe del sindicato de la policía alemana (Deutschen Polizeigewerkschaft, DPolG), Rainer Wendt, advirtió que "brutales estructuras criminales" se han apoderado de los centros de acogida de refugiados y que la policía está desbordada y no puede garantizar la seguridad. Pidió que cristianos y musulmanes sean separados antes de que alguien sea asesinado:
"Durante semanas y meses hemos sido testigos de esta violencia. Grupos basados en el origen étnico, religioso o en estructuras de clanes, se amenazan unos a otros con cuchillos y armas caseras. Cuando estos grupos luchan entre sí por la noche, todos los ciudadanos alemanes que le dieron la bienvenida a los migrantes con los brazos abiertos en la estación de tren de Múnich están profundamente dormidos, pero los policías están despiertos y en el medio...
"Sólo podemos estimar la verdadera magnitud de la violencia porque las mujeres y los niños a menudo tienen miedo de presentar una queja. Ya que también se trata de abuso sexual y violaciones...
"Los sunitas están peleando contra los chiitas, hay competencia de grupos salafistas. Ellos están tratando de imponer sus reglas en los refugios. Los cristianos están siendo oprimidos masivamente y se está aplicando la ley Sharia. Las mujeres se ven obligadas a cubrirse. Los hombres se ven obligados a rezar. Los islamistas quieren introducir su orden y sus valores en los refugios".
Wendt dio la entrevista días después de que 300 migrantes de Albania se enfrentaron contra 70 migrantes paquistaníes en un albergue de refugiados en Calden, una ciudad en el estado de Hesse, el 27 de septiembre. Más de una docena de personas, entre ellas tres policías, resultaron heridas en la pelea, que estalló después de que dos migrantes se enzarzaron en una riña mientras estaban haciendo fila en la cantina. 50 agentes de la policía necesitaron varias horas para restablecer el orden en el refugio, que alberga a 1.500 migrantes procedentes de 20 países diferentes.
Más de 60 migrantes, entre ellos diez niños, resultaron heridos después de que paquistaníes y sirios se enfrentaron violentamente en el mismo refugio el 13 de septiembre. La lucha estalló poco después de medianoche, cuando alguien roció mace en una tienda de campaña llena de migrantes dormidos. Por más de una semana la policía no le informó al público acerca de la pelea, al parecer para evitar alimentar los sentimientos anti-inmigrantes.
Peleas violentas se están convirtiendo en algo común en los albergues de refugiados alemanes en todo el país.
El 30 de septiembre, los migrantes se alborotaron en un centro de refugiados en Braunschweig, una ciudad en la Baja Sajonia. El 29 de septiembre, migrantes sirios se enfrentaron en un albergue de refugiados en Gerolzhofen, un pequeño pueblo de Baviera. También el 29 de septiembre, migrantes de Argelia y Mali se enfrentaron en un centro de refugiados en Engelskirchen, una ciudad de Renania del Norte-Westfalia.
El 28 de septiembre, más de 150 sirios y paquistaníes se enfrentaron en un albergue de refugiados en Nöthnitzer Straße en Dresde. Los migrantes se atacaron unos a otros con tablas de madera y barras de metal. Dos docenas de policías fueron necesarias para restablecer el orden. Más de 30 sirios y paquistaníes se enfrentaron en el mismo refugio el 10 de agosto.
También el 28 de septiembre, entre 100 y 150 migrantes de diferentes nacionalidades se enfrentaron en un albergue de refugiados en Donaueschingen. El problema comenzó por una disputa acerca de quién debería utilizar las duchas primero. El 22 de septiembre, más de 400 migrantes marcharon por la ciudad para protestar por las condiciones en el mismo refugio. El 15 de septiembre, un hombre migrante fue atacado por otro migrante por usar un baño para mujeres en el refugio.
El 24 de septiembre, alrededor de 100 sirios y afganos se enfrentaron en un albergue de refugiados en Leipzig, la ciudad más grande de Sajonia. La lucha estalló después de que un joven afgano de 17 años le lanzó un cuchillo a una niña siria de 11 años, en el refugio, que alberga a 1.800 migrantes. El 23 de septiembre, los migrantes se enfrentaron en un albergue de refugiados para menores no acompañados en Núremberg.
El 3 de septiembre, migrantes sirios atacaron a los guardias de seguridad en un albergue de refugiados en el distrito Moabit de Berlín. También el 3 de septiembre, migrantes iraquíes atacaron a los guardias de seguridad en un albergue de refugiados en Heidelberg. Un total de 21 coches patrulla fueron enviados para restablecer el orden. El 2 de septiembre, migrantes de Argelia y de Túnez se enfrentaron en el mismo refugio. Una docena de coches de policía fueron desplegados para restaurar el orden.
El 3 de septiembre, migrantes se enfrentaron en un albergue de refugiados en Hövelhof, una ciudad de Renania del Norte-Westfalia. El 2 de septiembre, migrantes se enfrentaron en un centro de refugiados en Wolgast, una ciudad en Mecklemburgo-Pomerania Occidental. También el 2 de septiembre, migrantes se enfrentaron en un centro de refugiados en Gütersloh, una ciudad de Renania del Norte-Westfalia.
El 1 de septiembre, migrantes se enfrentaron en un albergue de refugiados en Delitzsch, una ciudad en Sajonia. Un migrante tunecino de 27 años, murió tras ser apuñalado por un migrante marroquí de 27 años. También el 1 de septiembre, un migrante somalí de 15 años, apuñaló a un migrante egipcio de 15 años con unas tijeras en un centro de refugiados en el distrito Groß Borstel de Hamburgo.
El 1 de septiembre, migrantes de Somalia, de Siria y de Albania se enfrentaron en un centro de refugiados en Tegernsee, un pequeño pueblo de Baviera. También el 1 de septiembre, migrantes se enfrentaron en un albergue de refugiados en Heidelberg.
El 31 de agosto, migrantes libios y tunecinos se enfrentaron en un albergue de refugiados en Hoyerswerda, una ciudad en Sajonia. También el 31 de agosto, migrantes se enfrentaron entre sí y con los guardias de seguridad en un albergue de refugiados en Heidelberg. El 30 de agosto, un migrante sudanés de 25 años, fue detenido por participar en un alboroto en un albergue de refugiados en Jesteburg, una pequeña ciudad de la Baja Sajonia.
El 29 de agosto, un migrante argelino de 17 años, fue arrestado por robar los teléfonos celulares de otros migrantes en un centro de refugiados en Elzach, una ciudad en Baden-Württemberg. El 25 de agosto, 60 migrantes participaron en un alboroto en un albergue de refugiados en Karlsruhe.
El 24 de agosto, un migrante de Montenegro fue apuñalado por un migrante de Argelia en un albergue de refugiados en Seevetal, una ciudad de la Baja Sajonia.
El 22 de agosto, migrantes afganos se enfrentaron en un albergue de refugiados en Rotenburg, una ciudad en Hesse. También el 22 de agosto, al menos 20 migrantes protagonizaron un alboroto en un centro de refugiados en Grafing, un pueblo cerca de Múnich.
El 21 de agosto, migrantes se enfrentaron en un centro de refugiados en Schwetzingen, en Baden-Württemberg. También el 21 de agosto, migrantes se enfrentaron en un centro de refugiados en el distrito Marienthal de Hamburgo.
El 16 de agosto, 50 migrantes se atacaron unos a otros con ramas de árboles, sombrillas y contenedores de basura en un centro de refugiados en Friedland, una ciudad de la Baja Sajonia. La instalación, que tiene una capacidad para 700 personas, acoge a 2.400 migrantes.
El 19 de agosto, al menos 20 migrantes sirios alojados en un hacinado albergue de refugiados en la ciudad de Suhl al oriente de Alemania, intentaron linchar a un migrante afgano después de que éste arrancó páginas de un Corán y las tiró en un inodoro. Más de 100 agentes de la policía intervinieron; fueron atacados con piedras y bloques de cemento. En el enfrentamiento resultaron heridas 17 personas, incluyendo 11 refugiados y seis policías. El afgano se encuentra bajo protección policial. El presidente del estado alemán de Turingia, Bodo Ramelow, dijo que para evitar este tipo de violencia en el futuro, los musulmanes deben ser separados según su nacionalidad.
El 10 de agosto, 40 migrantes se enfrentaron en un albergue de refugiados en Bremer Straße en Dresde.
El 1 de agosto, 50 sirios y afganos se enfrentaron en el mismo refugio. Más de 80 agentes de la policía fueron necesarios para restablecer el orden.
Según Jörg Radek, vicepresidente del sindicato de la policía de Alemania, (Gewerkschaft der Polizei, PIB), la policía ha llegado al "punto de ruptura absoluta" y los migrantes cristianos y musulmanes deben ser alojados separadamente. En una entrevista el 28 de septiembre con el periódico Die Welt, Radek dijo:
"Cada vez más nuestros oficiales están siendo llamados a responder a enfrentamientos en los albergues de refugiados. Cuando hay 4.000 personas en un albergue que sólo tiene espacio para 750, esto genera agresividad, donde, incluso algo tan insignificante como caminar al baño puede terminar en puñetazos.
"Debemos hacer todo lo posible para evitar nuevos brotes de violencia. Creo que tiene mucho sentido separar a los migrantes de acuerdo a su religión".
No todo el mundo está de acuerdo. En una entrevista con la televisión N24, el ex alcalde del distrito berlinés de Neukölln, Heinz Buschkowsky, advirtió que si se separa a los migrantes por religión y nacionalidad, Alemania se arriesga a un establecimiento permanente de sociedades paralelas en todo el país.
Buschkowsky dijo que la primera lección que los migrantes deben aprender cuando llegan a los países occidentales es la tolerancia, y si ellos se niegan a aceptar a personas de otras religiones, sus solicitudes de asilo deben ser rechazadas. Expresó pesimismo acerca de la posibilidad de integrar a la actual ola de migrantes dentro de la sociedad alemana: "La mayor parte de los migrantes que llegan aquí no pueden ser integrados".
Mientras tanto, el jefe de la inteligencia alemana, Hans-Georg Maaßen, advirtió que los musulmanes radicales en Alemania están recorriendo los centros de acogida de refugiados en busca de nuevos reclutas. Él dijo:
"Muchos de los solicitantes de asilo tienen un trasfondo religioso sunita. En Alemania hay una escena salafista que ve esto como un caldo de cultivo. Estamos observando que los salafistas están apareciendo en los refugios disfrazados de voluntarios y colaboradores, buscando deliberadamente contacto con los refugiados para invitarlos a sus mezquitas y reclutarlos para su causa".
El editor del periódico Neue Westfälische, Ansgar Mönter, informa que los salafistas en Bielefeld, una ciudad de Renania del Norte-Westfalia, ya se han infiltrado en los centros de refugiados de la zona llevando juguetes, frutas y verduras para los migrantes.
Mönter dice que políticos "ingenuos" están contribuyendo a la radicalización de los refugiados al pedir que los principales grupos musulmanes del país se acerquen a los migrantes.
Mönter señala que todos los principales grupos musulmanes en Alemania abrazan interpretaciones fundamentalistas del Islam y tienen una perspectiva anti-occidental. Algunos grupos tienen vínculos con los Hermanos Musulmanes, mientras que otros quieren implementar la ley Sharia en Alemania. Según Mönter, los políticos no deberían estar alentando a estos grupos a establecer contacto con los nuevos migrantes.
Soeren Kern es analista de política europea para el Instituto Gatestone en Nueva York. Síguelo en Facebook y en Twitter. Su primer libro, Global Fire, estará a la venta a principios de 2016.