Una crisis de soberanía nacional en los países árabes que rodean a Israel ha creado un vacío de poder que se han apresurado a llenar organizaciones radicales no estatales.
En zonas sin ley en torno a Israel, organizaciones suníes y chiíes se extienden a través de las fronteras y trasladan armas y personal. Esto implica que un brote de violencia en un área puede, potencialmente, hacerla estallar en otros escenarios que rodean a Israel.
Al sur y al oeste de Israel crecen las redes terroristas afiliadas a Al Qaeda. Operan en la Franja de Gaza y en la península del Sinaí, y mantienen relaciones con los gobernantes de Gaza (Hamás) y con la Yihad Islámica.
Grupos terroristas gazatíes más pequeños, como los Comités de Resistencia Popular (enormemente implicados en el lanzamiento de cohetes contra Israel) han adoptado la costumbre de "subcontratar tareas" a terroristas de la vecina península del Sinaí para así evitar exponer a Hamás, en Gaza, a represalias israelíes.
Hamás y la Yihad Islámica emplean ese mismo truco cuando pretenden llevar a cabo ataques terroristas difíciles de rastrear. Eso también les permite incrementar sus propios arsenales de cohetes con vistas a un futuro enfrentamiento con Israel.
Probablemente, las redes terroristas transnacionales en Gaza y en el Sinaí enlazarán pronto con grupos extremistas yihadistas en Siria y en el Líbano, lo que supone que elementos favorables a Al Qaeda podrían plantear una amenaza táctica en cuatro de las fronteras de Israel: Egipto, Gaza, Siria y el Líbano.
Al norte de Israel, los chiíes de Hezbolá han enviado a gran número de combatientes a Siria: en estos momentos, además de sus bases tradicionales en el sur del Líbano, la organización terrorista respaldada por Irán y armada con unos 100.000 cohetes y misiles puede utilizar Siria como plataforma para futuros ataques contra Israel. En esa misma línea, redes terroristas enlazan la Franja de Gaza con la Margen Occidental.
Tanto Hamás como la Yihad Islámica intentan activamente crear células terroristas en la Margen Occidental y en Jerusalén Oriental; hasta ahora, esas tentativas han podido ser frustradas por la agencia de inteligencia interior israelí, el Shin Bet.
Aunque fracasen los intentos de terroristas gazatíes de organizar ataques en la Margen Occidental, un futuro chispazo en Gaza provocaría probablemente un aumento de violentos disturbios espontáneos en los territorios palestinos de la Margen, como ya ocurrió en 2012 con un conflicto en Gaza entre Hamás e Israel.
La actual falta de estabilidad en Egipto ha dificultado a El Cairo controlar la península del Sinaí, pese a que los militares egipcios han hecho cuanto han podido por combatir la amenaza. Bajo el mando de su jefe militar, el mariscal de campo Mohamed Fatah al Sisi, Egipto, al igual que Israel, considera a la Franja de Gaza una amenaza para la seguridad nacional, debido al movimiento de cientos de terroristas salafistas y de armas entre Gaza y el Sinaí a través de túneles subterráneos. Esos terroristas son quienes actualmente atacan con frecuencia a las fuerzas de seguridad egipcias en la zona.
Mientras, al norte de Israel, Siria ha implosionado a todos los efectos, y el régimen de Asad no controla, según algunas estimaciones, más del 40% del territorio. Siria también se ha convertido en la principal zona de reclutamiento mundial para los grupos vinculados a Al Qaeda; se cree que actualmente hay allí unos 30.000 yihadistas activos.
El Líbano, cuya existencia como Estado depende de un delicado equilibrio sectario, se ha visto sacudido por la guerra que ha estallado en la vecina Siria: un conflicto que ha visto cómo más de un millón de refugiados sirios -así como grupos radicales suníes- se desplazaban al Líbano.
Para esta incierta realidad se están preparando las Fuerzas de Defensa de Israel. Estas iniciativas incluyen tareas de inteligencia ampliadas, mayor seguridad fronteriza, capacidad de vigilancia mejorada y respuesta rápida a cualquier estallido repentino de conflictos en múltiples frentes.
Los drásticos cambios en la región han hecho que las FDI se centren especialmente en sus capacidades en cuestión de inteligencia y de precisión de fuego.
Las técnicas de tecnología punta para recabar información conceden a Israel una mayor oportunidad de recibir una alerta antes de que las amenazas se materialicen, mientras que las armas con sistemas de guiado de precisión, que pueden ser desplegadas por la fuerza aérea o desde plataformas terrestres, permiten que las Fuerzas de Defensa ataquen objetivos cercanos y lejanos en cuanto son avisadas.
Israel está preparado, aunque tiene la esperanza de que los preparativos no sean necesarios.