El escritor saudí Mohamed al Shaij ha pedido que se impida a los palestinos peregrinar a La Meca, a raíz de que surgiera un vídeo donde se veía a unos palestinos, en el último Haj, portando banderas palestinas y coreando: "Con sangre y con alma te redimiremos, mezquita de Al Aqsa". Los saudíes tienen normas estrictas que prohíben el activismo político durante el Haj. En la imagen, peregrinos en y alrededor de la Gran Mezquita de La Meca, durante las oraciones nocturnas. (Foto: Al Yazira/Wikimedia Commons) |
¿Es cierto? Y si lo es, ¿por qué? Lamentablemente, los palestinos tienen fama de traicionar a sus hermanos árabes, incluso de apuñalarlos por la espalda. Por ejemplo: apoyaron la invasión de Sadam Husein de Kuwait, país del Golfo que, junto con sus vecinos, les daba decenas de millones de dólares anuales en ayudas.
Como desleal es como cada vez más árabes, en particular los que viven en los Estados del Golfo, califican la conducta de los palestinos en los últimos años.
En los últimos meses, las críticas árabes a los palestinos, expresadas sobre todo en las redes sociales y los medios tradicionales, se han intensificado, y a veces adquirido un cariz desagradable.
Varios escritores y periodistas árabes han expresado su indignación por la oposición de los palestinos a los planes de paz, sobre todo al aún no desvelado Acuerdo del Siglo de la Administración estadounidense. Acusan a los palestinos de perder incontables oportunidades y afirman que el Acuerdo del Siglo podría ser "la última y mejor ocasión de los palestinos para lograr un Estado".
Jalid Ashaerah, saudí, ha tachado a los palestinos de "traidores" y manifestado su esperanza en que Israel resulte "victorioso".
Los ataques árabes reflejan una intensa y creciente desilusión en el mundo árabe con los palestinos y con cualquier cosa relacionada con ellos.
En la raíz de todo ello se halla la creencia árabe de que, a pesar de todo lo que hicieron para ayudar a sus hermanos palestinos en las últimas siete décadas, estos han sido unos desagradecidos hacia los pueblos y países árabes y musulmanes. Les acusan de escupir en el pozo del que han estado bebiendo.
Hasta hace unos años eran los egipcios quienes protagonizaban la campaña antipalestina en el mundo árabe. Destacados periodistas, escritores y políticos egipcios parecían competir por la medalla de los ataques más duros contra los palestinos.
Los egipcios centraban sus críticas en la organización terrorista Hamás, que controla la Franja de Gaza, enclave costero que comparte frontera con su país. Los críticos, la mayoría de los cuales están vinculados al régimen del presidente Abdel Fatah al Sisi, consideran a Hamás –una rama de los Hermanos Musulmanes, ahora ilegal en Egipto– como una amenaza para la seguridad nacional y la estabilidad de su país. También les indignan las críticas palestinas a Sisi por tener, supuestamente, buenas relaciones con Israel y la Administración estadounidense.
Los palestinos parecen creer que Sisi, junto con Israel y EEUU, conspira contra ellos. Señalan, por ejemplo, que en mayo el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, llamó a Sisi "mi amigo". Lo que estaba haciendo Netanyahu era dar las gracias después que Egipto mandara dos helicópteros para ayudar a extinguir unos incendios en Israel. "Quisiera dar las gracias a mi amigo Sisi, el presidente egipcio, por enviar los dos helicópteros", manifestó el premier israelí.
"En vez de defender su causa, los palestinos insultan a Sisi y al pueblo egipcio", afirmó un destacado periodista egipcio, Azmi Muyahed.
Tengo un mensaje que enviar a los pedigüeños palestinos, que vendieron su tierra y su honor: estáis insultando a Egipto, a su Ejército y a su presidente. Sois unos tipos despreciables. Quien insulta a nuestro presidente nos insulta a todos.
Los ataques egipcios a los palestinos se agudizaron en 2014, cuando destacados escritores y periodistas pidieron a su Gobierno que expulsara a los palestinos y lanzara un ataque militar contra Gaza. Los fieros ataques se produjeron al conocerse que los gobernantes hamasistas de la Franja estaban apoyando a las organizaciones terroristas inspiradas en el ISIS que luchaban contra las fuerzas de seguridad egipcias en la península del Sinaí.
La escritora Lamis Yaber instó al régimen de Sisi a expulsar a todos los palestinos y confiscar sus propiedades. También pidió que se detuviera a quien simpatizara con los palestinos. "Hemos dado ayuda a Gaza, y a cambio [los palestinos] matan a nuestros hijos. Son unos perros traidores". Yaber añadió que, mientras los palestinos reciben tratamiento médico gratuito en los hospitales egipcios, los líderes de Hamás disfrutan de "hoteles de siete estrellas" en Turquía y Qatar.
El mensaje que los egipcios están mandando a los palestinos es: estamos hartos de vosotros y de que seáis incapaces de uniros y comportaros como adultos. También estamos hartos de que, después de todos estos años de ayuda y lucha por vuestra causa, nos escupáis a la cara y ofendáis a nuestro presidente.
Ahora parece que ha llegado el turno de los saudíes. Como sus colegas egipcios, numerosos escritores, blogueros, activistas y periodistas saudíes han recurrido a las redes sociales para arremeter contra los palestinos de una forma inaudita. Algunos incluso están pintando a los palestinos como terroristas y acusándoles de vender su tierra a los israelíes.
Como los egipcios, los saudíes parecen irritados por los constantes ataques a sus gobernantes, en especial al príncipe heredero, Mohamed ben Salman (MbS). En los dos últimos años, los palestinos han quemado banderas saudíes y fotografías de Ben Salman en manifestaciones celebradas en la Margen Occidental y Gaza. Y es que consideran a MbS "demasiado cercano" a Israel y a la Administración estadounidense.
Como los egipcios, los saudíes se sienten traicionados por los palestinos. Durante años, Riad ha dado a los palestinos miles de millones de dólares en ayudas, pero eso no les ha impedido despotricar contra los líderes saudíes en todo momento.
Los saudíes dicen que también ellos están hartos. Su indignación alcanzó su apogeo el pasado junio, cuando los palestinos asaltaron a un bloguero saudí que estaba visitando la mezquita de Al Aqsa, en la Ciudad Vieja de Jerusalén. Los palestinos escupieron a Mohamed Saúd en la cara, y lo acusaron de promover la normalización con Israel.
Desde ese incidente en un lugar sagrado, numerosos saudíes y ciudadanos de los demás Estados del Golfo lanzan ataques diarios a los palestinos, sobre todo en las redes sociales. El bloguero saudí Mohamed al Qahtani ha escrito:
A todos aquellos que desde Israel escuchan nuestra voz: os pedimos que transfiráis la custodia de la mezquita de Al Aqsa de Jordania a vuestro propio Estado, para que la despreciable agresión al ciudadano saudí Mohamed Saúd no se repita.
Es una declaración extraordinaria para un escritor saudí, y habría sido totalmente inconcebible hace sólo unos años. Un ciudadano saudí diciendo que prefiere que un lugar sagrado islámico esté bajo custodia israelí (en vez de jordana) porque sólo entonces los musulmanes podrán sentirse seguros cuando visiten su mezquita...
Otros saudíes parecen sumamente disgustados por las relaciones de los palestinos con Teherán. Hamás y la Yihad Islámica, las dos organizaciones terroristas que controlan Gaza, reciben ayuda financiera y militar de Irán y respaldo político de Turquía. Arabia Saudí y otros Estados del Golfo consideran que Irán, y no Israel, es la mayor amenaza a su estabilidad. Por eso se han acercado a Israel en los últimos años. Porque tienen un enemigo común: Irán.
Llamativamente, un escritor saudí, Turki al Hamad, hizo lo que incluso muchos líderes occidentales se niegan a hacer: se atrevió a condenar a Hamás y a otras organizaciones de Gaza por disparar cohetes contra Israel. Al Hamad condenó a los palestinos por prestarse a ser marionetas de Turquía e Irán. Al referirse a un reciente bombardeo de cohetes sobre Israel desde la Franja, dijo:
Irán y Turquía viven una crisis [al parecer, una referencia a los problemas económicos que padecen ambos países] y el precio lo pagan los palestinos.
En otras palabras: los palestinos han optado por alinearse con dos países, Irán y Turquía, que apoyan a los Hermanos Musulmanes y a otras organizaciones extremistas como Hamás, la Yihad Islámica y Hezbolá.
El escritor saudí Mohamed al Shaij repitió la vieja-nueva acusación en el mundo árabe de que, allá donde van, los palestinos causan problemas:
Los palestinos llevan el desastre a quien que los acoge. Jordania los acogió, y tuvieron el Septiembre Negro. El Líbano los acogió, y tuvieron una guerra civil. Kuwait los acogió, y [los palestinos] se convirtieron en soldados de Sadam Husein. Ahora están utilizando sus plataformas para insultarnos.
En Twitter, Al Shaij abogó por que se impidiera a los palestinos peregrinar a La Meca. Su comentario se produjo a raíz de que surgiera un vídeo donde se veía a los palestinos durante el último Haj portando banderas palestinas y coreando: "Con sangre y con alma te redimiremos, mezquita de Al Aqsa".
Los saudíes tienen normas estrictas que prohíben el activismo político durante el Haj. A juicio de Shaij, los palestinos estaban utilizando la peregrinación a La Meca para celebrar una protesta, causar problemas y avergonzar a las autoridades saudíes. "No se debería permitir a los perros de Hamás hacer el Haj el año que viene, por su conducta obscena", dijo después de ver el vídeo.
Fahd al Shamari, periodista saudí, atacó a los palestinos llamándoles "mendigos sin honor". Llegó incluso a decir que una mezquita de Uganda es más bendita que la de Al Aqsa, que es "un lugar sagrado judío".
Los palestinos no pueden sino culparse a sí mismos de sus malas relaciones con los países árabes. La política de morder la mano que les da de comer les ha salido siempre muy cara. Quemar fotos de líderes y gobernantes árabes en las calles de la Margen Occidental y la Franja de Gaza ha resultado un grave error. Simplemente, no puedes quemar fotos del príncipe heredero saudí un día y al otro salir corriendo a Riad a por dinero. No puedes corear eslóganes contra el presidente egipcio un día y al otro acudir a El Cairo en busca de apoyo político.
En los países árabes son muchos los que están diciendo que ya es hora de que los palestinos empiecen a cuidar de sus propios intereses y a pensar en un futuro mejor para sus hijos. Ya no consideran que la cuestión palestina sea el principal problema del conflicto árabe-israelí. Los árabes parecen estar diciendo a los palestinos: "Vosotros podéis retroceder todo lo que os plazca, pero nosotros queremos avanzar".
Lo que ven es el estancamiento palestino, propiciado principalmente por los líderes de la Autoridad Palestina y de Hamás, demasiado ocupados intoxicando a sus ciudadanos y entrematándose como para que les dé tiempo a hacer algo positivo. Los palestinos podrían levantarse un día y descubrir que ya no pueden seguir tomando el pelo a sus hermanos árabes.
Ahmad al Yaralah, destacado director de un periódico kuwaití, es aún más tajante:
La causa palestina ya no es una preocupación árabe. Hemos financiado a los palestinos, y responden insultándonos y portándose mal. Los árabes y los musulmanes ya no jalean a los palestinos. No debería avergonzarnos establecer relaciones con Israel.