El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, merece nuestras felicitaciones (mabruk en árabe): acaba de iniciar el décimo de sus cuatro años de mandato. La próxima vez que el secretario de Estado, John Kerry, visite Ramala, no debería olvidarse de felicitarlo con motivo de este feliz acontecimiento.
El hecho de que Abás esté en el décimo de los cuatro años de su mandato debería servirle a Kerry de recordatorio de que el presidente de la AP realmente no está autorizado por su pueblo para firmar acuerdo alguno con Israel.
Abás, que cumplirá 79 años en marzo, se convirtió en presidente de la Autoridad Palestina en enero de 2005. Fue elegido para ocupar el cargo hasta el 9 de enero de 2009. Pero, desde entonces, se ha valido del conflicto existente entre su facción de Fatah y Hamás como excusa para permanecer en el poder.
Los críticos de Abás sostienen que su decisión unilateral de extender su mandato viola la Ley Básica palestina. También han advertido de que esta acción abre el camino a la "anarquía constitucional y legislativa" en los territorios palestinos. Al permanecer en el poder más tiempo del establecido para su mandato, el presidente ha proporcionado a Hamás y a otros palestinos una buena excusa para sostener que no está autorizado en absoluto para firmar un acuerdo de paz con Israel.
"El mandato de Mahmud Abás expiró hace ya mucho tiempo", declaró el portavoz de Hamás, Sami Abu Zuhri. "Ha perdido legitimidad. No está autorizado para negociar ni para firmar un acuerdo".
Lo que esto significa es, básicamente, que Hamás y otros grupos palestinos no aceptarán acuerdo alguno entre la Autoridad Palestina e Israel, incluso aunque los israelíes hagan amplias concesiones.
Recientemente se citó a Abás diciendo, una vez más, que cualquier acuerdo que firme no sólo se aplicará a la Margen Occidental, que está bajo su control; también a la Franja de Gaza. Se puede entender que Abás hable en nombre de sus electores en la Margen Occidental, pero ¿exactamente cómo pretende imponer un acuerdo de paz en la Franja de Gaza cuando allí ni siquiera puede visitar su residencia privada?
Si bien algunos pueden sostener que Abás goza de cierta legitimidad entre los palestinos de la Margen Occidental, especialmente si tenemos en cuenta el control de la zona por parte de Fatah, es difícil decir que tenga muchos seguidores en la Franja, que sigue bajo el férreo control de Hamás y de sus aliados.
Habría sido mejor que Abás hubiera convocado nuevas elecciones presidenciales antes de reanudar las conversaciones de paz con Israel. Semejante acción habría puesto a Hamás en una situación embarazosa y, probablemente, se habría visto obligado a someterse al proceso electoral.
Pero, por ahora, parece que ni Abás ni Hamás estén interesados en celebrar nuevas elecciones a la Presidencia o al Consejo Legislativo. El statu quo, en el que cada una de las partes tiene control absoluto sobre un mini-Estado (Fatah en la Margen Occidental y Hamás en la Franja de Gaza) parece conveniente para ambas.
Sin embargo, la necesidad de tales elecciones se ha vuelto imperativa debido a los incansables intentos de Kerry de lograr un acuerdo histórico entre Israel y los palestinos.
La única forma de descubrir lo que realmente desean los palestinos es dejándoles acercarse a las urnas. Debería permitirse que a unas elecciones así se presentaran representantes todos los grupos, incluidos Hamás y la Yihad Islámica.
Una victoria de los radicales significaría que la mayoría de los palestinos no quiere la paz y sigue soñando con la destrucción de Israel. Si Abás y sus aliados políticos vencieran, sería una gran noticia para el proceso de paz y para la iniciativa de Kerry de alcanzar una solución de dos Estados.
Pero a Kerry no parece importarle si Abás es o no un presidente legítimo; está tan desesperado por obtener un logro diplomático que está dispuesto a ignorar hechos fundamentales.
¿Cómo puede esperar el secretario de Estado que Abás firme un documento en el que se declara el fin del conflicto con Israel cuando muchos palestinos están señalando que su presidente ni siquiera está autorizado a hablar en su nombre?