A los árabes también les preocupa que, cuando Irán las obtenga, esas armas nucleares acaben llegando tarde o temprano a sus proxies terroristas y a otras organizaciones igualmente terroristas como el ISIS y Al Qaeda. "Hemos dejado muy claro que si Irán se dota de capacidad nuclear, intentaremos todo lo posible por hacer lo propio", dijo en 2018 el entonces ministro saudí de Exteriores, Adel al Yubeir. En la imagen (Tolga Akmen/AFP, vía Getty Images), Al Yubeir hablando con la prensa en la embajada saudí en Londres el 20 de junio de 2019. |
En lo que parece una advertencia desesperada de última hora a la Administración Biden para que no llegue a un acuerdo con el régimen iraní, cuatro países árabes han expresado su enorme preocupación por el programa de misiles balísticos de la República Islámica y el apoyo de Teherán al terrorismo.
En un comunicado emitido en El Cairo el pasado día 9, el comité del Cuarteto Árabe –conformado por Arabia Saudí, Emiratos, Baréin y Egipto– afirmó que Irán sigue injiriéndose en los asuntos internos de los países árabes y sembrando la discordia sectaria en ellos respaldando y armando a grupos terroristas como los huzíes del Yemen y las milicias libanesas de Hezbolá.
Mientras, cunde la preocupación en varios países árabes ante la posibilidad de que EEUU y otras potencias occidentales lleguen a un acuerdo con Irán para resucitar el Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC), es decir, el acuerdo nuclear de 2015.
A juicio del referido comité, Irán representa una amenaza para la seguridad de los Estados árabes y obstaculiza los esfuerzos regionales e internacionales para la resolución de los distintos asuntos y crisis por medios pacíficos.
Aunque los países árabes antecitados, que llevan mucho tiempo siendo considerados aliados estrechos de EEUU, destacan la importancia de apoyar los esfuerzos para impedir que Irán se haga con armamento nuclear en las negociaciones de Viena, añaden que cualquier acuerdo a que se llegue con Teherán ha de ser provisional y no definitivo.
Dando cumplida cuenta de la desconfianza árabe hacia Irán, el Cuarteto enfatizó la necesidad de que se refuerce el rol de la Agencia Internacional de la Energía Atómica en la supervisión del programa nuclear iraní.
En un mensaje dirigido a la Administración Biden y a las demás potencias occidentales que participan en las negociaciones de Viena, el Cuarteto incidió en que Irán y sus milicias terroristas siguen sembrando el caos y la inestabilidad, especialmente en Siria, Irak, el Yemen y el Líbano.
Los árabes, empezando por su Liga, le están diciendo a la Administración Biden que no sólo es Irán quien amenaza su seguridad, también sus proxies terroristas, como Hamás, la Yihad Islámica Palestina, Hezbolá y los huzíes.
Claramente, a los árabes les preocupa la ayuda financiera y militar que Irán procura a los grupos terroristas. Cualquier acuerdo con Teherán no hará sino reforzar a esos grupos e incitarlos a redoblar sus ataques.
A los árabes también les preocupa que, cuando Irán las obtenga, esas armas nucleares acaben llegando tarde o temprano a sus proxies terroristas y a otras organizaciones igualmente terroristas como el ISIS y Al Qaeda.
Dichos países árabes condenaron el constante respaldo iraní a los actos terroristas y de sabotaje en el mundo árabe, así como el desarrollo del programa de misiles balísticos de Teherán y el suministro de armas de la República Islámica a la milicia terrorista huzí. También denunciaron el continuo lanzamiento de drones y misiles balísticos iraníes desde el Yemen contra objetivos civiles y estratégicos en Arabia Saudí y Emiratos. Ataques que, afirman, "constituyen una grave amenaza a la seguridad y la estabilidad de la región y una flagrante violación de la Resolución 2216 (2015) del Consejo de Seguridad [de la ONU]".
El Cuarteto acusó a Irán de apoyar, adiestrar y armar a grupos terroristas en Baréin y denunció las repetidas amenazas y ataques de Hezbolá contra Arabia Saudí, Emiratos, Baréin y el Yemen, así como la injerencia iraní en la guerra civil siria. Además, manifestó su solidaridad con un Marruecos que brega con la interferencia del régimen iraní y Hezbolá en sus asuntos internos, sobre todo armando y entrenando a elementos separatistas que amenazan su integridad territorial, su seguridad y su estabilidad.
Marruecos rompió sus relaciones diplomáticas con Irán en 2018 tras acusar a Hezbolá de entrenar a combatientes del separatista Frente Polisario en el Sáhara Occidental.
La preocupación por los peligrosos planes y acciones iraníes es compartida por un creciente número de analistas políticos, comentaristas y periodistas árabes. Cada vez que los árabes oyen que la Administración Biden y sus aliados occidentales están negociando con los mulás iraníes una posible recuperación del acuerdo nuclear, entran en pánico y lanzan una andana de advertencias contra el apaciguamiento ante Irán.
Por lo visto, los principales aliados árabes de EEUU –Arabia Saudí y Emiratos– están tan frustrados con la Administración Biden que sus líderes no quieren oír hablar siquiera del presidente norteamericano. «La Administración Biden es muy estúpida", ha escrito el analista político iraquí Alí al Sarraf.
En vez de servirse de las capacidades de dos grandes aliados como Arabia Saudí y Emiratos y atender a sus preocupaciones, ha apostado por el retorno de Irán al mercado petrolero. Además, ha preferido atraerse a otro adversario, Venezuela, persuadiéndole de que exporte su petróleo a EEUU a cambio del levantamiento de las sanciones.
Al Sarraf sostiene que los príncipes herederos de Arabia Saudí y Emiratos, Mohamed ben Salman y Mohamed ben Zayed, rechazan los intentos de Biden de ponerse en contacto con ellos
no porque quieran abandonar su alianza con EEUU, sino porque no ven que haya un presidente en la Casa Blanca. Este presidente está sordo. No se puede confiar en él. Acudir a Irán y Venezuela no puede salir gratis. No sirven para compensar el papel que los Estados del Golfo pueden desempeñar en la batalla por la estabilidad del sistema internacional.
El analista iraquí dice que Arabia Saudí y Emiratos han tratado repetidas veces de advertir a la Casa Blanca de que las relaciones se están resquebrajando debido a la "reluctancia" norteamericana a responder a las amenazas de Irán y a los actos de terrorismo practicados por los huzíes.
Huseín al Sufí, investigador yemení que dirige el Centro de Estudios y Medios Al Bilad, es otro árabe prominente que ha sumado su voz a quienes alertan al mundo de los peligros de apaciguar a los mulás de Teherán, o de confiar en ellos.
«Irán practica el terrorismo de Estado y comete crímenes en varias partes del mundo", advierte.
Irán ha establecido milicias terroristas en Irak, Siria, el Líbano y el Yemen, y las arma y financia. Irán ha adoptado la estrategia de 'tierra quemada' para sembrar el caos en los países árabes y destruir sus sociedades.
Al resaltar que los mulás iraníes actúan con brutalidad y desafían todas las leyes y normas internacionales, el investigador yemení incide en que EEUU y Occidente no han conseguido pedir cuentas a Irán por su incesante actividad terrorista.
Como EEUU y Occidente no hacen frente a Irán, añade, los países árabes necesitan incrementar su cooperación y actividad diplomática para hacer que los mulás iraníes paguen por sus crímenes.
Sayed Zahra, subdirector del diario bareiní Ajbar al Jalij, sostiene que para entender la crisis entre la Administración Biden, por un lado, y Arabia Saudí y Emiratos, por otro, hay que preguntarse cómo empezó, cuáles fueron las razones y quién fue el responsable.
"La crisis empezó durante la Administración del presidente Barack Obama", escribe Zahra.
Obama se revolvió contra la alianza con los Estados árabes del Golfo, firmó el acuerdo nuclear con Irán y desató una nueva era de terrorismo iraní en la región sin tener en cuenta los intereses, la seguridad y la estabilidad de nuestros países.
Todo esto estuvo acompañado de "un discurso político adoptado públicamente por Obama que incluía hostilidad y odio a los Estados árabes del Golfo y sus pueblos".
Durante la etapa Obama, dice Zahra, las relaciones entre EEUU y el Golfo y entre los árabes y EEUU en general sufrieron una profunda crisis.
En 2011 la Administración de EEUU conspiró para derrocar regímenes árabes y socavar la seguridad y estabilidad de otros países. La Administración Obama demostró que no le importaban las alianzas y lazos, de tantos años, con los Estados árabes. Cuando Biden asumió el cargo incidió en la misma retórica hostil hacia los Estados árabes, especialmente hacia Arabia Saudí. Lo catastrófico es que las posiciones de Biden se han traducido en políticas concretas de su Administración para poner en la mira a los Estados árabes. En uno de sus movimientos más hostiles, la Administración Biden eliminó a los huzíes de su lista de terroristas. Biden dio vía libre a los huzíes, que lo entendieron como que EEUU les daba luz verde para incrementar sus operaciones terroristas desde el Yemen contra Arabia Saudí y Emiratos. Y luego vino el gran desastre, cuando Biden se precipitó a alcanzar un acuerdo con Irán a cualquier precio, marginando deliberadamente a los Estados del Golfo e ignorando sus preocupaciones y demandas. Un nuevo acuerdo con Irán llevará a una gran oleada de terrorismo iraní contra los Estados árabes.
Lo importante es que, al final, esas posiciones y desarrollos han creado un estado de desconfianza de los Estados árabes hacia América y establecido la convicción general de que ya no es posible fiarse de EEUU. Se ha convertido en muy dificultoso pedir a los Estados árabes que sigan tratando a América como un aliado estratégico fiable.
En otro signo de que los árabes están cada vez más frustrados con la Administración Biden por su percibido apaciguamiento ante Irán y sus proxies terroristas, los ministros árabes de Interior han sancionado una resolución que clasifica como organización terrorista a la milicia huzí. Una vez más, se trata de un movimiento dirigido a la Administración Biden, que el año pasado sacó a los huzíes de su lista de organizaciones terroristas.
Son muchos los árabes que esperan que la Administración Biden vuelva a considerar terrorista a la milicia yemení, especialmente después de sus últimos ataques con drones y misiles contra Arabia Saudí y Emiratos.
La resolución adoptada por los ministros árabes de Interior envió un mensaje a la Administración Biden de que los árabes no van a esperar a Washington para devolver a los huzíes a la lista de terroristas. Los ministros árabes están diciendo a EEUU que si no puede ver a un grupo terrorista como lo que es, ellos sí.
El mensaje que muchos árabes están mandando a Washington es que su apaciguamiento hacia los mulás y su negativa a respaldar a sus amigos árabes está fortaleciendo a los huzíes y a otros grupos terroristas islámicos y amenazando no sólo a los árabes y a los musulmanes sino a EEUU y a otros países occidentales.
Si la Administración Biden y sus amigos llegan a un nuevo acuerdo con los mulás iraníes, es probable que veamos a más árabes cargar contra EEUU. Hace unos años, el entonces ministro saudí de Asuntos Exteriores, Adel al Yubeir, advirtió: "Hemos dejado muy claro que si Irán se dota de capacidad nuclear, intentaremos todo lo posible por hacer lo propio".
Los árabes consideran a Irán una amenaza letal contra su seguridad y contra la estabilidad de todo Oriente Medio y otras partes del mundo. Si la Administración Biden se alinea con los mulás, perderá el apoyo de sus aliados árabes y musulmanes, que se sentirán amargamente traicionados y temerán que los mulás y sus grupos terroristas se hagan con armas nucleares.