Recientes acontecimientos en diversos frentes de Oriente Medio sugieren que Hamás está empezando a perder poder y popularidad entre árabes y musulmanes.
Por supuesto, ésta es una buena noticia para los árabes y los musulmanes moderados, así como para la estabilidad de la región. Sin embargo, no implica que Hamás vaya a desaparecer en algún momento del futuro inmediato, ni que mañana vaya a reinar la paz entre los palestinos de la Franja de Gaza e Israel.
La única forma de debilitar a Hamás es ofrecer a los palestinos una alternativa mejor. Muchos de ellos no consideran que el Fatah de Mahmud Abás sea una opción mejor que este movimiento islamista radical.
En las últimas semanas y meses, Hamás se ha visto envuelta en una serie de disputas locales y regionales que parecen haber ejercido un impacto negativo en su consideración por parte de los palestinos y los árabes. Tras perder el respaldo de Irán y de Siria por su apoyo a los rebeldes que combaten al régimen de Bashar al Asad, el Movimiento de Resistencia Islámico se ha quedado ahora sin su principal partidario y fuente de financiación en el mundo árabe, el jeque Hamad ben Jalifa al Zani, de Qatar. La decisión de éste de traspasar el poder a su hijo Tamim ha dejado preocupados a muchos dirigentes de Hamás respecto a las futuras relaciones entre su organización y Qatar. Varios líderes del movimiento han señalado que el emirato lleva mucho tiempo apoyando a Hamás, y expresado su esperanza de que Tamim siga los pasos de su padre.
Bajo Hamad ben Jalifa, Qatar fue el primer país árabe que acogió a dirigentes de Hamás después de que éstos fueran expulsados de Jordania por el rey Husein, a finales de los años 90.
Jalifa fue también el primer dirigente árabe en visitar la Franja de Gaza, a comienzos de este año, y en ofrecer cientos de millones de dólares en ayudas al Gobierno de Hamás, cuyos dirigentes declararon la semana pasada que no estaban seguros de si el nuevo gobernante de Qatar cumpliría los compromisos financieros de su padre.
Por otra parte, Hamás parece haber caído en desgracia ante muchos egipcios, que acusan a la organización de inmiscuirse en sus asuntos internos. Medios de comunicación y políticos egipcios dicen que Hamás ha estado enviando armas y hombres al país en defensa del presidente Morsi, de los Hermanos Musulmanes, que se enfrenta a un descontento doméstico creciente.
Cuando, hace dos semanas, visitaron El Cairo, varios líderes de Hamás se vieron obligados a huir del hotel en el que se alojaban después de que cientos de manifestantes furiosos protestaran contra su presencia en suelo egipcio.
El apoyo a los rebeldes sirios también ha provocado una crisis entre Hamás y el grupo terrorista libanés Hezbolá, apoyado por Irán. Algunos libaneses han acusado a Hamás de armar a islamistas radicales contrarios a Asad y de establecer células terroristas en los campamentos de refugiados palestinos en el Líbano.
Según informaciones no confirmadas, Hezbolá habría pedido a los dirigentes de Hamás residentes en Beirut que abandonaran el país. Musa Abu Marzuk, alto cargo de la organización palestina, hizo la semana pasada una visita secreta a la capital libanesa para tratar de rebajar la tensión existente entre su movimiento y Hezbolá.
Hamás también afronta numerosos problemas domésticos. Sus relaciones con otros grupos terroristas de la Franja de Gaza han experimentado un grave deterioro. Así, la Yihad Islámica decidió la semana pasada romper relaciones debido a la muerte de uno de sus líderes, Raed Jundiyeh. Jundiyeh resultó muerto cuando dos policías de Hamás trataban de detenerlo.
Además, el Movimiento de Resistencia Islámico se ha visto obligado a enfrentarse a salafistas afiliados a Al Qaeda, que creen que la dirección de Hamás no es lo bastante radical, sobre todo en lo que respecta a la imposición de leyes islámicas estrictas y a la lucha contra el "enemigo sionista".
Representantes de Hamás admiten que todos estos acontecimientos han tenido un impacto negativo en su imagen entre árabes y palestinos. Su fracaso a la hora de mejorar las condiciones de vida de los habitantes de la Franja también ha alejado de Hamás a un creciente número de palestinos, así como las informaciones que hablan de feroces luchas internas en la cúpula y de la ausencia de una política unificada respecto a numerosas controversias que afligen a los palestinos y al mundo árabe.
En un gesto que refleja los crecientes apuros de Hamás, la semana pasada la organización se vio obligada a dar la bienvenida al cantante palestino Mohamed Asaf, ganador del popular concurso Arab Idol, organizado por la cadena de televisión saudí MBC. Pese a que los dirigentes de Hamás habían declarado "antiislámico" y "moralmente corrupto" el referido programa, tuvieron que expresar su apoyo a Asaf, de 23 años, a causa del respaldo abrumador y sin precedentes que recibió por parte de los palestinos.
Que los líderes del Movimiento de Resistencia Islámico empiecen a sudar debería considerarse un hecho positivo en el escenario palestino. Queda por ver si los palestinos aprovecharán la situación para alzarse contra la propia Hamás.