Si el pensamiento corrompe el lenguaje, el lenguaje también puede corromper el pensamiento. — (George Orwell, '1984').
¿Qué haces si no te gusta Israel pero sólo tienes una válvula de escape para ese desagrado: expresarlo en la retórica y sobre el papel? Si eres palestino, siempre puedes inventarte tu propia terminología, una que presente a Israel y todo lo que tenga que ver con él bajo una luz negativa. Esta es precisamente la opción que han elegido los palestinos durante las últimas décadas, inventándose sus propios términos y frases para hablar de Israel.
George Orwell, por supuesto, supo entender muy bien esa actitud. Para él, "el lenguaje también puede corromper el pensamiento". Los sentimientos antiisraelíes, expresados durante décadas por los palestinos, no sólo corrompen el pensamiento, sino que incitan a la gente contra Israel, creando situaciones incendiarias diseñadas para provocar una conflagración.
Para ser claros: no se trata de la habitual incitación en los medios palestinos que se debate en los foros internacionales. Esto tiene un cariz distinto. Esta incitación demoniza a Israel y a los judíos. Según este relato, Israel es perverso, además de un forastero en Oriente Medio.
Orwell, con sus sabias observaciones sobre el lenguaje, no habló de la mentira en múltiples lenguas. Pero esas mentiras están profundamente arraigadas en el discurso palestino sobre Israel. Las tendencias políticas determinan en cierto modo qué terminología emplean los palestinos para referirse a Israel. Sea como fuere, los palestinos, de manera transversal, emplean términos sumamente negativos para hablar de Israel.
Hasta la firma de los Acuerdos de Oslo, en 1993, la facción moderada Fatah, actualmente liderada por el presidente Mahmud Abás, se refería a Israel, al igual que hacen hoy sus cofrades palestinos, como "la entidad sionista". Eso fue antes de que la OLP reconociera oficialmente a Israel, conforme a las condiciones de Oslo. Ya entonces se consideraba desagradable e inaceptable llamar a Israel por su nombre, no fuera que se interpretara, Dios no lo quisiera, como un reconocimiento.
El 24 de diciembre de 2014, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, hablando en árabe en una conferencia de prensa, usó la palabra 'Israel' para explicar su negativa a reconocer a Israel como Estado judío. (Imagen: Palestinian Media Watch). |
Más de dos décadas después, la facción Fatah de Mahmud Abás y la Autoridad Palestina (AP) siguen teniendo dificultades para pronunciar el nombre de Israel. Desde su creación, en 1994, la política oficial de la Autoridad Palestina ha sido referirse (en árabe) a Israel como "el otro lado". Eso decían las instrucciones que la AP hizo circular entre sus funcionarios y personal de seguridad, que siguen teniendo vigencia.
En aquellos tiempos, mientras las fuerzas de seguridad de la AP realizaban patrullas conjuntas con los soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) en muchas partes de la Margen Occidental, los policías palestinos tenían prohibido hablar de Israel o de las IDF, especialmente cuando se comunicaban con sus compañeros y comandantes por radiotransmisor. Los términos Israel y IDF eran sustituidos por "el otro lado".
Un alto oficial de las fuerzas de seguridad palestinas al que se preguntó al respecto en aquella época admitió que las órdenes provenían directamente de la oficina de Yaser Arafat. "Sí, hemos firmado un acuerdo que reconoce a Israel, pero la mayoría de los oficiales y policías seguimos teniendo verdaderos problemas para pronunciar su nombre", confesó.
La Autoridad Palestina sigue coordinándose en materia de seguridad con Israel... y esas instrucciones siguen vigentes. Los funcionarios civiles y de las fuerzas de seguridad que mantienen contacto diario con sus homólogos israelíes suelen abstenerse de hablar de Israel o de las IDF. La buena noticia es que ya no se refieren a Israel como "la entidad sionista".
Cuando se refieren a Israel, los medios palestinos y los representantes de la AP, en sus comunicados (en árabe), siguen utilizando una terminología que es degradante e incluso insultante. Así, a veces se denomina a Israel "el Estado de la Ocupación", y al Gobierno israelí "el Gobierno de la Ocupación".
Muchos palestinos siguen oponiéndose a utilizar el nombre de Israel porque simplemente no reconocen su derecho a existir. El escritor palestino Muhsen Saleh criticó a algunos árabes y palestinos por utilizar a veces el nombre de Israel en sus discursos y escritos:
Durante muchos años, los árabes y sus regímenes y medios se han negado a utilizar el nombre de Israel para referirse a la entidad usurpadora que se instaló en buena parte del territorio de la Palestina de 1948. Solían referirse a él como "el enemigo", "la entidad sionista" o "la Ocupación", o al menos solían entrecomillar el nombre de Israel para indicar que no lo reconocían. Hoy, sin embargo, el nombre 'Israel' se está utilizando sin comillas y sin sonrojo.
Al primer ministro de Israel, al margen de su identidad o tendencia política, se le llama a menudo "el primer ministro de la Ocupación". Algunos prefieren usar decir "el primer ministro de Tel Aviv". El ministro de Defensa israelí, también al margen de su identidad o tendencia política, es con frecuencia denominado el "ministro de Guerra". Esto quiere dar a entender que Israel está constantemente en guerra con los palestinos y los árabes. Ni que decir tiene que las IDF siempre son mencionadas como "las Fuerzas de Ocupación", cuya única misión es matar palestinos, destruir sus casas y hundir sus vidas en la miseria.
Otra señal de las dificultades que tienen muchos palestinos para utilizar el nombre de Israel se puede observar en cómo hablan sobre los ciudadanos árabes de Israel. Las autoridades palestinas y los medios de comunicación se suelen referir a ellos como "los árabes del interior", lo que implica que interior es una parte de Palestina. Otros se decantan por "los árabes de 1948", "los palestinos de dentro de la Línea Verde" o "los árabes que viven en los territorios ocupados en 1948".
Y no hemos hablado aún del hecho de que muchos palestinos se refieran a las localidades de Israel como ciudades y pueblos "ocupados". Yafo, Haifa, Acre, Tiberíades, Ramle y Lod, por ejemplo, aparecen frecuentemente en los medios palestinos como "ciudades palestinas" o "ciudades ocupadas". Los judíos que viven en estas ciudades, así como en otras partes de Israel, son a veces denominados "colonos".
Los judíos que visitan el Monte del Templo, o Haram al Sharif, en Jerusalén, son descritos periódicamente por los medios y funcionarios palestinos como "manada de colonos" o "bandas terroristas colonas".
Esto sólo es un puñado de ejemplos del lenguaje que se emplea en la narrativa palestina. Ese lenguaje deja al descubierto la verdad: que muchos palestinos siguen sin aceptar el derecho de Israel a existir. Para ellos, no se trata sólo de la ocupación de la Margen Occidental, la Franja de Gaza y Jerusalén Este. La verdadera "ocupación", para ellos, empezó con la creación de Israel, en 1948.
No es ningún secreto que los líderes palestinos no han preparado a su pueblo para la paz con Israel. Y lo que es peor, la terminología adoptada por esos líderes y por un creciente número de palestinos es una clara señal de que aquellos, mediante su retórica y sus medios de comunicación, siguen promoviendo una política que no sólo deslegitima a Israel y lo presenta como un Estado perverso, sino que también le niega su derecho a existir. A los hablantes no árabes les puede parecer que esta afirmación carece de fundamento, porque lo que escuchan y leen a los representantes palestinos en inglés no refleja los mensajes que se están transmitiendo a los palestinos en árabe.
La opinión pública internacional angloparlante haría bien en procurarse traducciones precisas de lo que se está diciendo sobre Israel en árabe. Es la única manera de salir de la neolengua palestina, aunque eso pueda hacer que Orwell se revuelva en su tumba.