La Autoridad Palestina (AP) ha decidido que los palestinos ya no podrán recibir tratamiento médico en Israel, con la excepción de los altos funcionarios palestinos. La semana pasada, Yibril Rayub, alto funcionario de Fatah, la facción de Abás en el Gobierno de la Margen Occidental, fue atendido en el hospital Ichilov (en la imagen), el mayor centro de cuidados intensivos de Israel. (Foto: Avishai Teicher/PikiWiki). |
La Autoridad Palestina (AP) ha decidido que los palestinos ya no podrán recibir tratamiento médico en Israel. El pasado marzo, el Ministerio de Sanidad de la AP en Ramala (Margen Occidental), capital de facto de los palestinos, anunció el cese de las transferencias médicas a los hospitales israelíes y prometió encontrar alternativas para los pacientes palestinos en los hospitales privados y públicos.
La AP dice que su decisión responde a lo que deduce el Gobierno de Israel, en correspondencia con lo que paga el Gobierno palestino a las familias de los presos y "mártires", de lo que recaudan los israelíes en nombre de los palestinos.
Una nueva ley israelí permite al Gobierno imponer sanciones económicas a la AP por su política de "pago por asesinato", que anima a los terroristas a atacar a los israelíes porque saben que ellos y sus familias recibirán un salario (del Gobierno de la AP) para el resto de su vida.
Se calcula que la AP gastó no menos de 502 millones de shékels (126 millones de euros) de su presupuesto de 2018 en salarios y pagos a terroristas presos y excarcelados. Se pagaron al menos 230 millones de shékels (58 millones de euros) en salarios a terroristas presos, mientras que se pagaron otros 176 millones de shékels (44 millones de euros) en salarios a terroristas después de salir de la cárcel, según se reveló. Los 96 millones de shékels (24 millones de euros) restantes se destinaron al pago de salario y otras prestaciones a los terroristas y sus familias.
A pesar de las deducciones israelíes, los terroristas y sus familias siguen recibiendo sus salarios íntegros. Los únicos que están pagando el precio son las decenas de miles de funcionarios públicos palestinos, que en los últimos tres meses han recibido sólo entre el 50% y el 60% de su salario.
En los últimos meses, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, ha prometido seguir pagando prestaciones a los terroristas y sus familias, aunque le cueste al Gobierno palestino hasta su último céntimo. "No aceptaremos un recorte o cancelación de los salarios a las familias de los mártires y presos que algunos están intentando imponer", dijo Abás. Se citan otras declaraciones de Abás: "Por Alá, aunque sólo nos quede un céntimo, se gastará en las familias de los mártires y los presos, y sólo después se gastará en el resto de la población".
Evidentemente, el "resto de la población" incluye no sólo a los empleados de la AP, también a los pacientes palestinos que necesitan tratamiento médico. Abás ha decidido ahora castigar a estos pacientes privándoles del tratamiento médico en Israel.
Osama Al Nayar, portavoz del Ministerio de Sanidad de la AP, dijo que el Gobierno de la AP ha decidido dejar de financiar el tratamiento médico de los pacientes palestinos en hospitales israelíes en respuesta a las deducciones de los subsidios pagados a los terroristas y sus familias. Al Nayar calculó el coste de las transferencias médicas a los hospitales israelíes en 100 millones de dólares al año.
El periodista palestino Fazi Sabah dijo que la decisión tomada por el Ministerio de Sanidad de la AP fue "equivocada, precipitada e insensata". Señaló que la decisión se había tomado antes de encontrar alternativas a los hospitales israelíes, y también que "era peligrosa porque a los pacientes se les está negando el derecho de recibir un tratamiento médico del que no disponen en los hospitales palestinos, poniendo en riesgo en su vida. Es un precio muy alto".
Sabah dijo que lo que se habla sobre enviar a los pacientes a los hospitales de Jordania y Egipto también aumentaría su sufrimiento. Muchos de los pacientes, dijo, ya han empezado a recibir tratamiento médico en Israel, y ahora tendrían que empezar desde el principio con un nuevo tratamiento en Jordania o Egipto.
"Los hospitales jordanos y egipcios no podrán tratar a estos pacientes con la atención profesional médica necesaria, y los pacientes se verán obligados a volver al punto de partida y someterse a nuevas pruebas médicas", añadió Sabah.
Esto supone un sufrimiento adicional para los pacientes, y más gastos para el Gobierno palestino. Aparte, estos pacientes tendrán que soportar el sufrimiento de largas horas de viaje a Egipto y Jordania. El trayecto desde la Franja de Gaza a El Cairo requiere entre dos y tres días, y la vuelta entre tres y cuatro días. Esto significa que los pacientes de cáncer dedicarán una semana entera a recibir una dosis de quimioterapia, mientras que les supone un día o unas horas obtener el mismo tratamiento en Israel.
La decisión de la AP de impedir que los pacientes reciban tratamiento médico en Israel no afecta a los altos funcionarios palestinos.
La semana pasada, Yibril Rayub, alto funcionario de Fatah, la facción de Abás en el Gobierno de la Margen Occidental, fue atendido en el hospital Ichilov, el mayor centro de cuidados intensivos de Israel. Rayub, que también preside la Asociación de Fútbol Palestino y pasó 17 años en una cárcel israelí por delitos relacionados con el terrorismo, fue trasladado de urgencia al hospital para recibir tratamiento médico, a pesar de la decisión de la AP de prohibir a los pacientes palestinos que reciban tratamiento médico en Israel.
Sin embargo, y a pesar de que los médicos israelíes se esforzaron por darle a Rayub la mejor atención en el hospital Ichilov, el alto funcionario palestino envió una carta a las asociaciones de fútbol de Europa y España para exigir que el Atlético de Madrid cancelara un amistoso tras la liga con un equipo israelí en Jerusalén. "No estamos en contra de jugar en Israel, pero sí en la ocupada Jerusalén", escribió Rayub en su carta. Rayub no mencionó que el Teddy Stadium, donde tendrá lugar el partido el 21 de mayo, está en realidad en el oeste de Jerusalén.
Unos días antes de ser atendido en el hospital israelí, Rayub también pidió a los árabes y musulmanes que "cesaran todas las formas de normalización deportiva con Israel".
Rayub no es el primer alto funcionario palestino, ni el último, que ha recibido tratamiento médico en algunos de los mejores hospitales de Israel. En 2017, el secretario general de la OLP, Saeb Erekat, que ha acusado a Israel de "genocidio", ingresó en el centro médico Beilinson de Israel para recibir tratamiento después de someterse a un trasplante de pulmón en EEUU.
Los líderes palestinos vuelven a mostrar su hipocresía en lo relativo a la atención médica. Por un lado, no pierden la oportunidad de lanzar varias formas de libelo de sangre contra Israel. Por el otro, cuando enferman, lo primero que hacen es llamar a los hospitales israelíes con la esperanza de recibir el mejor tratamiento médico de Oriente Medio. No se van corriendo a los hospitales de Egipto y Jordania: saben que no les van que allí no les van a dar la mejor atención.
Lo que es inquietante es que los líderes palestinos estén poniendo en peligro las vidas de su pueblo al negarles el tratamiento médico en los hospitales israelíes. Esta es otra señal más de cómo los líderes palestinos actúan en función de sus intereses personales mientras ponen en peligro la vida de los pacientes, cuya única culpa es no tener familiares en altos puestos de la Autoridad Palestina, que podrían ayudarles a recibir tratamiento en Israel.