En cumplimiento con las exigencias islámicas, las autoridades de la región indonesia de Aceh han empezado a demoler iglesias cristianas. Se ha tomado esta medida después de que turbas musulmanas atacaran y arrasaran los templos. Murió al menos una persona, y miles de cristianos fueron desplazados.
El viernes 9 de octubre cientos de musulmanes, enardecidos por los sermones impartidos en una mezquita, marcharon a las oficinas de las autoridades locales y exigieron el cierre de todas las iglesias clandestinas de Aceh. Los imanes enviaron mensajes de texto incitando a los musulmanes de otras zonas a alzarse contra las iglesias y pedir su demolición.
El lunes 12 de octubre las autoridades celebraron una reunión con los líderes islámicos y acordaron demoler diez iglesias clandestinas en el transcurso de dos semanas.
Al parecer, no fue lo suficientemente rápido para satisfacer las llamadas musulmanas a la acción inmediata. Al día siguiente, una turba de unos 700 musulmanes, algunos armados con hachas y machetes, prendieron fuego a una iglesia de la zona que ni siquiera estaba en la lista de demoliciones acordada.
La turba musulmana fue después a una segunda iglesia, lo que dio lugar a enfrentamientos violentos. Un individuo, supuestamente cristiano, murió tras recibir un disparo en la cabeza. Otras personas resultaron heridas mientras los cristianos intentaron defender su templo contra la turba armada.
Unos 8.000 cristianos fueron desplazados; muchos huyeron a las provincias limítrofes. Su miedo estaba justificado: los líderes islámicos siguieron difundiendo mensajes que decían: "No dejaremos de dar caza a los cristianos y quemar iglesias. ¡Los cristianos son los enemigos de Alá!".
En vez de castigar a quienes llamaron a la violencia y se tomaron la ley por su cuenta prendiendo fuego y atacando iglesias, las autoridades locales demolieron tres iglesias (un centro misionero católico y dos iglesias protestantes) el 19 de octubre. Durante los días siguientes, se fijó la demolición de otros siete templos, y en los próximos meses y años caerán decenas de iglesias.
Las autoridades, en un principio, habían pedido a los líderes de las iglesias que las demolieran ellos mismos. "¿Pero cómo vamos a hacer eso?", dijo Paima Berutu, líder de una de las iglesias: "Es imposible [para nosotros derribarla] (...) Algunos la contemplamos [la demolición] desde lejos, hombres y mujeres. Fue muy doloroso".
La situación en Aceh continúa siendo tensa. "Todos los miembros de la iglesia están ahora mismo haciendo guardia en sus templos", dijo otro pastor.
En cuanto a los cristianos desplazados, muchos siguen desamparados, esperando "agua potable, alimentos, ropa, comida de bebé, mantas y medicinas, que se necesitan desesperadamente". Dado que se ha informado de que hay musulmanes custodiando la frontera con la orden de matar a cualquier cristiano que la cruce, llegar a los cristianos resulta difícil.
Muchos musulmanes y algunos medios tratan de justificar esta destrucción señalando la situación irregular de las iglesias, al no estar inscritas legalmente. Lo cierto es, sin embargo, que, gracias al Decreto Conjunto de Indonesia para las Casas de Culto, de 2006, es imposible, en la práctica, obtener la licencia para una iglesia. El decreto ilegalizó que los templos consiguiesen la licencia a menos que pudiesen reunir "las firmas de 60 hogares de la zona con credos diferentes", presumiblemente musulmanes, así como "una recomendación escrita de la oficina o regencia municipal de asuntos religiosos", es decir, del jeque local y el consejo de ancianos musulmanes: las mismas personas con mayor probabilidad de incitar a los musulmanes contra los cristianos y sus iglesias durante las reuniones en las mezquitas. Los activistas cristianos dicen que hay muchas mezquitas sin inscribir y construidas sin licencia, pero las autoridades pasan por alto esas infracciones.
Otros intentan justificar los recientes ataques contra las iglesias señalando que se produjeron en Aceh, la única región de Indonesia donde la ley islámica, o sharia, tiene autorización oficial, y donde se han cerrado 1.000 iglesias desde 2006.
Sin embargo, en otras partes de Indonesia donde no se impone la ley islámica incluso las iglesias perfectamente legales sufren ataques. Entre ellas, la iglesia protestante de Filadelfia en Bekasi, unos dos kilómetros y medio al sur de Aceh, cumplidora de la sharia. Aunque tenía la documentación en regla, también fue cerrada ilegalmente como respuesta a las protestas violentas de los musulmanes. El 25 de diciembre de 2012, cuando la congregación se reunió en un solar para celebrar la Navidad, cientos de musulmanes, mujeres y niños incluidos, les tiraron huevos podridos, piedras y bolsas de plástico llenas de orina y heces. La policía se limitó a observar.
Un portavoz de la iglesia declaró: "Tenemos que cambiar constantemente de lugar porque al parecer nuestra presencia incomoda, y tenemos que escondernos para no vernos intimidados por grupos de intolerantes (...) Esperábamos que la policía nos ayudase, pero después de tantos ataques a los miembros de la congregación [también cuando se reúnen en privado para practicar su culto en las casas particulares], vemos que la policía también está implicada".
Bogor es otra zona donde en teoría no se impone la ley islámica. Sin embargo, la epopeya que está viviendo allí la iglesia GKI Yasmin ejemplifica cómo prevalece la ley islámica sobre la indonesia. En 2008, cuando los vecinos musulmanes empezaron a quejarse de la existencia del templo, aunque tuviese todos los permisos, las autoridades solícitamente lo cerraron. En diciembre de 2010 el Tribunal Supremo de Indonesia dictó la reapertura de la iglesia, pero el alcalde de Bogor, negándose a obedecer, la mantiene clausurada.
Desde entonces, la congregación ha celebrado las misas de los domingos en las casas de sus miembros, y a veces en la calle, ante las habituales burlas y ataques de las turbas musulmanas. El domingo 27 de septiembre la iglesia celebró su centésima misa al aire libre.
La yihad indonesia se está llevando a cabo en distintos grados en toda la nación del Este Asiático y no se limita a las zonas donde rige la sharia, como Aceh. En el país otrora alabado por ser la imagen del "islam moderado", la conducta "extremista" que cabría esperar del Estado Islámico (ISIS) –odio, ataques e iglesias demolidas– se ha convertido en la norma.