El presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, y otros miembros de su gobierno han amenazado repetidas veces con inundar Europa con inmigrantes. El 5 de septiembre, Erdoğan dijo que Turquía prevé repatriar a un millón de inmigrantes sirios a una "zona segura" del norte de Siria y amenazó con reabrir la ruta migratoria a Europa si no recibía un adecuado apoyo internacional para el plan. "O esto pasa, o tendremos que reabrir las puertas". En la imagen: Erdoğan habla en la ONU el 24 de septiembre de 2019. (Foto de Stephanie Keith/Getty Images) |
Grecia se ha vuelto a convertir una vez más en la "zona cero" de la crisis migratoria de Europa. Más de 40.000 inmigrantes llegaron a Grecia durante los primeros nueve meses de 2019, y más de la mitad de ellos llegaron en los últimos tres meses, según nuevos datos recopilados por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
El aumento en las llegadas de los inmigrantes a Grecia durante el tercer trimestre de 2019 —5.903 llegadas en julio; 9.341 en agosto; y 10.294 en septiembre— ha coincidido con las repetidas amenazas del presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, y otros miembros de su gobierno de inundar Europa con inmigrantes musulmanes.
Aunque el número de llegadas de inmigrantes a Grecia está aún muy por debajo de las llegadas en el pico más alto de la crisis migratoria en 2015, cuando más de un millón de inmigrantes de África, Asia y Oriente Medio llegaron a Europa, el reciente aumento de llegadas indica que las amenazas de Erdoğan de reanudar la crisis migratoria se están convirtiendo en realidad.
En marzo de 2016, los funcionarios europeos negociaron el acuerdo migratorio con Turquía, por el cual la UE ofrecía a Turquía una serie de incentivos económicos y políticos a cambio de la promesa de Ankara de frenar el flujo de migrantes de Turquía a Grecia.
Los funcionarios europeos, que negociaron a toda prisa, le prometieron a Turquía más de lo que le podían dar, en concreto, el controvertido compromiso de conceder la exención de visado a los 80 millones de ciudadanos de Turquía para viajar sin restricciones a la Unión Europea.
Desde que el acuerdo entró en vigor, Turquía y la UE se han acusado mutuamente de no cumplir su parte del acuerdo, y Erdoğan ha amenazado repetidas veces con permitir que una cantidad potencial de millones de migrantes entre en Grecia.
En la práctica, el acuerdo entre la UE y Turquía redujo sustancialmente el flujo migratorio de Turquía a Grecia. En consecuencia, las rutas migratorias se desplazaron desde Grecia a Italia, que en 2016 sustituyeron Grecia como principal punto de entrada para los inmigrantes que intentaban llegar a Europa.
Después de que el exministro del Interior italiano Matteo Salvini anunciara las políticas migratorias de línea dura en junio de 2018, el número de llegadas a Italia se redujo drásticamente, desde los 119.369 en 2017 a los 23.370 en 2018, un descenso del 80%, según la OIM.
Como resultado de la mano dura de Italia con la inmigración ilegal, los flujos migratorios a Europa se desplazaron aún más al oeste, en dirección a España, que en 2018 sustituyó a Italia como principal puerta de entrada para la inmigración ilegal. Más de 65.000 inmigrantes llegaron a España en 2018, según la OIM.
Sin embargo, el resurgimiento de la migración masiva de Turquía a Grecia ha devuelto a Grecia su papel anterior como la principal puerta de entrada europea para la migración masiva. Grecia recibió el doble de inmigrantes durante los primeros nueve meses de 2019, al igual que España, según la OIM.
Grecia recibió más inmigrantes —25.538— entre julio y septiembre que en los primeros seis meses del año sumados. Los flujos migratorios se han disparado casi un 180%, desde una media de 100 llegadas diarias durante la primera mitad de 2019 a una media de 277 llegadas diarias durante el tercer trimestre.
El Gobierno griego ha dicho que Erdoğan controla personalmente los flujos migratorios a Grecia y los activa y los desactiva para extraer más dinero y otras concesiones políticas de la Unión Europea. En los últimos meses, el Gobierno turco ha amenazado repetidas veces con abrir las compuertas de la inmigración masiva a Grecia y, por extensión, al resto de Europa.
El 19 de febrero, Erdoğan afirmó que Turquía había gastado 37.000 millones de dólares para atender a los sirios desplazados desde 2011, y acusó a la UE de no hacer nada para ayudar con esa carga. Añadió que, si no se podían repatriar los 3,6 millones de sirios en Turquía, acabarán en Europa.
El 22 de junio, el ministro de Exteriores turco, Mevlüt Çavuşoğlu, dijo que Turquía había suspendido un acuerdo bilateral de readmisión de inmigrantes con Grecia porque Atenas había puesto en libertad a ocho soldados turcos que habían huido a Grecia tras el fallido golpe de Estado de julio de 2016 en Turquía. Ankara ha exigido que sean extraditados, pero los tribunales griegos han rechazado la petición. Los soldados han negado cualquier delito y dicen que temen por su vida.
El 21 de julio, el ministro del Interior turco, Süleyman Soylu, acusó a los países europeos de dejar a Turquía abandonada para abordar el problema migratorio. En unas declaraciones publicadas por la agencia de noticias estatal Anadolu, advirtió: "Nos enfrentamos a la mayor ola migratoria de la historia. Si abrimos las compuertas, ningún gobierno europeo podrá sobrevivir más de seis meses. Les aconsejamos que no pongan a prueba nuestra paciencia".
El 22 de julio, Çavuşoğlu dijo que Turquía había suspendido el acuerdo migratorio entre la UE y Turquía porque la UE no había aprobado la liberalización de los visados para los ciudadanos turcos. También vinculó la suspensión a una decisión del 15 de julio de los ministros de Exteriores de la UE de interrumpir las conversaciones de alto nivel con Ankara, como parte de las sanciones por las prospecciones de petróleo y gas turcas en la costa de Chipre.
El 5 de septiembre, Erdoğan dijo que Turquía prevé repatriar a un millón de inmigrantes sirios a una "zona segura" del norte de Siria y amenazó con reabrir la ruta migratoria a Europa si no recibía un adecuado apoyo internacional para el plan. "O esto pasa, o tendremos que abrir las puertas", dijo Erdogan.
El 8 de septiembre, Erdoğan amenazó con inundar la Unión Europea con 5,5 millones de refugiados sirios a menos que reciba el apoyo internacional para la creación de una "zona segura" en el norte de Siria. "Si no nos dan el apoyo necesario para esta lucha, entonces no podremos frenar a los 3,5 millones de refugiados de Siria y otros dos millones de personas que llegarán a nuestra frontera en Idlib", dijo Erdogan en un mitin en Malatya, en la región de Anatolia al este de Turquía.
El primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, le pidió a Turquía que dejara de "intimidar" a Grecia. "El señor Erdoğan debe entender que no puede amenazar a Grecia y a Europa para intentar asegurarse más recursos para manejar el problema migratorio", dijo. "Europa ha dado mucho dinero, 6.000 millones de euros en los últimos años, en el marco de un acuerdo entre Europa y Turquía, que ha sido mutuamente beneficioso".
Sin embargo, Erdoğan parece tener la carta más alta en esta disputa. El 29 de agosto, por ejemplo, 16 barcos con un total de 650 inmigrantes a bordo llegó al pueblo griego de Skala Sykamineas, en la isla de Lesbos, según la organización sin ánimo de lucro Aegean Boat Report. Todos los barcos eran nuevos y llegaron al mismo lugar en menos de una hora, lo que indica que el flujo masivo era una operación coordinada por bandas y traficantes de personas, presumiblemente con la tácita aprobación del Gobierno turco. Fue la mayor llegada de inmigrantes a Lesbos desde la costa turca desde la crisis migratoria de 2015-2016.
Las llegadas masivas a Grecia han continuado sin cesar: 2.441 inmigrantes llegaron durante la primera semana de septiembre; 1.781 llegaron durante la segunda semana; 2.609 llegaron durante la tercera semana; y 3.463 llegaron durante la cuarta semana.
"Estamos viendo inmensas olas que traen los traficantes utilizando nuevos métodos y barcos mejores y más rápidos", dijo el ministro de Protección Civil de Grecia, Michalis Chrysochoidis. "Si la situación continuara, se repetiría otra vez la de 2015. Vamos a tomar medidas para proteger nuestras fronteras y vamos a ser mucho más estrictos y mucho más rápidos para aplicarlas".
El 30 de septiembre, el primer ministro Kyriakos Mitsotakis anunció una serie de medidas para abordar los flujos migratorios. Dijo que su gobierno quiere devolver 10.000 inmigrantes a Turquía para finales de 2020. El plan presupone que Turquía los aceptará de vuelta. Mitsotakis también dijo que el Gobierno reforzará los controles fronterizos, aumentará las patrullas marinas en el Egeo, cerrará centros para los inmigrantes a los que se les niegue el asilo y revisará el sistema de asilo.
Los inmigrantes que están utilizando rutas de tráfico de personas con origen en Turquía también están llegando a otros países miembros de la UE, entre ellos Bulgaria, Italia y Chipre, que experimentó un aumento del 700% en las llegadas de inmigrantes durante los primeros nueve meses de 2019, en comparación con el mismo periodo en 2018, según la OIM.
El ministro del Interior chipriota, Constantinos Petrides, dijo que el aumento de las llegadas de inmigrantes desde Turquía estaba relacionada con las tensiones entre Ankara y Nicosia por las prospecciones turcas de petróleo y gas en la zona económica de Chipre.
La mayoría de los inmigrantes que llegan a Chipre lo hacen por tierra. Petrides explicó que Turquía tiene acuerdos de exención de visados con numerosos países en África y Asia, y que muchos inmigrantes pueden entrar a la Turquía continental sin restricciones. Desde allí, viajan, a menudo con la ayuda de los traficantes de personas, por aire o mar, al norte de Chipre, ocupado por Turquía. Luego son transportados a la Línea Verde de la ONU y cruzan ilegalmente a la República de Chipre, a la parte sur de la isla de habla griega que es Estado miembro de la UE.
En declaraciones a los periodistas en Bruselas, Petrides dio más detalles:
La tendencia más reciente es aún más alarmante. Es la llegada de ciudadanos de terceros países, que vuelan directamente desde Turquía al aeropuerto ocupado de Timvu [su nombre griego] o Ercan [como se conoce hoy en turco], y después entran a pie en la zona controlada por el Gobierno.
Este método nuevo de mandar refugiados en aviones y autobuses no se pudo llevar a cabo sin al menos la tolerancia de las autoridades turcas. Y no es sólo tolerancia. He hablado de las prácticas en cuanto al régimen de exención de visados, en cuanto a estas medidas políticas que alimentan este fenómeno. Está muy claro que aquí ha habido una especie de tráfico de personas institucional.
Se cree que más de 6 millones de inmigrantes están esperando en países de alrededor del Mediterráneo para cruzar a Europa, según un informe clasificado del Gobierno alemán filtrado al periódico Bild. El informe decía que un millón de personas están esperando en Libia; otro millón está esperando en Egipto; 720.000 en Jordania; 430.000 en Argelia; 160.000 en Túnez; y 50.000 en Marruecos. Más de tres millones más están esperando en Turquía.
Soeren Kern es miembro principal del Gatestone Institute, con sede en Nueva York.