La reciente decisión del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, de eliminar la filiación religiosa de los documentos de identidad palestinos ha despertado fuertes críticas y ha provocado una oleada de especulaciones acerca de sus verdaderos motivos para hacerlo.
En defensa de la controvertida decisión, el ministro palestino del Interior en la Margen Occidental afirmó que la Ley Fundamental palestina prohibe la discriminación por motivos étnicos o religiosos. El ministro declaró que Abás había dado instrucciones a su ministerio para que eliminara la filiación religiosa de todos los documentos de identidad emitidos para palestinos.
Hasán Alawi, un alto cargo del Ministerio del Interior palestino, explicó que la decisión era "un paso en la dirección adecuada". Señaló que la Autoridad Palestina ha tratado de eliminar la religión de los documentos de identidad desde 1995. También negó que la decisión tuviera motivos políticos.
Sin embargo, la medida ha recibido fuertes críticas por parte de Hamás y de otros grupos palestinos, que afirman que tiene como finalidad allanar el camino para la aplicación del acuerdo marco del secretario de estado estadounidense, John Kerry, entre la Autoridad Palestina e Israel.
Taher a Nunu, portavoz del Gobierno de Hamás en la Franja de Gaza, afirmó que la decisión de eliminar la filiación religiosa de los documentos de identidad era una preparación para la aplicación del plan de Kerry, el cual, según dijo, prevé la anexión por Israel de los asentamientos judíos en la Margen Occidental.
A Nunu sostuvo que la medida podría estar relacionada con conversaciones relativas a permitir que los colonos judíos se quedaran en la Margen y tuvieran doble nacionalidad en un futuro Estado palestino. El portavoz afirmó:
Ningún palestino puede consentir la presencia de asentamientos en nuestras tierras.
Otros cargos de Hamás declararon que la decisión de Abás puede ser una preparación para un posible reconocimiento de Israel como Estado judío, como ha exigido el Gobierno israelí. También criticaron la decisión por incumplir la doctrina islámica.
Yunis Al Astal, alto cargo de Hamás en la Franja de Gaza, explicó que la doctrina islámica exige que haya una "distinción" entre los seguidores de diversas religiones.
Al Astal indicó que distinguir entre los seguidores de distintas religiones permitiría a los musulmanes tratar a cada grupo conforme a la sharia, o ley islámica. El representante de Hamás afirmó:
La decisión de la Autoridad Palestina de suprimir la filiación religiosa de los documentos de identidad resulta inaceptable para el islam y su doctrina.
Al Astal señaló que Israel exigía que Abás lo reconociera como Estado judío, y afirmó que la decisión de la AP iba encaminada a cumplir con esa exigencia. Acusó a Abás de reconocer en la práctica que "toda Palestina pertenece a los judíos".
Lo que afirma en realidad el representante de Hamás es que, bajo un Gobierno islámico, los no musulmanes reciben un trato diferente de los que sí lo son. Quiere que los judíos y los cristianos paguen la yizia (tributo), el impuesto que se aplica a los no musulmanes que viven en regímenes islámicos a cambio de protección y seguridad.
Otros miembros de Hamás han afirmado que Abás carece de autoridad para adoptar semejante decisión, ya que su mandato expiró en enero de 2009 y ya no es un presidente legítimo. Señalaron que el Consejo Legislativo palestino era la única institución con autoridad para realizar tales cambios.
Independientemente de los motivos que haya tenido Abás para tomar esta decisión, está claro que Hamás y otros palestinos siguen persiguiendo un Estado islámico, en el que los no musulmanes estarían sujetos a la sharia y gozarían de menos derechos.
No hay nada que garantice que un futuro Estado palestino no caiga algún día en manos de Hamás o de otros extremistas musulmanes. Quienes crean que cualquier cristiano o judío sería bien recibido por un régimen islámico viven en una ilusión. Los no musulmanes pueden ser iguales en un Estado islámico sólo tras abrazar la fe islámica. Hasta entonces, se les consideraría dhimmis ("custodiados") y tendrían que pagar un impuesto de protección para evitar cualquier daño.
La polémica desatada por la decisión de Abás muestra que la oposición a reconocer a Israel como Estado judío sigue muy extendida entre los palestinos. También muestra lo que les aguarda a los no musulmanes en un futuro Estado palestino controlado por la sharia.