El próximo día 25 la población del Kurdistán iraquí votará por una abrumadora mayoría a favor del establecimiento de un Estado-nación independiente. Todos los grupos étnicos, desde Erbil a Zajo –así como en lugares reclamados por el Gobierno Regional del Kurdistán (GRK), como Kirkurk, Sinyar y Makmor–, pueden participar en el referéndum.
Aunque el resultado del plebiscito no será vinculante, es probable que refuerce las posturas a favor del secesionismo entre la población y aumenten las presiones sobre los oficiales del GRK.
Los kurdos sueñan con un Estado independiente desde hace más de un siglo. Pero la geografía y los proyectos imperialistas de fuerzas foráneas han conspirado para convertir ese objetivo en una pesadilla. Predeciblemente, la oposición más vehemente a la creación de un Estado independiente kurdo proviene de las principales potencias con grandes minorías kurdas: Irak, Irán, Turquía y Siria. Aparentemente por temor a que un Estado kurdo pudiera excitar el irredentismo entre sus minorías kurdas en pro de un Gran Kurdistán, los regímenes de esos países ven cualquier forma de independencia kurda como una amenaza para su seguridad nacional. Es por lo tanto bastante posible que uno o más vecinos del GRK movilicen a sus Ejércitos para impedir la secesión kurda en Irak.
El iraní es el régimen mejor situado para poner en riesgo la apuesta por un Estado kurdo libre. Ya está utilizando pequeñas milicias proiraníes –Kataib Sayid al Shuhada, Asaib Ahl al Haq y la Organización Badr– en el territorio del GRK; milicias que operan bajo el paraguas de las Fuerzas de Movilización Popular (FMP). Si Irán decidiera emprender acciones militares para impedir la secesión kurda de Irak, seguramente recurriría a las FMP. Ahora bien, aunque la asimetría política y militar entre la región kurda de Irak y las potencias regionales es un hecho, sí que ha desaparecido el desequilibrio histórico. En realidad, en estos momentos ningún país de la región podría sofocar un intento determinado de los kurdos por cortar los lazos artificiales que les mantienen atados, para su mal, al pueblo árabe de Mesopotamia.
Esto se debe principalmente a los peshmergas ("los que desafían a la muerte"), los combatientes kurdos, están muy curtidos en el campo de batalla; tanto que, con el apoyo aéreo de la OTAN, en agosto de 2014 lucharon contra los hombres del Estado Islámico hasta dejarlos empantanados fuera de su capital regional, Erbil. En el caso de hubiera conflicto, incluso las milicias proiraníes del FMP pagarían un alto precio.
El río Gran Zab, a su paso por las inmediaciones de Erbil, en el Kurdistán iraquí. (Foto: jamesdale10/Wikimedia Commons) |
La mayoría de los kurdos de Irán viven en la parte occidental de la República Islámica, en el Kordestán, en Azerbaiyán Occidental y en Kermanshah. Aunque están territorialmente concentrados, no están en condiciones de separarse de Irán, principalmente por el empeño que los servicios de inteligencia de Teherán han puesto en erradicar el irredentismo kurdo despojándolo de organizaciones rebeldes. No obstante, esto podría cambiar si los kurdos de Irak lograran independizarse de Bagdad. Eso podría dar nuevos bríos a las organizaciones kurdas iraníes –como Komela (Asociación de Trabajadores Revolucionarios del Kurdistán), el Partido Demócrata Kurdo de Irán (PDKI) y el Partido de la Vida Libre del Kurdistán (PVLK)– y estimularlas para que se alzaran contra el régimen de Teherán.
El país que más tiene que perder con un Kurdistán independiente es Turquía, debido a su inmensa población kurda, parte de la cual apoya al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que lleva décadas luchando contra el Ejército turco. Aunque Turquía es también el mayor obstáculo para la independencia kurda, sus tropas están enredadas en la guerra civil siria y además no se han recuperado del intento de golpe de Estado contra el presidente Erdogan del verano de 2016, intentona que dio lugar a una purga general en el Ejército.
Para aliviar los temores de Ankara de que un Estado kurdo independiente al otro lado de sus fronteras pudiera dar energías a sus kurdos para tratar de conseguir autonomía, los líderes políticos del GRK probablemente negarán cualquier ayuda al PKK, al menos públicamente. Seguramente, los portavoces kurdos también resaltarán que los turcos tendrían el compromiso firme del Kurdistán de que mantendrá el flujo de petróleo a Turquía desde los campos que rodean Kirkurk.
Siria también tiene una minoría kurda, que representa aproximadamente el 10% de la población; la mayoría reside en el norte y el noreste, donde han creado la Administración Democrática de la Royavá. A causa de la encarnizada guerra civil, Damasco no puede permitirse ahora destinar soldados y recursos a la supresión de ese enclave kurdo. Tampoco tiene el régimen de Asad en estos momentos capacidad para desmantelar la oposición militar kurda en Siria, y en particular las eficaces Unidades de Protección Popular (YPG). Además, decenas de miles de kurdos –junto con turcomanos, árabes, asirios y armenios– se han unido para formar las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), que han estado luchando contra el ISIS, especialmente en Raqa.
Aunque el régimen de Asad sobreviviera a la sangrienta guerra, que va por su sexto año, en un primer momento estará demasiado débil para impedir la secesión de sus propios kurdos. Además, la Siria resultante tendrá un tamaño mucho más pequeño que el actual, lo que le obligaría a recurrir a sus aliados rusos, iraníes y de Hezbolá para conquistar la Royavá. Ese escenario estaría plagado de riesgos, incluido el de una posible respuesta militar de Estados Unidos.
Irónica y afortunadamente, esta combinación de experiencia kurda en combate, reforzada en estos años de caos generalizado en la región –desde la Primavera Árabe– y pérdida de soberanía de Siria e Irak sobre parte de sus territorios aumenta las posibilidades de que el Kurdistán se independice pacíficamente de Irak.
Lawrence A. Franklin: Coronel retirado de la Fuerza Aérea estadounidense y antiguo agregado militar en la embajada de Estados Unidos en Israel. Ex-analista político-militar de la Junta del Estado Mayor.