Hamás, el movimiento islamista palestino que ha jurado destruir a Israel, está resultando ser uno de los mayores beneficiarios del acuerdo nuclear alcanzado la semana pasada entre Irán y las potencias mundiales.
Envalentonado por el acuerdo, Hamás trata ahora de recoger los frutos aumentando su control de la Franja de Gaza con ayuda de Irán. Esto, naturalmente, son malas noticias para los rivales de Hamás en la escena palestina, concretamente la Autoridad Palestina, así como todos los que aún creen en el proceso de paz entre palestinos e israelíes.
El acuerdo nuclear también ha hecho que Arabia Saudí y otros países musulmanes suníes renueven sus relaciones con Hamás. El objetivo es incitar al movimiento palestino y a sus patronos de los Hermanos Musulmanes para que entren a formar parte de una coalición suní anti-iraní del mundo árabe.
Hamás trata ahora de lograr ambas cosas: restaurar sus vínculos con los principales países árabes, mientras que, al mismo tiempo, mejora sus relaciones con Irán. De momento, su estrategia parece estar funcionando, gracias al acuerdo nuclear entre las potencias mundiales y los iraníes.
Algunos dirigentes de Hamás no han ocultado su honda satisfacción por el acuerdo; dicen que reforzará definitivamente a su movimiento y a otros grupos terroristas de Oriente Medio que se oponen vehementemente a cualquier acuerdo de paz con Israel.
Uno de dichos dirigentes, Mahmud Zahar, manifestó sus esperanzas de que el acuerdo nuclear allane el camino para que Irán aumente su apoyo a sus peones en Oriente Medio, ante todo a Hamás.
Zahar, que está estrechamente vinculado con Irán, elogió el acuerdo y dijo que Hamás era ahora mucho más fuerte que durante la última guerra contra Israel. Y añadió: "El pueblo palestino no se rendirá y seguiremos resistiendo hasta la liberación de toda Palestina."
Superando la división suní-chií, por mor del genocidio: el líder de Hamás, Jaled Mashal (izquierda), y el 'Líder Supremo' de Irán, Alí Jamenei, en 2010. (Imagen: Oficina del Líder Supremo). |
Hamás no es más que uno de los diversos grupos radicales de la Franja de Gaza que han recibido ayuda financiera y militar de Irán. Entre los otros grupos se encuentran la Yihad Islámica, los Comités de Resistencia Popular y algunas milicias afiliadas a Fatah.
Según fuentes palestinas de la Franja, los iraníes ya han reanudado su ayuda al ala militar de Hamás, las Brigadas de Ezedín al Qasam. Las relaciones entre Irán y Hamás se crisparon hace cuatro años, después de que el movimiento palestino se negara a apoyar al aliado de Teherán, el presidente sirio Bashar al Asad, en su lucha contra grupos rebeldes. Los dirigentes de Hamás esperan ahora que el acuerdo nuclear y el levantamiento de las sanciones que pesan sobre la República Islámica hagan que aumente decididamente el apoyo iraní a los grupos terroristas de la región.
El acercamiento entre las potencias occidentales e Irán también ha provocado una cooperación más estrecha entre Hamás y la organización satélite de Teherán en el Líbano, Hezbolá.
La víspera de la firma del acuerdo nuclear, Musa Abu Marzuk, un alto cargo de Hamás, viajó a Beirut para reunirse con el líder de Hezbolá, Hasán Nasrala. Pese a que entre ambos grupos terroristas hay muchas diferencias, especialmente respecto a la guerra civil en Siria, ambos comparten un objetivo común: la destrucción de Israel.
Hamás sabe que Hezbolá también tiene mucho que ganar con el acuerdo nuclear, que también le permitirá a Irán aumentar su apoyo militar a la organización libanesa. Los dirigentes del grupo palestino esperan que algunas armas lleguen a la Franja de Gaza, especialmente en vista de las duras medidas de seguridad que obstaculizan el contrabando a través de la frontera entre Egipto y la Franja de Gaza. Merced al acuerdo, Hamás y Hezbolá están colaborando de nuevo para lograr su objetivo de debilitar a los árabes y musulmanes moderados y de eliminar a Israel.
Pero lo que quizá resulte todavía más interesante es que el acuerdo nuclear ha hecho que Arabia Saudí y otros países árabes cortejen a Hamás.
Los últimos tres años los saudíes se negaron a hablar con Hamás y trataron al movimiento como a un enemigo y una amenaza. Pero ahora el acuerdo parece haber convencido a los saudíes para que cambien su estrategia respecto al movimiento palestino.
Poco después de la firma del histórico acuerdo entre Irán y las potencias mundiales, el líder de Hamás, Jaled Mashal, fue invitado a Arabia Saudí, en lo que constituyó un paso inesperado que supuso una sorpresa incluso para algunos dirigentes de Hamás.
La inesperada visita de Mashal a Arabia Saudí, donde se reunió con el rey Salman ben Abdel Aziz, se considera por los líderes de Hamás un acontecimiento "decisivo e importante".
El principal representante de Hamás en la Franja de Gaza, Ismaíl Haniyeh, dijo que la visita abre el camino a una nueva era de relaciones entre su movimiento y Arabia Saudí. Y añadió: "Ha sido una visita fructífera, exitosa y espléndida."
La visita de Mashal a Arabia Saudí tuvo rápidamente consecuencias positivas para Hamás. Los saudíes, como gesto hacia su huésped, decidieron liberar de prisión a diversos miembros de Hamás que habían sido encarcelados por terrorismo.
Los dirigentes de la Autoridad Palestina en Ramala han manifestado su profunda preocupación ante el acercamiento entre Hamás y Arabia Saudí. Explican que la renovación de los vínculos entre ambos reforzarán aún más al movimiento islamista tanto en la Franja de Gaza como en la Margen Occidental en un momento en el que la AP está llevando a cabo una represión masiva sobre los partidarios de Hamás por motivos de seguridad. En las últimas semanas, las fuerzas de la AP en la Margen Occidental detuvieron a más de 250 miembros del grupo islamista en un nuevo intento de frenar su creciente influencia.
El acuerdo nuclear ha sido una bendición para Hamás y todos los enemigos de la paz en Oriente Medio. Hamás trata ahora de matar a dos pájaros de un tiro: asegurarse el constante apoyo iraní para su plan de destruir a Israel mientras, a la vez, se une a la coalición suní y finge oponerse al creciente poder iraní en Oriente Medio.
El acuerdo nuclear allana el camino para que Hamás siga recibiendo armas de sus amigos de Teherán y millones de dólares de Arabia Saudí y otros países petrolíferos de Oriente Medio. Este acuerdo ha destruido virtualmente cualquier posibilidad de solución pacífica para el conflicto palestino-israelí. Merced a la política de apaciguamiento hacia Irán, los enemigos de la paz en la región tendrán ahora más armas y más dinero.