Mientras prosiguen las negociaciones entre los países del P5+1e Irán, las preocupaciones por los derechos humanos bajo el régimen iraní se mantienen en segundo plano.
La Administración Obama, ante las objeciones presentadas por innumerables organizaciones pro derechos humanos, ha dejado claro que Estados Unidos no pretende modificar la naturaleza del régimen iraní, sino que el objetivo de las negociaciones es únicamente alcanzar un acuerdo aceptable sobre el enriquecimiento de uranio que Irán sigue realizando. La fecha tope para las negociaciones actualmente vigente es el 30 de junio.
Es notorio que la República Islámica de Irán es el mayor patrocinador mundial del terrorismo. Entre sus peones se encuentran organizaciones como Hezbolá en el Líbano, Hamás en la Franja de Gaza y los rebeldes huzis en el Yemen. El apoyo que brinda el régimen a la barbarie se refleja también en el propio Irán, donde sus líderes respaldan a diario atroces violaciones de los derechos humanos.
Con la fecha límite de las negociaciones a punto de cumplirse, este mes de junio no ha sido una excepción.
Según un comunicado de prensa emitido el pasado día 17 por la organización Iran Human Rights (IHR), que "defiende la lucha del pueblo iraní por los derechos humanos y sirve de altavoz para sus voces en la escena internacional", este mes el régimen de Teherán ha ejecutado a un preso cada dos horas:
Según las informaciones recopiladas por IHR, en junio han sido ejecutadas hasta ahora al menos 206 personas en diversas ciudades iraníes. 60 de las ejecuciones han sido anunciadas por fuentes oficiales, mientras que IHR ha logrado confirmar otras 146 no comunicadas por las autoridades.
"Hasta ahora, en 2015 han sido ejecutadas más de 560 personas en el país, y no estamos más que a mitad de año", afirmó en una entrevista Mahmud Amiry Mogadam, portavoz de IHR. "Es algo sin precedentes en los últimos 25 años. Por desgracia, en Irán la gente cree que la comunidad internacional prefiere no ver lo que están padeciendo".
Las ejecuciones no son más que la punta de la grúa. Como informó IHR el miércoles 17 de junio, estaba previsto que Mohamed Mogimi, abogado defensor de la activista pro derechos civiles Atena Faragadani, abandonara la cárcel el día 16, tras pasar en ella tres días. ¿Cuál había sido su delito, exactamente?
IHR lo explica:
Mohamed Mogimi fue acusado de 'relaciones ilícitas no adúlteras' por darle la mano a su clienta. Había acudido a la cárcel de Evin para reunirse con la Sra. Faragadani y preparar un escrito de apelación a su sentencia de 12 años de cárcel.
Según fuentes de IHR, el apretón de manos prohibido "se realizó en presencia de dos agentes que estaban en la sala. Atena se disculpó por ello en ese mismo momento (...) pero los agentes no lo pasaron por alto, la devolvieron a su celda y detuvieron a Mogimi allí mismo".
Mogimi fue puesto en libertad con la condición de depositar una fianza de unos 60.000 dólares.
¿Y por qué Faragadani está en la cárcel? Por realizar publicaciones en Facebook. Un tribunal revolucionario de Teherán la condenó a 12 años y 9 meses de prisión por publicaciones contrarias al Gobierno, lo que constituye "asociación y connivencia contra la seguridad nacional", "propaganda contra el Estado" e "insultos al Líder Supremo, al presidente, los miembros del Parlamento y los agentes del CGRI [Guardianes de la Revolución] del ala 2A de la prisión", según IHR.
Amiry Mogadam sostiene que
a lo que estamos asistiendo actualmente en Irán no es muy diferente de lo que está haciendo el Estado Islámico. La diferencia es que las autoridades iraníes lo hacen de forma más controlada, y representan a un país que es miembro de pleno derecho de la comunidad internacional y que tiene buenas relaciones diplomáticas con Occidente.
Ahora Occidente, ante la posibilidad de un acuerdo nuclear, podría aumentar la relevancia diplomática de Irán, sin la más mínima consideración por los derechos humanos.
Mientras los negociadores estadounidenses estrechan la mano de los diplomáticos iraníes durante la actual ronda de negociaciones en Ginebra, los ciudadanos de la República Islámica no pueden darse la mano entre ellos sin temer que se les condene a años de prisión. Mientras que las autoridades occidentales e iraníes publican actualizaciones en las redes sociales, en Irán los ciudadanos se enfrentan a penas de cárcel por mantener la postura equivocada en sus muros de Facebook.
Si el régimen iraní no puede fiarse de que sus propios ciudadanos se den la mano, ¿cómo puede fiarse Occidente de un régimen con centrifugadoras de uranio?