Ahora que, por lo visto, los militares egipcios han cumplido el deseo de la nación –deshacerse de Mohamed Morsi y de los Hermanos Musulmanes, como han estado clamando millones de personas: Irhal! ("¡Abandona el cargo!")–, parece que Al Qaeda entra en escena.
Horas antes de que Morsi fuera apartado de su puesto por el consejo militar, el líder de Al Qaeda en Egipto, Mohamed al Zawahiri, declaró que su organización libraría la yihad para salvar al rais y su programa islamista. (No serían los primeros terroristas islámicos en acudir en su ayuda: se ha detenido a militantes de Hamás en la sede de los Hermanos Musulmanes, desde donde habían abierto fuego contra los manifestantes).
Según un informe de Veto Gate del pasado día 2, "Al Qaeda, bajo la dirección de Mohamed Zawahiri, planea (…) operaciones de represalia [contra el] Ejército y la oposición a Morsi en toda la República". El texto añade que, horas después de que dicha información fuera verificada, Zawahiri fue detenido e interrogado… para al poco ser liberado por orden del presidente. Zawahiri ha huido al Sinaí, refugio de Al Qaeda. Por cierto, al parecer Morsi había convocado previamente allí a miles de yihadistas extranjeros, para que acudiesen en su ayuda cuando fuera necesario; y es posible que también haya hecho llegar clandestinamente a la península al hermano de Mohamed, Aymán al Zawahiri, líder supremo de Al Qaeda.
"No perderemos, si así lo quiere Alá; todo lo contrario", ha proclamado Mohamed. "Si se llega al enfrentamiento, entonces es seguro que será a nuestro favor, porque no tenemos nada que perder. Y cuando reina el caos, a menudo es en beneficio de la yihad". Asimismo, ha dicho que no importa si son detenidos muchos y muy importantes islamistas: "Hemos vendido nuestras almas a Alá [referencia a pasajes coránicos como el 9:111] y damos la bienvenida a la oportunidad de luchar hasta la muerte".
En el contexto de todas estas amenazas, muchos egipcios se muestran comprensiblemente preocupados. Justo antes de la intervención militar, un presentador de Tahrir TV llamaba "asesino" a Morsi de forma insistente y frenética, y "panda de asesinos" a los Hermanos Musulmanes. Y añadía: "Ministro de Defensa, ¡actúe! ¡Actúe!¡Actúe y salve el país! ¡No queda tiempo!". Esto también podría explicar por qué tantos destacados islamistas (incluido el propio Morsi) han sido detenidos y retenidos por los militares, bajo la acusación de incitar a los musulmanes contra los manifestantes contrarios al presidente, a los que calificaron de "apóstatas" a los que combatir y matar, pues tratarían de impedir la implantación de la sharia. Puede que también se los tenga como rehenes para disuadir a Al Qaeda de librar una guerra total, ya que muchos de los detenidos (Safuat Hegazy, Hazim Abu Ismaíl, Tarek al Zomor, Jaled Abdulá) son amigos de Mohamed Zawahiri.
Por otra parte, pese a que en Estados Unidos se ha descrito a los Hermanos Musulmanes como un partido político más –o, en las desconcertantes palabras del director de la Inteligencia nacional, James Clapper, "en buena medida laico": nada más lejos de la realidad–, es un disparate creer que Morsi, la Hermandad y todos sus aliados islamistas y yihadistas van a retirarse pacíficamente.
Ahora que los islamistas –salafistas, Hermanos Musulmanes, Al Qaeda– han probado el poder, es poco probable que vayan a ceder las riendas sin luchar. La historia ha demostrado que muchos yihadistas no se rinden jamás… a menos que estén presos o muertos. Y como ha indicado Mohamed Zawahiri, no sólo llevan mucho tiempo acostumbrados al sufrimiento y las privaciones: tampoco tienen nada que perder.