Puede que el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, pronto tenga que acudir con un nuevo plan en ayuda del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, para que pueda resolver sus problemas internos en el gobierno de su facción de Fatah. El único plan que, hasta ahora, ha propuesto Kerry, es uno que trata de futuras disposiciones relativas a la seguridad entre un Estado palestino e Israel.
De lo que, probablemente, no estén al tanto el secretario de Estado y su Departamento, es de que Fatah, el socio de Israel en las negociaciones de paz, tiene la urgente necesidad de un plan para acabar con sus disputas internas. Lo que Estados Unidos no parece entender es que un Fatah débil, dividido y desacreditado nunca será capaz de firmar un acuerdo con Israel.
Una serie de acontecimientos ha hecho que muchos palestinos se pregunten, en las últimas semanas, si Fatah logrará alguna vez recuperarse y rehabilitarse después de que Hamás la derrotara en las elecciones parlamentarias de 2006. Dichos acontecimientos también han cuestionado la capacidad de Abás para refrenar y controlar a sus propios partidarios dentro de la organización. Parece ser que no sólo ha perdido el control de la Franja de Gaza, sino de su propia facción.
La crisis más reciente tuvo lugar la semana pasada, cuando el parlamentario y activista de Fatah, Jamal Abu al Rub, apodado Hitler, golpeó tres veces en la cara a Jibril Rayub, rival suyo dentro de la organización, tras un violento enfrentamiento en el Grand Park Hotel de Ramala, donde Rayub, antiguo comandante de seguridad de Fatah, estaba esperando para reunirse con el ministro de Exteriores chino.
Abu al Rub explicó posteriormente que Rayub le había "provocado", y que por eso había decido atacarle. Según él, hace unos dos meses uno de los guardaespaldas de su rival le había atacado durante una caldeada reunión de dirigentes de Fatah celebrada en Ramala. Como respuesta, Abás decidió expulsar de Fatah a Abu al Rub.
Dicha decisión despertó fuertes críticas por parte de los partidarios del expulsado en la zona de Yenín, en el norte de la Margen Occidental, donde decenas de activistas de Fatah presentaron su dimisión al presidente. En una ulterior escalada de la tensión, pistoleros de la organización leales a Abu al Rub expulsaron a los policías de la Autoridad Palestina de la localidad de Qabatya, cercana a Yenín. Los palestinos han expresado su temor de que la lucha entre Al Rub y Rayub pueda convertirse en un enfrentamiento abierto y violento entre sus respectivos partidarios.
Desde que se produjeron los acontecimientos, Abu al Rub se ha ganado la admiración de muchos palestinos por atreverse a atacar a una de las figuras más poderosas de Fatah. Uno de sus fans escribió en Facebook:
Oh, Hitler, has traído orgullo a la patria y a Alá.
Otro de sus seguidores escribió:
Todos somos Hitler. ¡Estamos contigo incluso hasta la muerte!
El amplio apoyo a Hitler refleja la insatisfacción con Abás y sus adjuntos. Rayub, que dirige la Asociación Palestina de Fútbol, es uno de los principales confidentes del presidente.
Al expulsar de Fatah a Abu al Rub, Abás ha hecho enfadar a muchos activistas de la organización en el norte de la Margen Occidental, que, en todo caso, llevaban mucho tiempo quejándose de que el presidente palestino los "marginaba". Algunos palestinos consideran que los recientes acontecimientos en el norte de la Margen son el comienzo de un motín contra Abás y la dirección de la Autoridad Palestina en Ramala.
Al Rub representa a la nueva generación de Fatah, que siempre ha desafiado a la vieja guardia de Abás en la organización. La nueva generación cree que los veteranos dirigentes de sus facciones, que llegaron a la Margen y a la Franja de Gaza tras la firma de los Acuerdos de Oslo, hace veinte años, han secuestrado la causa palestina al asumir el control exclusivo de la Autoridad Palestina. Abás y los veteranos dirigentes de Fatah ya han logrado enemistarse con muchos representantes de base de las nuevas generaciones.
El mes pasado, otro de los líderes de las bases de Fatah, Sufyan Abu Zaida, se salvó de un intento de asesinato: tiradores desconocidos dispararon veinte veces contra su coche. Este ataque se produjo semanas después de que Abu Zaida publicara un artículo en el que denunciaba que Abás era un tirano. Se han producido ataques similares contra Husam Jader y Mayed Abu Shamaleh, agentes de Fatah y críticos de Abás.
La lucha intestina en el seno de Fatah no augura nada bueno para los intentos de Kerry de lograr la paz entre Israel y los palestinos. Las crecientes tensiones en la organización son una señal de lo que le espera a Abás cuando firme un acuerdo con Israel, si es que lo hace. Y lo que es peor, los problemas internos de Fatah son una buena noticia para Hamás y para los enemigos de la paz.