Periodistas y columnistas árabes residentes en Israel han estado manifestando sus puntos de vista sobre la crisis egipcia sin miedo, mientras que sus colegas en Egipto, Jordania, o la Autoridad Palestina, temen expresar su opinión.
Israel, por ejemplo, es uno de los pocos países de Oriente Medio en los que a los musulmanes se les permite manifestarse a favor del derrocado presidente Mohamed Morsi y de su organización de los Hermanos Musulmanes. Ello no se debe a que Israel apoye a Morsi o a los Hermanos, sino a que los manifestantes musulmanes saben que en un país democrático como éste pueden celebrar concentraciones pacíficas y expresar su opinión sin temor a convertirse en objetivo de las autoridades.
Israel se ha convertido en un lugar seguro no sólo para los cristianos árabes: también para los musulmanes que desean expresar sus opiniones lejos de intimidaciones y violencia. Mientras que los manifestantes pro Morsi se convierten en blanco de disparos, resultan heridos, son detenidos y acosados en Egipto, en los territorios controlados por la Autoridad Palestina y en algunos países árabes, en Israel son libres de organizar manifestaciones y expresar sus puntos de vista, incluso en el centro de Jerusalén o Tel Aviv. Allí, los manifestantes favorables a Morsi incluso se sienten libres para proferir consignas contra Israel y Estados Unidos, y para ondear banderas de Hamás.
Durante las pasadas cinco semanas, miles de fieles musulmanes se han servido de las oraciones de los viernes en la mezquita de Al Aqsa en Jerusalén para organizar manifestaciones en apoyo de Morsi y de los Hermanos Musulmanes.
El 17 de agosto, miles de musulmanes se concentraron en Nazaret para expresar su apoyo al derrocado rais. Además, corearon consignas en las que denunciaban el "golpe militar" en Egipto y llamaban agente estadounidense al comandante del Ejército, Abdel Fatah al Sisi .
El 15 de agosto, un día después de la violenta represión de partidarios de Morsi en El Cairo y otras ciudades egipcias, en la que murieron cientos de egipcios, unos 150 miembros del Movimiento Islámico en Israel organizaron una manifestación ante la embajada egipcia en Tel Aviv.
Ni un solo musulmán ha resultado herido ni ha sido detenido en Israel por manifestarse a favor de Morsi. En cambio, la Autoridad Palestina, que ha salido en defensa de quien ha derrocado al presidente egipcio, sigue reprimiendo a los musulmanes que expresan su solidaridad con éste último.
Mientras que en Israel los predicadores de las mezquitas son libres para manifestar sus opiniones respecto a la crisis egipcia, sus colegas de la Margen Occidental han sido advertidos por el Gobierno de la Autoridad Palestina de que no deben hablar a favor de Morsi. Dos predicadores de la zona de Yenín, que se atrevieron a violar la prohibición, fueron detenidos rápidamente por las Fuerzas de Seguridad de la AP.
A comienzos de esta semana, miembros de la seguridad palestina arrestaron a dos hombres por expresar públicamente su apoyo a Morsi. Uno de ellos, Islambuli Badir, de Tulkarem, fue detenido por fabricar y comercializar un perfume con el nombre de Morsi. El segundo, Mahmud Ayad, un poeta de Belén, fue puesto bajo custodia por llevar una camiseta con un retrato del depuesto presidente egipcio.
En Egipto, dirigentes de los Hermanos Musulmanes han sido encarcelados; en cambio, Raed Salah y Kamal al Jatib, líderes del Movimiento Islámico en Israel, siguen llevando vidas normales y organizando diversas actividades políticas por todo el país.
La semana pasada, policías de la AP emplearon la fuerza para detener un mitin pro Morsi en Hebrón. Dos periodistas locales, Akram al Natsha y Mahmud Abu Gania, denunciaron que los policías los amenazaron e insultaron durante el enfrentamiento.
Hoy se ha vuelto evidente que, en Israel, los dirigentes y miembros del Movimiento Islámico gozan de más libertad y más derechos que los Hermanos Musulmanes en Egipto y Jordania, e incluso puede que más que Hamás en la Margen Occidental con la Autoridad Palestina.