Durante la semana pasada se produjeron tres incidentes armados en la frontera entre Israel y Siria, lo que refuerza la tesis de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) de que dicha frontera planteará muchas amenazas para la seguridad en un futuro inmediato.
En el caso del incidente más reciente, individuos desconocidos colocaron una bomba junto a la valla fronteriza; el artefacto explotó al paso de una patrulla de las FDI, cuyo vehículo resultó dañado. Este caso es, precisamente, el tipo de incidente que, de repetirse, podría agravarse y convertirse en un posible secuestro o en un ataque mortal contra los soldados; ello precipitaría una respuesta israelí que, a su vez, podría conducir a una escalada aún mayor.
De hecho, el Mando Norte de las Fuerzas de Defensa de Israel se ha estado preparando de forma intensiva para este posible escenario; se ha entrenado a las patrullas para que respondan con rapidez a los ataques, se ha levantado una valla fronteriza a prueba de misiles, dotada de sensores de alta tecnología, y se ha creado un sistema de alerta temprana que proporcionará algún grado de cobertura.
Las Fuerzas Armadas israelíes aún no han podido establecer quién llevó a cabo el reciente ataque fronterizo, pero los principales sospechosos son elementos yihadistas sirios que forman parte de la oposición armada al régimen de Asad.
Facciones yihadistas extremistas, como el Frente Al Nusra (la filial oficial de Al Qaeda en Siria), y el Estado Islámico de Irak y la Gran Siria, mantienen una presencia constante en el sur de Siria, junto a tramos de la frontera con Israel, y chocan a diario con las fuerzas leales a Asad, contra las que se enfrentan por el control de las localidades de la zona.
Puede que a los yihadistas los mantenga ocupados el ejército de Asad, pero, aún así, de acuerdo con su ideología radical, podrían decidir atacar Israel. Estos grupos son difíciles de disuadir: no gobiernan de forma soberana ningún territorio claramente delimitado, lo que implica que no hay ningún remite al que Israel pueda enviar una respuesta, y nunca han sufrido una acción antiterrorista israelí.
En el caso de Hezbolá en el sur del Líbano y de Hamás en Gaza, se cumple justo lo contrario: tienen su propio territorio y, pese a estar fuertemente armados, anteriores operaciones israelíes contra ellos los mantienen disuadidos, por el momento.
El Ejército sirio también supone un peligro, como se puso de manifiesto la semana pasada, cuando uno de sus soldados decidió abrir fuego junto a la frontera contra paracaidistas israelíes, los cuales no tardaron en devolver los disparos contra su atacante, al que alcanzaron. Según el análisis de las FDI, el soldado sirio actuó solo, y su decisión de disparar fue espontánea. Pero, en la caótica zona fronteriza, este tipo de incidente podría también actuar como detonante que iniciara una reacción en cadena de enfrentamientos, los cuales podrían aumentar y convertirse en un conflicto mayor.
Ese mismo día, un proyectil de mortero disparado desde Siria cruzó la frontera y explotó cerca de la localidad drusa de Majdal Shams. Era un proyectil perdido disparado en medio de la guerra civil siria, pero si hubiera caído en una zona poblada de los Altos del Golán y hubiera causado víctimas, es seguro que hubiera provocado una respuesta israelí.
Los disparos perdidos también son un posible detonante de una escalada.
Los estrategas militares israelíes afirman que el escenario sirio se ha unido intrínsecamente al Líbano.
Con varios miles de efectivos de Hezbolá combatiendo en Siria, y con las organizaciones yihadistas sirias extendiéndose en el Líbano, un incidente que comenzara como un ataque contra Israel procedente de Siria podría acabar por extenderse rápidamente a la frontera libanesa.
Hay algunos factores estabilizadores que contrarrestan esta explosiva situación. Ninguno de los bandos sirios, hundidos hasta el cuello en una lucha a muerte en su guerra civil, tiene ganas de abrir un frente con Israel y enfrentarse a la potencia de fuego de las FDI. Además, como se volvió a demostrar la semana pasada, Israel puede contener los incidentes localizados combinando cuidadosamente respuestas firmes y control. Sin embargo, en medio de la caótica e impredecible realidad de la región, Israel no confía en dichos factores.
Los altos mandos militares israelíes están diciéndoles a sus unidades que asuman que la guerra, rápida e impredeciblemente, podría estallar mañana, y deben hacer los preparativos necesarios al respecto.