Ahora que el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, ha logrado sorprender a Estados Unidos e Israel con su decisión de solicitar que Palestina entre a formar parte de 15 organismos y tratados internacionales, parece que está preparando otra sorpresa para norteamericanos e israelíes: un acuerdo de unión con Hamás.
A comienzos de esta semana, el primer ministro Ismaíl Haniye, de Hamás, también se sorprendió al recibir una llamada telefónica de Azam al Ahmed, un asesor muy cercano a Abás. El objeto de dicha llamada era solicitar que Haniye autorizara la visita de altos cargos de Fatah a la Franja de Gaza para tratar de la unidad y la reconciliación entre ambos partidos rivales.
La oficina de Haniye respondió que la visita a la Franja sería bien recibida por el primer ministro, "debido a su interés por la unidad y a fin de proteger los intereses nacionales de los palestinos".
Los renovados esfuerzos de Abás por unir sus fuerzas con Hamás tenían lugar incluso mientras el enviado estadounidense Martin Indyk trataba de evitar la ruptura de las conversaciones palestino-israelíes tras la inesperada decisión del presidente de la AP de solicitar el ingreso en organismos y tratados internacionales.
La actual crisis en las conversaciones ha hecho que muchos palestinos, incluidos partidarios de Abás, renueven sus llamamientos a la unidad entre Fatah y Hamás como medio para poder resistir la presión israelo-estadounidense.
Adlis Sadek, un columnista relacionado con Abás, dijo que los palestinos "no tienen más opción que unirse para poder mantener su posición internacional y adherirse al objetivo de la independencia y la libertad". Sadek y otros palestinos sostienen que ahora necesitan "una estrategia nacional unificada y realista" para poder enfrentarse a Israel y reforzar su poder político.
Puede que Abás se haya visto animado por la respuesta positiva de Hamás a su solicitud. Poco después de que el presidente de la AP anunciara su plan, Ehab al Gisin, portavoz del movimiento islámico, lo alabó por tomar "una buena decisión".
No es la primera vez que Abás juega la carta de Hamás como medio para presionar a Israel y Estados Unidos. Desde que las conversaciones palestino-israelíes se reanudaron hace siete meses, el rais ha intentado demostrar a israelíes y norteamericanos en varias ocasiones que no ha abandonado su deseo de lograr reconciliarse con el movimiento islamista.
A comienzos de este año, al primer signo de crisis en las conversaciones de paz, Abás envió a una delegación de alto nivel de Fatah a la Franja de Gaza para hablar con dirigentes de Hamás acerca de formas de acabar con la disputa entre ambas formaciones. Desde entonces, miembros de las dos partes han celebrado diversas reuniones en países árabes al objeto de lograr la reconciliación y la unidad.
Más recientemente, el jefe negociador de la OLP, Saeb Erekat, presentó una propuesta en la que insta a Hamás y a la Yihad Islámica a unirse a la OLP y a formar parte de un Gobierno de unidad palestino. Esta propuesta se considera también dentro del marco de los intentos de los dirigentes de la Autoridad Palestina por presionar a Israel y a Estados Unidos. El mensaje de la AP a éstos es: o nos dais todo lo que pedimos, o unimos nuestras fuerzas a las de Hamás.
Abás sabe que israelíes y estadounidenses se oponen enérgicamente a semejante medida, sobre todo si se tiene en cuenta la encarnizada resistencia del Movimiento de Resistencia Islámico a cualquier proceso de paz y a sus continuas amenazas de eliminar a Israel.
Cualquier acercamiento entre la facción de Fatah de Abás y Hamás sólo facilitaría el sueño del movimiento islamista de extender su control de la Franja de Gaza a la Margen Occidental.
Por su parte, Hamás parece recelar de los renovados intentos de Abás por lograr la unidad y la reconciliación entre ambas partes. Representantes de la organización afirman que mientras el rais habla de acabar con la disputa, sus fuerzas de seguridad siguen reprimiendo a los partidarios del movimiento en la Margen Occidental. Ibrahim al Madún, agente de la organización, ha dicho:
Puede que Abás no esté contento con lo que sus fuerzas de seguridad están haciendo a unidades de Hamás en la Margen Occidental, pero no está haciendo nada por evitar o limitar la represión.
Incluso algunos de los partidarios de Abás dentro de Fatah han manifestado su escepticismo ante la idea de acabar con el conflicto con Hamás, y han añadido que la brecha entre ambas partes sigue tan abierta como siempre. Faisal Abu Shala, miembro de la facción, ha declarado:
Hamás no desea la reconciliación; cada vez que estamos cerca de acabar con la disputa viene con nuevas excusas.
Abás libra ahora una batalla para lograr obtener tantas concesiones como sea posible de Israel y Estados Unidos. Se ha valido de la decisión de solicitar el ingreso en 15 organismos y tratados internacionales como medio para reforzar la presión sobre el Gobierno israelí y la Administración estadounidense, a fin de que ambos acepten sus exigencias a cambio de proseguir con las conversaciones de paz.
Puede que Abás no sea sincero respecto a lograr reconciliarse con Hamás. Sabe que un paso así resultaría contraproducente y que el movimiento islámico se beneficiaría de la reconciliación para avanzar hacia su objetivo de tomar el control de la Margen Occidental.
Pero para el rais la cuestión de la reconciliación con Hamás es otra arma legítima con la que intimidar a israelíes y estadounidenses para que accedan a sus exigencias y condiciones previas. Queda por ver si la Administración estadounidense morderá el anzuelo.