El número de salafistas en Alemania se ha duplicado en los últimos cinco años y ahora supera la cifra de los diez mil por primera vez, según la BfV, el servicio de inteligencia doméstica de Alemania. La BfV calcula que Alemania residen este momento más de 25.000 islamistas, de los cuales casi 2.000 representan una inmediata amenaza de atentado.
Las nuevas cifras se incluyen en el último informe anuals de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución (Bundesamft für Verfassungsschutz o BfV), y presentadas por el ministro del Interior, Horst Seehofer, y el presidente de la BfV, Hans-Georg Maaßen, el 24 de julio en Berlín.
El informe, considerado el indicador más importante de la seguridad doméstica en Alemania, presenta una lúgubre imagen. La BfV calcula que el número de islamistas en Alemania creció hasta al menos los 25.810 a finales de 2017, desde los 24.425 en 2016.
Extrañamente, el informe no proporciona ningún cálculo del número de seguidores del Estado Islámico o Al Qaeda que viven en Alemania. En consecuencia, la cifra actual de islamistas en Alemania es indudablemente superior a los 25.810.
Según el informe, los salafistas comprenden al grupo islamista individual más grande de Alemania. El número de salafistas en Alemania se disparó a los 10.800 en 2017, desde los 9.700 en 2016; los 8.350 en 2015; los 7.000 en 2014; los 5.500 en 2013; y los 4.500 en 2012.
El informe de la BfV dice:
Los salafistas se consideran a sí mismos defensores de un islam original, no adulterado. Modelan su práctica religiosa y su estilo de vida exclusivamente según los principios del Corán, el profeta Mahoma y las tres primeras generaciones de musulmanes, los llamados "piadosos antepasados" (Al-Salaf al-Sali, en árabe). En consecuencia, los salafistas quieren establecer una "teocracia" según su interpretación de las reglas de la sharia, en la que el orden liberal democrático deja de tener vigencia.
Los salafistas políticos y los salafistas yihadistas comparten la misma ideología básica. Difieren principalmente en los medios por los cuales quieren alcanzar su objetivo, la "teocracia salafista". Los salafistas políticos diseminan su ideología islamista mediante una intensa actividad propagandística —a la que llaman "trabajo misionero" (Dawa)— para transformar la sociedad, mediante un proceso a largo plazo, según las normas salafistas.
Muchos salafistas políticos se posicionan contra el terrorismo. Hacen hincapié en la naturaleza pacífica del islam y rechazan la incitación directa a la violencia. Sin embargo, hay que señalar que el salafismo político tiene una relación ambivalente con la violencia, porque por principio no excluye la violencia de inspiración religiosa como medio para alcanzar sus objetivos.
En sus interpretaciones del islam, los salafistas políticos hacen un uso selectivo de las obras clásicas de la literatura jurídica islámica, que afirma una fuerte afinidad con la violencia a la hora de tratar con no musulmanes. Los salafistas creen que la reivindicación universal del islam, a causa de su superioridad, como el plan divino de salvación para toda la humanidad, debe imponerse por la fuerza si es necesario. Por lo tanto, la afirmación fundamental de la violencia es una parte intrínseca de la ideología salafista.
Las dos corrientes salafistas tienen diferentes visiones, aunque fácilmente conectables entre sí, acerca de las condiciones previas en que debería utilizarse la violencia. Esto explica la fluida transición del salafismo político al yihadista.
El informe de la BfV señala que los salafistas se están centrando en sus intentos de proselitismo y reclutamiento entre los migrantes que buscan refugio en Alemania:
Bajo la apariencia de la ayuda humanitaria, los islamistas consiguen radicalizar a los migrantes. En el pasado, los salafistas en particular intentaban llegar a los migrantes. Visitaban los centros de refugiados con este propósito y les ofrecían ayuda. Su objetivo no eran sólo los migrantes adultos, también los adolescentes sin acompañante que, debido a sus circunstancias y su edad, son particularmente susceptibles a las actividades misioneras salafistas.
Las diversas actividades propagandísticas de los salafistas, a las que restan importancia presentándolas como "proselitismo" o "invitación al islam" —en realidad un adoctrinamiento sistemático y a menudo también el comienzo de la radicalización— cumplen su objetivo: el salafismo es la tendencia islamista que más rápido crece en Alemania.
La escena salafista representa el campo de reclutamiento básico para la yihad. Casi sin excepción, todas las personas con vínculos alemanes que se han unido a la yihad han estado previamente en contacto con la escena salafista.
Según la BfV, el crecimiento del movimiento salafista de Alemania está siendo alimentado en parte por los migrantes de Chechenia:
Dentro de la escena salafista de Alemania, están cobrando importancia actores del Cáucaso septentrional, especialmente de la república rusa de Chechenia. Se ven particularmente afectados los estados federales del este y el norte de Alemania, así como Renania del Norte-Westfalia.
La escena islamista del Cáucaso septentrional se caracteriza por rasgos y redes que se extienden a toda Europa. En gran parte se encuentra blindada al exterior. Un factor crítico en la radicalización es el espectro del contacto personal, que conecta elementos de la religión y la estructura de clanes tradicional. El Cáucaso septentrional islamista ha trabado contactos con organizaciones yihadistas de Oriente Medio debido al "éxito" de los combatientes del Cáucaso septentrional en Siria o Irak.
El informe del BfV establece un vínculo directo entre el aumento del antisemitismo en Alemania y el auge de los movimientos islamistas en el país:
La propaganda islamista suele combinar motivos religiosos, territoriales y/o político-nacionales con una cosmovisión antisemita. La "imagen del judaísmo enemigo" representa por tanto un pilar fundamental de la propaganda de todas las organizaciones islamistas. [...]
La BfV registró un alto número de incidentes antisemitas en 2017. El espectro de los incidentes iba desde pancartas contra Israel en actos públicos y sermones antisemitas a comentarios antisemitas en las redes sociales y ataques selectivos verbales o físicos contra judíos.
El BfV ha descubierto que todas las organizaciones islamistas activas en Alemania difundieron y alimentaron ideas antisemitas. Esto representa un importante desafío a la convivencia pacífica y tolerante en Alemania.
Según la BfV, el segundo mayor movimiento islamista en Alemania es Millî Görüş ("Visión Nacional", en turco), que cuenta con alrededor de 10.000 miembros en el país. El movimiento se opone tajantemente a la integración de los musulmanes en la sociedad europea:
El movimiento cree que un orden político "justo" es aquel que se basa en la "revelación divina", mientras que aquellos sistemas diseñados por los humanos son "egoístas". Actualmente, la "egoísta" civilización occidental domina, apoyada en la violencia, la injusticia y la explotación de los débiles. Este sistema "egoísta" debe ser reemplazado por un "orden justo", basado exclusivamente en los principios islámicos, y no en los que han sido creados por el hombre y por lo tanto se basan en "normas arbitrarias". Todos los musulmanes deberían contribuir a hacer realidad el "orden justo". Para ello, los musulmanes deben adoptar una determinada visión (Görüş) del mundo, en concreto, una visión (Milli) nacional/religiosa, una "Millî Görüş".
Además de los salafistas y la Millî Görüş, la BfV calcula que en Alemania se encuentran hasta 1.040 miembros de los Hermanos Musulmanes, 950 miembros de Hezbolá y 320 miembros de Hamás.
Tras presentar el informe de la BfV, el ministro del Interior, Horst Seehofer, exigió que el Gobierno acelerara las deportaciones de islamistas. "En este ámbito, no tenemos nada bajo control", concluyó.
Miles de personas escuchan en Hamburgo, Alemania, al predicador salafista Pierre Vogel el 9 de julio de 2011. (Foto: Christian Augustin/Getty Images). |
Soeren Kern es analista de política europea para el Instituto Gatestone en Nueva York.