Desde agosto, Turquía viene bombardeando y destruyendo su Kurdistán siguiendo un mismo patrón: primero el Gobierno declara toques de queda en distritos kurdos; después, las Fuerzas Armadas atacan con armamento pesado los barrios kurdos y a todos los que viven allí. En buena medida esta masacre se debe, presumiblemente, a que los kurdos han ganado bastantes escaños en las últimas elecciones, evitando así que el presidente Recep Tayyip Erdogan obtenga la mayoría absoluta que perseguía con el fin de cambiar la Constitución para convertirse en sultán de por vida y gobernar como un autócrata. Los kurdos también están reclamando su derecho a gobernarse a sí mismos en sus tierras de origen, donde han vivido durante siglos.
Los toques de queda en 19 ciudades kurdas (desde el 10 de agosto de 2015 hasta ahora) han tenido encerrados a los kurdos y permitido a los turcos matarles más fácilmente. Hasta ahora, según la filial en Diyarbakir de la Asociación por los Derechos Humanos (IHD, por sus siglas en turco), en los últimos meses han matado a 170 civiles kurdos: 29 niños, 39 mujeres y 102 hombres. Al menos 140 personas ha sido heridas; algunas han perdido los ojos, las piernas o los brazos; otras han sido víctimas de lesiones cerebrales.
El 20 de enero, la Policía abrió fuego contra un grupo de civiles que portaban banderas blancas mientras intentaban retirar a los muertos y heridos de las calles de Cizre, una de las ciudades kurdas bajo asedio militar. La Policía mató a dos personas e hirió a otras 12.
Refik Tekin, cámara de IMC TV y galardonado periodista, estaba entre los heridos, pero siguió grabando el ataque incluso después de haber sido disparado. Ahora está en el hospital.
"El Estado aplica una política de sometimiento frente a la demanda kurda de un estatus político. Ahora que ha quedado claro, una vez más, que este problema no tiene que ver con las zanjas [que han cavado algunos jóvenes kurdos, pese a la objeción de las autoridades, para intentar detener el avance de las tropas turcas]. El Estado intenta liquidar la demanda kurda de un estatus político utilizando las zanjas como excusa", declaró Raci Bilici, director de la filial en Diyarbakir de la Asociación por los Derechos Humanos.
Mientras que el asedio militar y los ataques en el Kurdistán turco se intensifican cada día que pasa, los medios kurdos sufren una nueva oleada represiva mediante detenciones arbitrarias, violencia psíquica o bloqueos a los contenidos de sus páginas web.
El 1 de enero la Policía utilizó cañones y gases lacrimógenos contra unos ciudadanos que marchaban por el centro de Diyarbakir hacia el distrito sur para protestar por los toques de queda. Entretanto, policías enmascarados detuvieron a Baran Ok, cámara del canal de noticias Kurdsat. Ferat Mehmetoglu, representante local de Kurdsat, intentó explicar a la Policía que Baran Ok era su cámara. Desoyendo las súplicas de Mehmetoglu, el agente enmascarado se marchó a toda velocidad en su coche. Hubo un momento en que Mehmetoglu, que se había puesto delante del vehículo policial, estuvo a punto de ser atropellado por los agentes que dieron la espantada llevándose a su cámara.
Por su parte, la agencia de noticias Dicle (DIHA, por sus siglas en turco) anunció que había obtenido un documento oficial y de carácter restringido, firmado por el Mando de Batallón de Tanques, en el que se da instrucciones a las Fuerzas Armadas que operan en las ciudades kurdas y se les brinda impunidad: "Nadie del personal olvidará ni un solo momento que cualquier reserva en el uso de las armas por temor a procesos judiciales podrá tener graves consecuencias y acabar con mártires en nuestro bando; pone en peligro la supervivencia de la nación [y] ayuda a que los traidores, los terroristas y los enemigos del Estado se sientan más poderosos", podía leerse en él.
Un día después de que DIHA informara de este supuesto documento, su web estuvo bloqueada por vigésimo octava vez por la Presidencia de las Telecomunicaciones Turca (TIB, por sus siglas en turco).
El 5 de enero Ferhat Encu, miembro del Parlamento por el Partido Democrático de los Pueblos (HDP, por sus siglas en turco), preguntó en una moción parlamentaria al primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, por el documento. Aún no ha tenido respuesta. Ningún organismo turco ha confirmado o negado hasta ahora la existencia de dicho documento.
Los periodistas kurdos también están expuestos a la violencia física. El 5 de enero la policía de operaciones especiales agrupó a la fuerza a 37 personas, sacándolas de sus casas, y se las llevó a un pabellón deportivo cerrado. Una de ellas era Nedim Oruç, periodista que ha cubierto extensamente los ataques militares contra la ciudad kurda de Silopi.
Al principio no se pudo obtener ninguna información sobre Oruç, que, según la agencia de noticias DIHA, había sido maltratado, arrastrado por el suelo y secuestrado por la Policía en un coche blindado. Como resultado de la presión pública ejercida en Twitter a través del hashtag #NedimOrucNerede (dónde está Nedim Oruç), el Consejo de Seguridad de Silopi admitió que Oruç había sido detenido. Ahora está en la cárcel de Sirnak.
El mismo día la Policía hizo una redada en residencias de estudiantes y domicilios de la provincia de Van. Rojda Oğuz, estudiante universitaria y reportera de la agencia de noticias Jin (de Mujeres), compuesta únicamente de mujeres y prokurda, fue detenida junto a muchos otros estudiantes. Rojda está ahora en la cárcel de Van.
"El público turco tiene derecho a una información de fuentes y perspectivas variadas, pero el Gobierno está intentando claramente reprimir a las agencias prokurdas con estas detenciones", dijo Nina Ognianova, coordinadora para Europa y Asia Central del Comité para la Protección de los Periodistas. "Pedimos a las autoridades turcas que dejen libres a Nedim Oruç y Rojda Oğuz sin más demora y que dejen de hostigar y obstaculizar a los periodistas".
El 9 de enero, Mujeres por la Paz organizó una manifestación en el distrito de Bornova, en Izmir, para protestar por los recientes asedios y ataques militares contra distritos kurdos. La Policía detuvo a la reportera del Evrensel Eda Aktas, junto a otras 12 personas, mientras cubría la protesta, basándose en que el comunicado de prensa de los manifestantes iba contra el artículo 301 del Código Penal, que establece que es ilegal "insultar a Turquía, a la nación turca o a las instituciones turcas de gobierno".
El 5 de enero, en Silopi, tres políticas turcas –Sêvê Demir, Pakize Nayir, y Fatma Uyar– fueron asesinadas por las fuerzas del Estado.
El 10 de enero, en Izmir, cuando el Congreso Kurdo de Mujeres Libres (KJA, por sus siglas en kurdo) organizó una protesta en recuerdo de las políticas asesinadas, la Policía atacó a los manifestantes y detuvo a 35 personas, entre ellas Dilek Aykan, colíder del Partido Democrático de los Pueblos en Izmir.
La Policía impidió que Serfiraz Gezgin, periodista de la agencia kurda DIHA, y Hatice Erhan, periodista de la revista izquierdista Kizil Bayrak, grabaran imágenes de la represión policial. Otros periodistas casi no logran evitar que la Policía detuviera a Gezgin y Erhan.
Durante meses, las Fuerzas Armadas turcas han utilizado hospitales y escuelas como cuarteles militares, amenazando e incluso matando al personal médico, y obligando a miles de kurdos a huir de su tierra natal.
La violencia del Estado en el Kurdistán turco aumenta cada día: el 10 de enero, soldados turcos dispararon a quemarropa a 12 kurdos en la provincia de Van. La oficina del gobernador anunció que habían matado a 12 miembros del PKK. Las fotos de los kurdos asesinados fueron compartidas en las redes sociales, aparentemente por las fuerzas de seguridad turcas. Una cuenta de YouTube denominada Equipo de Operaciones Especiales publicó un vídeo titulado "Los cadáveres del PKK – Van/Edremit", donde aparecían los cadáveres de los kurdos asesinados con música alegre de fondo.
El reportero Bekir Gunes y el cámara Mehmet Dursun, que trabajan para IMC TV, intentaron dar continuidad a las noticias relativas a los asesinatos, pero la Policía se lo impidió. Los dos fueron detenidos y puestos en libertad once horas más tarde. "Nuestro único propósito hoy era informar de manera equilibrada de lo que había ocurrido con los ciudadanos en Van", escribió Gunes en su cuenta de Twitter. "Hoy no ha sido a nosotros a quienes han detenido, sino al derecho a la información de la gente. No nos callaremos".
En la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa de Reporteros sin Fronteras, Turquía se sitúa en el puesto 149, de 180. "La puntuación de Turquía en cuanto a situación general, que cubre áreas como la cibercensura, las demandas, los despidos de periodistas críticos y los secretos de sumario, ha empeorado, demostrando que la libertad de la información sigue disminuyendo", dice el informe.
Últimamente, las presiones sobre la libertad de expresión y de prensa han cobrado un nuevo impulso en Turquía. La última víctima ha sido un cómico y presentador de televisión, Beyazit Ozturk (Beyaz), conocido por ser apolítico y prosistema.
Beyaz se vio en medio de amenazas violentas después de que una profesora de Diyarkabir llamara a su popular programa de debates en directo y pidiera que se pusiera fin a la violencia en la región. La profesora dijo:
Los niños están muriendo aquí. Todo ese ruido de bombas, de balas... La gente, especialmente los bebés y los niños, se están enfrentando a la falta de agua, a morir de hambre. Por favor, muestren algo de sensibilidad. Mírennos, escúchennos, tiéndannos la mano. Por favor, no dejen morir a la gente. No dejen que mueran más niños.
Beyaz le dio las gracias a la profesora, dijo que él también apoyaba su mensaje de paz y pidió al público que la aplaudiera.
Kanal D [Canal D], el importante canal televisivo que emite el programa, emitió un comunicado diciendo que se les había engañado para dejar entrar la llamada. Los responsables del canal añadían: "Dogan TV y Kanal D siempre han estado al lado del Estado, desde el primer día".
El ministro turco de Educación Nacional inició una exhaustiva búsqueda para localizar a la persona que había hecho la llamada. Dijeron que ninguna profesora con ese nombre admitía haber llamado al programa.
La profesora que había llamado no dijo ni siquiera quiénes eran los que mataban, pero por alguna incomprensible razón los nacionalistas turcos, incluidas las autoridades del Estado, parecieron haberse tomado el comentario de forma personal, y lo interpretaron como "un insulto a las fuerzas de seguridad turcas" y "propaganda terrorista".
Beyaz recibió acto seguido la reacción negativa de los nacionalistas turcos, incluso amenazas de muerte en las redes sociales. Muchos usuarios de Twitter y medios progubernamentales le acusaron de "permitir la propaganda del PKK en su programa", y de "no mostrar la reacción adecuada a la llamada".
Un popular hashtag decía: "¡Beyaz, discúlpate con la Policía turca!".
Un individuo enmascarado, presuntamente un agente de operaciones especiales de la Policía, publicó en YouTube un vídeo, titulado "No olvidaremos", amenazando a Beyar por permitir en su programa una llamada desde Diyarbakir en la que se decía que los niños están muriendo.
Al final, Beyaz apareció de nuevo en Kanal D disculpándose:
Soy hijo de un policía. Piense lo que piense toda la nación turca sobre ese lugar [el sudeste de Turquía, predominantemente kurdo], yo también pienso lo mismo. Por supuesto, queremos, con todo nuestro corazón y nuestra alma, que la organización terrorista deponga las armas y que este asunto se resuelva lo antes posible. Que Alá ponga las cosas fáciles a nuestras fuerzas de seguridad en el sudeste. Estamos junto a nuestro Estado y nuestra nación.
Al final, la Policía encontró a la criminal. Ayse Celik, la profesora de arte que hizo la llamada, está siendo ahora juzgada por "hacer propaganda para la organización terrorista". Once abogados de la provincia de Antep que declararon su apoyo al mensaje de Celik también están siendo juzgados por "propaganda terrorista".
Este es el nivel de presión política y social al que se enfrenta una figura de la televisión –que no ha tenido nada que ver con el activismo político en toda su carrera– como respuesta a los deseos más inocentes y humanitarios de paz expresados por una persona que llamó a su programa. Imaginen la magnitud de la presión sobre los kurdos y los periodistas que intentan sacar a la luz los verdaderos crímenes que está cometiendo Turquía contra su minoría kurda.