Según una nota interna confidencial, fechada en enero de 2015, del mando antiterrorista del Ministerio del Interior francés, Francia ya alberga a 8.250 islamistas radicales (un aumento del 50 por ciento en un año).
Algunos de esos islamistas han ido a Siria a unirse al Estado Islámico; otros se han infiltrado en todas las capas de la sociedad, empezando por la policía y las fuerzas armadas.
Una nota interna confidencial del Departamento de Seguridad Pública, filtrada y publicada en Le Parisien, detalla 17 casos de agentes de policía radicalizados entre 2012 y 2015. En particular, se señalaba a los policías que escuchaban y reproducían cantos musulmanes mientras patrullaban.
Algunos de estos policías se han negado abiertamente a proteger las sinagogas o a guardar un minuto de silencio para conmemorar las muertes de las víctimas de atentados terroristas.
Además, la policía fue alertada sobre una agente de policía que incitó al terrorismo en Facebook, y dijo que su uniforme de policía era "un trapo sucio de la República" limpiándose las manos en él. En enero de 2015, justo después de los atentados contra Charlie Hebdo y el supermercado kosher Hypercacher en Vincennes, que dejó 17 muertos, escribió en su página de Facebook: "Ataque enmascarado dirigido por cobardes sionistas... Hay que matarlos".
Que los agentes de la policía vayan armados y tengan acceso a las bases de datos policiales sólo agrava el nerviosismo.
Aunque el cuartel central de la Policía en París afirma que estos casos son raros, han decidido hacer una revisión semanal de cualquier conducta que sobrepase el principio de la separación entre iglesia y Estado, así como los casos de agentes musulmanes que parezcan estar inclinándose hacia la radicalización. Patrice Latron, director de la Prefectura de la Policía de París, dijo a Le Parisien que estos fenómenos eran "muy marginales".
La policía no es la única que está nerviosa; también el ejército francés está preocupado. No hay estadísticas del número de soldados musulmanes en las fuerzas armadas francesas, pero se cree generalmente que hay muchos, y que son vulnerables a las influencias islamistas, ya que Francia ha intervenido militarmente en África, contra Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI), y en Oriente Medio, contra el Estado Islámico. Desde el atentado contra Charlie Hebdo en enero de 2015, sin embargo, la mayor operación militar de Francia ha sido en suelo nacional: se han desplegado 10.000 soldados armados en Francia para proteger las sinagogas, las escuelas judías, las estaciones de tren y metro y también algunas mezquitas, para demostrarles a los musulmanes que la República francesa no los ve como sus enemigos. Su misión ya no es ser una simple fuerza complementaria, sino, como explicó Le Figaro, "desplegar, de forma permanente, operaciones militares en el interior".
Ya en 2013, durante el quinto debate parlamentario sobre seguridad nacional, el coronel Pascal Rolez, adjunto al vicedirector de contrainteligencia de la Dirección de Protección y Seguridad de la Defensa (DPSD), declaró: "Estamos observando un aumento de la radicalización entre el Ejército francés, en especial desde el caso Merah". Recordó que Mohamed Merah, un joven francés musulmán, asesinó a tres soldados franceses en Toulouse y Montauban, y también asesinó a cuatro franceses judíos en una escuela de Toulouse.
Con el fin de identificar a los miembros de las fuerzas armadas en proceso de radicalización, la DPSD tiene en cuenta los cambios en la vestimenta, las bajas por enfermedad reiteradas, los viajes, o el robo de suministros o equipamiento militar.
Desde los atentados contra Charlie Hebdo y el supermercado kosher en París en enero de 2015, los medios han señalado varios indicios de radicalización dentro del ejército francés.
El 21 de enero de 2015, la emisora de radio RFI informó de que unos diez soldados franceses habían desertado para unirse al combate yihadista en Siria e Irak. Jean-Yves Le Drian, ministro de Defensa, lo ha confirmado, aunque advirtiendo de que estos casos son "sumamente raros". Al parecer, uno de estos veteranos ocupa el cargo de "emir" en Deir Ezor, en Siria, y dirige un grupo de unos diez combatientes franceses entrenados personalmente por él. Otros de los desertores franceses son expertos en explosivos o paracaidistas, y otros provienen de unidades de comando de la Legión Extranjera de Francia.
También en enero de 2015, tras los atentados de París, la policía descubrió que "Emmanuelle C", una gendarme auxiliar francesa de 35 años, se había convertido al islam en 2011 y que tenía una relación con Amar Ramdani, buscado por posesión de armas y tráfico de drogas. Ramdani es cómplice de Amedy Coulibaly, responsable de los atentados criminales en Mountrouge y en el supermercado Hypercacher de París. Ramdani fue avistado por el Departamento de Inteligencia de la Prefectura de Policía de París (DRPP, por sus siglas en francés) en el área "pública" de la fortaleza de Rosny-Sous-Bois, en Sena-San Denis. En esta fortaleza se encuentra la división científica de la gendarmería. En cuanto a Emmanuelle C, fue acusada de haber cometido más de 60 infracciones de seguridad en el archivo de sospechosos (FPR, por sus siglas en francés). Fue sentenciada a un año de libertad vigilada y expulsada de la gendarmería.
En julio de 2015, la prensa informó de que se habían robado aproximadamente 180 detonadores y diez paquetes de explosivos plásticos de un depósito de armas cerca de Marsella. Los investigadores sospecharon, lógicamente, de complicidad interna, ya que los ladrones parecían bien informados. Están siguiendo dos posibilidades: o terrorismo islámico, o un gran robo. La investigación continúa.
El 16 de julio de 2015, el presidente François Hollande reveló que se había frustrado un atentado contra una base militar francesa. Tres días antes, cuatro hombres, de los cuales uno era un veterano marine, fueron arrestados. Confesaron que habían planeado infiltrarse en una base naval en el sur de Francia, capturar a un oficial de alto rango, decapitarlo y difundir fotos de la decapitación en las redes sociales.
El 6 de marzo de 2016, un veterano militar "radicalizado", Manuel Broustail, fue detenido al bajar de un avión en Marruecos. Según el periódico francés Presse Ocean, Broustail llevaba en su maleta un machete, cuatro cuchillos de cocina, dos navajas de bolsillo, una porra extensible, una capucha negra y una lata de gas. Broustail, veterano soldado francés y converso al islam, había estado anteriormente bajo arresto domiciliario en Angers (Maine y Loira), días después de los terribles atentados de París, donde fueron asesinadas 130 personas. Los medios parecen preocupados por que una persona así pueda llevar armas, pasar por los controles de seguridad del aeropuerto, subir a un avión y abandonar el país.
Según Thibault de Montbrial, experto en terrorismo y presidente del Centro de Estudios de Seguridad Nacional, el riesgo es:
Que agentes de las fuerzas de seguridad puedan atacar a sus compañeros. Que alguien de uniforme ataque a otra persona que lleva el mismo uniforme. En Francia, esa hipótesis no es imposible. Las fuerzas de seguridad deben ser conscientes del riesgo.