El Parlamento alemán ha aprobado varias modificaciones del Código Penal que amplían la definición de violación y hacen más fácil deportar a los migrantes que cometan delitos sexuales.
Con la ley, también conocida como No Significa No (Nein heisst Nein), cualquier forma de sexo no consentido será ahora un delito castigable. Antes, la legislación alemana sólo castigaba los casos en que las víctimas podían demostrar que se habían resistido físicamente a sus atacantes.
Las modificaciones, motivadas por las seis agresiones sexuales en Colonia, donde cientos de mujeres fueron agredidas por turbas de migrantes, en su mayoría musulmanes, en Nochevieja, han sido celebradas como un "cambio de paradigma" en la jurisprudencia alemana.
Pero es poco probable que las reformas, orientadas a facilitar que las víctimas de agresiones sexuales presenten denuncias penales, terminen con la epidemia de violaciones por parte de los migrantes. Esto se debe a que el políticamente correcto sistema judicial alemán es notoriamente indulgente a la hora de procesar, sentenciar y deportar a los delincuentes extranjeros.
La ley fue aprobada unánimemente el 7 de julio por el Bundestag, la cámara baja del Parlamento. Esta medida aún debe ser aprobada por el Bundesrat, la cámara alta, que votará las reformas tras el receso veraniego.
Según estipula la ley original en el páragrafo 177 del Código Penal, las víctimas tienen que demostrar que se han defendido físicamente para que un acto constituya una violación. La comunicación verbal –decir simplemente "no"– era insuficiente para presentar cargos contra un atacante. La norma original se redactó de esa forma para frenar las falsas acusaciones de violación y evitar demandas frívolas, según los expertos legales alemanes.
Las reformas permitirán a los fiscales y a los tribunales tener en cuenta las señales de la víctima, tanto verbales como no verbales, para determinar si se ha producido o no una violación. Cualquier persona culpable de una actividad sexual que vaya contra la "voluntad discernible" (erkennbaren Willen) de la víctima se enfrentará a hasta cinco años de cárcel. La ley también amplía la definición de agresión sexual para incluir los tocamientos, castigables con hasta dos años de cárcel.
Además, la nueva ley introduce el páragrafo 184j, que considerará delito el mero hecho de encontrarse en un grupo que lleve a cabo agresiones sexuales. La medida tiene por objetivo desalentar agresiones como las de Colonia, aunque algunos legisladores dicen que esta cláusula es anticonstitucional porque hace que alguien pueda ser condenada por un crimen que no ha cometido personalmente. Por último, las reformas facilitan la deportación de migrantes hallados culpables de delitos sexuales en Alemania.
La ministra alemana de la Mujer, Manuela Schwesig, celebró la medida por considerarla un hito:
En el pasado, hubo casos donde las mujeres eran violadas pero los violadores no podían ser castigados. El cambio en la ley ayudará a aumentar el número de víctimas que deciden presentar cargos, reducir el número de procesos criminales que se archivan y asegurar que las agresiones sexuales son debidamente castigadas.
Según el ministro de Justicia, Heiko Maas, el Alemania sólo se denuncia una de cada diez violaciones, y sólo el 8 % de los juicios por violación acaban con un veredicto de culpabilidad.
Aunque la nueva ley dé lugar a un aumento en el número de condenas por violación, es improbable que suponga un freno significativo para los migrantes que están agrediendo sexualmente a las mujeres y niñas alemanas.
Cuando se trata de la inmigración, la corrección política suele prevalecer sobre el Estado de Derecho en Alemania, donde muchos migrantes que cometen delitos sexuales nunca son llevados ante la justicia, y quienes sí son juzgados reciben sentencias indulgentes de jueces comprensivos.
El 30 de junio, por ejemplo, un tribunal de la ciudad septentrional de Ahrensburg declaró culpable a un migrante de 17 años proveniente de Eritrea de intentar violar a una mujer de 18 en el rellano de una escalera en un aparcamiento de la estación de tren de Bad Oldesloe. La mujer fue gravemente herida en el ataque, en el que el migrante trató de someterla mordiéndola repetidas veces en la cara y en el cuello. Cuando llegó la Policía, el migrante se resistió a ser detenido y dio un cabezazo a un agente, que también fue llevado al hospital.
A pesar de hallar culpable al eritreo de agredir sexualmente a la mujer y físicamente al policía, el tribunal lo condenó a una sentencia suspendida de siete meses y le ordenó cumplir 30 horas de servicios a la comunidad. Ha sido puesto en libertad y no será deportado.
Además de la indulgencia judicial, los migrantes criminales se han aprovechado de las autoridades alemanas, que han sido constantemente acusadas de no informar del verdadero alcance del problema de la crisis de migrantes en el país, al parecer para no alimentar los sentimientos antiinmigración.
En enero, el periódico Die Welt informó de que la supresión de datos relativos a la criminalidad migrante es un "fenómeno muy extendido en Alemania". Según Rainer Wendt, jefe del sindicato de la Policía alemana (Deutschen Polizeigewerkschaft), "cualquier agente de policía sabe que tiene que satisfacer unas expectativas políticas concretas. Es mejor guardar silencio [sobre la crisis de los migrantes] para evitar problemas".
También en enero, un documento filtrado al diario Bild revelaba que varios políticos de la ciudad norteña de Kiel habían ordenado a la policía que pasara por alto muchos de los delitos perpetrados por migrantes. Según Bild, las Policías de Renania del Norte-Westfalia y la Baja Sajonia también han recibido instrucciones de no ser severas con los delincuentes migrantes.
En febrero, Die Welt publicó que las autoridades del estado de Hesse estaban suprimiendo información sobre los delitos relacionados con migrantes, por una supuesta "falta de interés público".
En mayo, un superintendente jefe de la Policía de Colonia reveló que un funcionario del Ministerio del Interior en Renania del Norte-Westfalia le había mandado eliminar el término violación de un informe interno sobre las agresiones en la ciudad.
La Policía de Colonia dice ahora que ha recibido más de mil denuncias de mujeres, entre ellas 454 reportes de agresiones sexuales, en relación con los incidentes de Nochevieja. La Policía de Hamburgo dice que ha recibido denuncias de 351 mujeres, incluidos 218 reportes de agresiones sexuales que tuvieron lugar la misma noche.
El 7 de julio, más de seis meses después de las agresiones de Colonia (y el mismo día en que el Bundestag aprobó la ley No Significa No contra la violación), un tribunal alemán dictó las dos primeras condenas: el Tribunal del Distrito de Colonia dictó un año de sentencia suspendida a un iraquí de 20 años y a un argelino de 26 y después puso en libertad a los dos.
El tribunal declaró culpable al iraquí, identificado únicamente como Husain A., de besar a una de las víctimas y de lamerle el cuello. El argelino, identificado como Hasán T., evitó que el novio de la otra víctima interviniera para detener la agresión y le ofreció dinero para tener relaciones sexuales con ella: "O nos das a las chicas, o mueres", le dijo. Fue declarado culpable por ser cómplice de la agresión sexual.
El iraquí, que entonces tenía 20 años, fue sentenciado según las leyes juveniles y se le mandó asistir a un curso de integración y cumplir 80 horas de servicios a la comunidad. El periódico Bild publicó las fotografías de un exultante Hasán T. sonriendo cuando salía del juzgado.
Un observador dijo que la levedad de la sentencia era una burla a la justicia, y que iba a invitar a otros migrantes a hacer lo que les plazca con las mujeres alemanas.
El fiscal Bastian Blaut dijo:
Es inaceptable que se vulneren valores básicos como la igualdad de las mujeres y los hombres. Es inaceptable que los migrantes regateen por las mujeres como si estuviesen en un mercadillo. Es inaceptable que los solicitantes de asilo estén pisoteando nuestra sociedad al mismo tiempo que están aquí buscando nuestra protección.
Soeren Kern es analista de política europea para el Instituto Gatestone en Nueva York. Síguelo en Facebook y en Twitter. Su primer libro, Global Fire, estará a la venta en 2016.