Hay un malentendido fundamental: el de que los países árabes pueden ayudar a lograr la paz en Oriente Medio persuadiendo –o más bien presionando– a los palestinos para que hagan concesiones a Israel.
Ese malentendido da lugar a errores y además carece de fundamento.
Hace poco, funcionarios de Israel y Washington empezaron a hablar de un "enfoque regional" para resolver el conflicto israelo-palestino. Según esa visión, se implicaría al mayor número posible de países árabes en los esfuerzos para lograr un amplio y duradero acuerdo de paz entre Israel y los palestinos. Los defensores del "enfoque regional" creen que países árabes como Jordania, Egipto, el Líbano, Qatar o Arabia Saudí tienen suficiente fuerza negociadora con los palestinos para obligarles a aceptar un acuerdo de paz con Israel.
Sin embargo, los palestinos no tardaron en rechazar la idea tachándola de ser otra "conspiración" estadounidense, israelí y árabe para "liquidar" su causa y obligarles a hacer concesiones inaceptables. Entre esas "concesiones inaceptables" destacan la de reconocer a Israel como Estado judío y la de renunciar a la exigencia del derecho al retorno, que daría acceso a Israel a millones de refugiados palestinos.
Lo que pasa por alto esta reciente idea de Washington e Israel es que los palestinos, simplemente, no confían en sus hermanos árabes. Los palestinos consideran que la mayoría de los líderes y regímenes árabes son "marionetas" manejadas por EEUU y sus aliados "sionistas". Peor aún: muchos palestinos se refieren a menudo a los líderes y regímenes árabes como "los verdaderos enemigos" de los palestinos. Preferirían que Francia, Suecia, Noruega y Bélgica supervisaran un proceso de paz con Israel antes que cualquiera de los países árabes.
Los líderes árabes preferirían que Francia, Suecia, Noruega y Bélgica supervisaran un proceso de paz con Israel antes que cualquiera de los países árabes. Los palestinos no confían en sus hermanos árabes, así de simple. En la imagen, el presidente de Francia, François Hollande (izquierda), abraza al de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, durante una conferencia de prensa celebrada en Ramala el 18 de noviembre de 2013. (Oren Ziv/Getty Images) |
En general, los palestinos confían más en los países occidentales que en sus hermanos árabes. Por eso la Autoridad Palestina (AP), encabezada por Mahmud Abás, sigue insistiendo en una conferencia internacional como medio preferido para lograr la paz en la región, y no un "enfoque regional" que daría a los países árabes un papel protagonista en la resolución del conflicto. La implicación árabe en un proceso de paz con Israel es, de hecho, lo último que quieren Abás y otros palestinos.
Hani al Masri, destacado politólogo palestino, se hizo eco de este escepticismo en relación con un posible papel de los países árabes en el proceso de paz de Oriente Medio. En realidad, cree que los árabes quieren ayudar a Israel a "liquidar" la causa palestina.
También predijo que el reciente acercamiento entre Israel y algunos países árabes envalentonaría a "toda la oposición y los grupos yihadistas" que están luchando contra los regímenes árabes. Según Al Masri, ni siquiera está claro que ningún país árabe –especialmente los vecinos de Israel– esté dispuesto a una solución regional. A los jordanos, por ejemplo, les preocupa que una solución regional promueva la idea de sustituir el reino hachemí por un Estado palestino. A este respecto, el exministro de Información jordano Saleh al Qalab condenó las declaraciones sobre una conferencia regional diciendo que eran un "regalo envenenado" y una "conspiración" contra Jordania y los palestinos.
Los egipcios, por su parte, están preocupados por que un enfoque regional suponga ceder territorio del Sinaí a los palestinos de la Franja de Gaza, idea muy impopular en Egipto. Los egipcios tienen buenos motivos para estar preocupados: algunos líderes y países árabes han expresado su interés en esa idea.
En cuanto a los libaneses, les preocupa que una solución regional obligue a su país a conceder ciudadanía plena e igualdad de derechos a cientos de miles de refugiados palestinos. Los libaneses llevan décadas soñando con el día en que puedan deshacerse de los campos de refugiados palestinos y de sus habitantes, que durante mucho tiempo han estado sometidos a apartheid y a leyes discriminatorias.
Por lo que hace a Siria, está demasiado preocupada con su propia implosión como para pensar en la paz entre los palestinos e Israel. Además, ¿cuándo han expresado los sirios su preocupación por los palestinos? Desde que empezó la guerra civil, hace cinco años, más de 3.400 palestinos han muerto allí, y otros miles han resultado heridos. Además, 150.000 han tenido que huir a los países árabes vecinos o a Europa. Al régimen sirio no le importa su propia población, que está siendo masivamente masacrada a diario. ¿Por qué, entonces, cabría esperar que se preocupara por los palestinos? Sería una pesadilla para los sirios reasentar a los palestinos y concederles plenos derechos y la ciudadanía. Como la mayoría de los países árabes, Siria sólo quiere que sus palestinos desaparezcan.
Jordania, Egipto, el Líbano y Siria son bastante reacios, pues, a una "solución regional". Y es lógico: es una enorme amenaza para su seguridad nacional. Por tanto, ¿qué países árabes ayudarían a poner fin al conflicto israelo-palestino? ¿Arabia Saudí? ¿Qatar? ¿Kuwait? ¿Omán? ¿Túnez? ¿Marruecos? ¿En serio?
Israel, como Estado judío, es anatema para las aspiraciones palestinas. Ningún líder árabe del mundo puede convencer a los palestinos de que renuncien al derecho de retorno de los refugiados o acepten una solución que permita a Israel retener el control sobre ciertas partes de la Margen Occidental y Jerusalén Este. Cualquier líder árabe o palestino que promueva dicho compromiso está poniendo en peligro su vida. Y pasará a la Historia palestina como un traidor que se vendió a los judíos y se rindió a la presión de Estados Unidos e Israel.
Además, Abás y la Autoridad Palestina no están en absoluto interesados en ningún acercamiento árabe-israelí. Abás y su cohorte en Ramala ya están pasando noches en vela preocupados por las conversaciones entre Israel y algunas naciones árabes, en particular Arabia Saudí y otros países del Golfo. Esto significa la normalización, lisa y llanamente. Dicha normalización, a ojos de la AP, debe reservarse para cuando Israel se someta a sus demandas.
El ministro de Exteriores de Abás, Riad al Malki, dejó claro esta semana que los palestinos rechazan la idea de una solución regional que diera a los árabes un papel en el proceso de paz. Dijo que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se equivoca al pensar que el acercamiento entre Israel y algunos países árabes vaya a traer nada bueno. Al Malki tachó el enfoque regional de Netanyahu de "política retorcida", y añadió: "Netanyahu piensa que creando lazos con los Gobiernos árabes podrá obligar a los palestinos a iniciar negociaciones con Israel". Según él, los palestinos quieren a los europeos –y no a los árabes– a su lado cuando negocien con Israel.
El ministro de Exteriores palestino está diciendo que los palestinos preferirían tener a su lado a los europeos antes que a sus hermanos árabes a la hora de asfixiar a Israel. Los palestinos creen que es una apuesta mejor.
En todo caso, cualquier solución regional que implique a los países árabes estaría condenada al fracaso, porque los palestinos y sus correligionarios árabes se odian entre sí. Es más: aunque Abás aceptara los términos que le dictara dicha alianza, su propia gente los rechazaría. Cualquier solución ofrecida por los Gobiernos árabes siempre será considerada un "dictum americano-sionista".
Esto es lo que los palestinos quieren de verdad: utilizar a los europeos para imponer una solución a Israel. Por eso Abás no renuncia a la idea de una conferencia internacional, igual que un perro no suelta su hueso ni muerto.