"Aprobaremos la reunión a condición de que no haya judíos". Si uno de estos días solicita usted una reunión con cualquier alto cargo de la Autoridad Palestina en la Margen Occidental, lo más probable es que escuche esto.
Los periodistas palestinos que tratan de organizar reuniones o entrevistas con representantes de la AP para sus colegas occidentales se han acostumbrado a oír cosas así a diario. La semana pasada, por ejemplo, uno de ellos solicitó un encuentro entre periodistas occidentales y un alto cargo de la AP y le dijeron que se asegurara de que no hubiera judíos o israelíes entre los visitantes. El ayudante de dicho alto cargo explicó:
Lo sentimos, pero no nos reunimos con judíos ni con israelíes.
Otro periodista que trató de concertar una entrevista con un representante de la AP para un compañero europeo obtuvo una negativa porque "el nombre de ese hombre indica que es judío".
En otro incidente reciente, un ministro de la AP dió instrucciones a sus escoltas para que "evitaran" que "periodistas judíos" asistieran a un acto en Ramala.
No está claro si los dirigentes de la Autoridad Palestina están tras el boicot a judíos e israelíes. Lo que sí está claro es que funcionarios de la AP no vacilan en declarar públicamente que no quieren reunirse con ellos.
Los representantes de la AP asumen que, si eres judío, entonces debes ser proisraelí o antipalestino. Sólo se quieren reunir con aquellos que apoyan la causa palestina y no formulan preguntas difíciles. Por eso la AP impuso hace meses severas restricciones a la labor de los periodistas no palestinos en los territorios que se hallan bajo su control en la Margen Occidental. Ahora, todo periodista que desee visitar una ciudad palestina o reunirse con un alto cargo necesita obtener la autorización previa del Ministerio de Información de la AP.
El Sindicato de Periodistas Palestinos de la Margen Occidental ha manifestado su apoyo a las restricciones; incluso ha ido un paso más allá y exigido a sus autoridades que prohíban a los periodistas israelíes entrar en las ciudades palestinas y trabajar en ellas sin permiso.
Pese a todo, algunos periodistas israelíes que se encargan de cubrir asuntos palestinos siguen desafiando la prohibición y visitan Ramala y otras ciudades palestinas, arriesgando con ello sus vidas.
Hubo un tiempo en el que los periodistas israelíes y los palestinos trabajaban juntos y se ayudaban mutuamente a en la difusión de sus informaciones. Pero eso fue mucho antes de que la Autoridad Palestina y sus representantes comenzaran a promover los boicots contra Israel.
Queda por ver cómo reaccionarán los palestinos cuando vean que sus líderes vuelven a la mesa de negociaciones con Israel (si es que lo hacen), o reunirse con un político judío.
La próxima vez que el secretario de Estado John Kerry visite Ramala, ¿violará las leyes estadounidenses para asegurarse de que no haya judíos en su séquito que puedan molestar a sus anfitriones palestinos?