"El objetivo a largo plazo de la RPC [la China comunista] es crear una industria de defensa totalmente autosuficiente que, junto con un sector tecnológico-industrial civil poderoso, pueda satisfacer las necesidades del EPL [Ejército Popular de Liberación] en cuanto a capacidades militares modernas", reportó el Pentágono en el año 2020.
Mientras que China ha perseguido incesantemente la autosuficiencia en lo que respecta a las materias primas –con especial atención en las estratégicas, como el titanio, el tungsteno y el cobalto, que se utilizan en la industria de defensa–, en las últimas décadas Estados Unidos se ha dedicado a vender enormes cantidades de sus reservas de minerales estratégicos, al punto de que se ha informado de que su arsenal de defensa nacional está a un tris del insolvencia.
La Reserva Nacional de Defensa (RND) se creó durante la Segunda Guerra Mundial para garantizar que el Ejército dispusiera de recursos críticos para la defensa nacional como el titanio, el tungsteno, el aluminio y el cobalto, especialmente en caso de que se produjera una interrupción de la cadena de suministro. Su gestión corre a cargo de la Agencia Logística de Defensa. Según Defense News,
"las reservas estuvieron valoradas en casi 42.000 millones de dólares actuales en su mejor momento, en 1952, al inicio de la Guerra Fría. Ese valor se ha desplomado hasta los 888 millones de dólares el año pasado, tras décadas de ventas autorizadas por el Congreso a clientes del sector privado. Los legisladores prevén que la reserva será insolvente en el año fiscal [20]25."
En una carta bipartidista firmada por Seth Moulton (demócrata de Massachusetts) y otros siete congresistas se denuncia que Estados Unidos abandonó toda precaución, vendiendo sin miramientos minerales críticos y estratégicos:
"En las últimas tres décadas, después de la Guerra Fría, el Congreso ha autorizado la venta de la mayoría de los materiales almacenados por la RND. Esto ha reducido el valor total del inventario almacenado desde los 9.600 millones de dólares de 1989 (21.900 millones si se tiene en cuenta la inflación) a los 888 millones de 2021. Estas ventas ordenadas por el Congreso incluyen 30.000 toneladas cortas de titanio, utilizado para la construcción de fuselajes militares (...) 76 millones de libras de minerales y concentrados de tungsteno, más de 2 millones de libras de tantalio (...) 62.881 toneladas cortas de aluminio, 26 millones de libras de cobalto, 125.138 toneladas largas de caucho y otros materiales almacenados (...) Y otras ventas numerosas cuyos ingresos fueron depositados en el fondo general del Tesoro. La RND ya no es capaz de cubrir las necesidades del Departamento de Defensa para la gran mayoría de los materiales identificados en caso de una interrupción de la cadena de suministro. Además, el Departamento de Defensa ha constatado que el Fondo de Transacciones de la RND se acerca a la insolvencia fiscal para el año fiscal 25."
"Fue mera ignorancia por nuestra parte permitir que eso sucediera", declaró el congresista Tim Burchett, republicano de Tennessee. "No veo ninguna otra razón".
En comparación, en el año 2020 China ya era el tercer exportador mundial de titanio, mientras que EEUU era el primer destino de las exportaciones chinas de ese mismo mineral. Asimismo, China exporta una gran cantidad de tungsteno a Estados Unidos. En lo que respecta al cobalto, en 2021 la República Democrática del Congo acaparaba el 70% de la producción mundial de cobalto, pero los inversores chinos controlaban una proporción similar, según The Wall Street Journal. Es la creciente influencia de China en África, especialmente a través de su Nueva Ruta de la Seda, proyecto global de infraestructuras y desarrollo económico que el Partido Comunista Chino lanzó en 2013 y que ha ayudado a China a conseguir esos cuasi monopolios de materias primas y recursos muy valiosos.
Según el Departamento de Defensa, en 2022 se invirtieron 125 millones de dólares en la Reserva Nacional de Defensa (RND), y la Administración Biden ha propuesto gastar otros 253 millones en 2023 con el objetivo, según un portavoz no identificado de Defensa, de invertir eventualmente mil millones. Es dudoso que eso resuelva los problemas de dependencia: incluso después de esas inversiones, las reservas seguirán siendo menos de una décima parte de su tamaño anterior.
Después de haber vendido gran parte de sus reservas estratégicas de minerales críticos, Estados Unidos depende ahora de China para obtener minerales de tierras raras, que son cruciales para todo en el Ejército, desde los aviones de combate F-35, los misiles y los tanques hasta los teléfonos móviles y las comunicaciones por radio.
La dependencia de las tierras raras chinas se debe en parte a que la extracción de minerales en ese sector es un proceso extremadamente contaminante que Pekín ha estado dispuesto a acometer, mientras que la mayoría de los demás países no lo han hecho, incluido Estados Unidos, que irónicamente se enorgullece de tener una estricta normativa medioambiental. Aunque las investigaciones en curso para hacer que el proceso sea menos contaminante podrían cambiar las cosas, ese cambio no se producirá de la noche a la mañana. Según Reuters, EEUU sólo tiene una mina de tierras raras, y no tiene capacidad para procesar ese tipo de minerales. Si China dejara de exportárselos, Estados Unidos se quedaría rápidamente sin los componentes básicos necesarios para producir el material militar que necesita, por no hablar de todos los demás artículos en los que son fundamentales.
Reuters informó en febrero de que el Pentágono planeaba aumentar las reservas de minerales de tierras raras, así como de cobalto y litio. El problema es que sólo puede hacerlo comprándoselos, al menos en parte, a China, que actualmente posee el 90% de la oferta de minerales de tierras raras.
El aumento de las reservas minerales estratégicas es algo que debería haberse hecho hace tiempo, pero la cuestión es si las iniciativas mencionadas anteriormente serán suficientes. China lleva décadas siguiendo una estrategia de inversión en materias primas estratégicas y busca dominar en los países, especialmente en África, donde se pueden encontrar tales recursos. En la actualidad, 40 de los 54 países africanos participan en la Nueva Ruta de la Seda china.
"China depende de África para la importación de combustibles fósiles y productos básicos", informó la Comisión de Revisión Económica y de Seguridad Estados Unidos-China en su informe anual de 2020 al Congreso.
"Pekín ha incrementado su control sobre las materias primas africanas mediante inversiones estratégicas directas en yacimientos petrolíferos, minas y centros de producción, así como a través de préstamos respaldados por recursos que exigen pagos en especie de materias primas. Este control amenaza la capacidad de las empresas estadounidenses para acceder a suministros clave."
A la luz de la evidente ambición china por controlar recursos mundiales críticos –y de los pasos que ha dado para ello, como ha constatado la Comisión Económica y de Seguridad Estados Unidos-China–, el problema al que se enfrenta EEUU difícilmente se resolverá simplemente aumentando el presupuesto de la RND.