¿Por qué la Autoridad Palestina (AP) se opone a la propuesta jordana de instalar cámaras de vigilancia en Haram al Sharif (el Monte del Templo de Jerusalén), sagrado para cristianos, musulmanes y judíos?
Es la pregunta que muchos se han estado haciendo en Jordania ante el reciente acuerdo firmado con Israel bajo los auspicios del secretario de Estado estadounidense, John Kerry. La idea fue planteada por el monarca jordano, Abdalá II, en un intento de rebajar las tensiones en el recinto sagrado de la Ciudad Vieja de Jerusalén.
Poco después de que Israel aceptara la propuesta, la AP se precipitó a calificarla de "nueva trampa". El ministro de Exteriores de la AP, Riad al Maliki, y otras autoridades de Ramala manifestaron su preocupación por que Israel usara las cámaras para "detener palestinos con la excusa de la incitación".
En los dos últimos años, la Autoridad Palestina y otros, como Hamás y el Movimiento Islámico en Israel (Rama Norte), han estado librando una campaña de incitación contra las visitas de judíos a Haram al Sharif. La campaña afirma que los judíos planean destruir la mezquita de Al Aqsa.
En un intento de impedir que los judíos accedan al recinto, de unos 150.000 metros cuadrados, la AP y el Movimiento Islámico de Israel enviaron a grupos de hombres y mujeres musulmanes para acosar a los visitantes judíos y a los policías que los escoltaban. A los hombres se les denominaba murabitún y a las mujeres murabitat ("defensores" o "guardianes de la fe").
Desde entonces, hay vídeos que muestran cómo estos musulmanes gritaban e intentaban atacar a judíos y policías en el Monte del Templo. Esta clase de prueba gráfica es algo que la Autoridad Palestina trata de evitar. Ésta, lo mismo que el Movimiento Islámico, quiere que esos musulmanes sigan acosando a los judíos con la excusa de estar defendiendo la mezquita de Al Aqsa de la destrucción y la contaminación.
La instalación de cámaras de vigilancia en el recinto demostraría la conducta agresiva de murabitat y murabitún, y mostraría al mundo quién está profanando realmente los lugares sagrados del islam y los está convirtiendo en una plataforma para atacar e insultar a los visitantes judíos y a los policías.
También es probable que las cámaras desmontaran la acusación de que los judíos están invadiendo violentamente la mezquita de Al Aqsa y rezando en el Monte del Templo. La AP, Hamás y el Movimiento Islámico llevan mucho tiempo describiendo las visitas de judíos como una "incursión violenta y provocadora" en Al Aqsa. Pero las cámaras demostrarían que los judíos no entran en la mezquita, como sostienen los palestinos.
Otro motivo de la oposición palestina a la propuesta del rey Abdalá es su temor a que las cámaras muestren que los palestinos han estado introduciendo piedras, cócteles molotov y bombas de tubo en la mezquita de Al Aqsa desde hace dos años. Son escenas que la AP, Hamás y el Movimiento Islámico no quieren que vea el mundo: muestran quién está contaminando realmente Haram al Sharif. Ni que decir tiene que, hasta ahora, no se ha sorprendido a ningún visitante judío tratando de introducir armas como ésas en el recinto sagrado.
Al rechazar la idea de instalar cámaras de vigilancia continua en el Monte, la AP ha puesto rumbo de colisión contra Jordania. Los políticos y columnistas jordanos han manifestado su indignación ante la postura de la AP y la han considerado perjudicial para los intereses palestinos e islámicos.
El periódico jordano Al Gad, próximo al Gobierno, cita a políticos jordanos que califican la oposición de la AP a las cámaras de "inadecuada, torpe, de mal gusto e injusta".
Fuentes de Ramala explicaron esta semana que la oposición de la AP a las cámaras debe situarse en el contexto de la lucha de poder entre palestinos y jordanos por el control de los lugares sagrados del islam en Jerusalén. Los jordanos llevan mucho tiempo tratando de mantener su condición de custodios de la mezquita de Al Aqsa y de otros lugares sagrados de la ciudad. Es algo que algunos palestinos y el Movimiento Islámico de Israel han estado tratando de cambiar en las dos últimas décadas, sobre todo a partir de la firma de los Acuerdos de Oslo entre la OLP e Israel, en 1993.
La oposición de la AP a la instalación de las cámaras se considera un intento de minar el estatus de Jordania en los lugares sagrados del islam. Muchos palestinos sostienen que deberían ser ellos, no los jordanos, quienes estuvieran a cargo de Haram al Sharif. Miembros de la AP se oponen a las cámaras porque es una propuesta jordana y refuerza el papel de Jordania en el recinto sagrado.
Así, la postura de la AP puede considerarse un intento de modificar el statu quo en el recinto expulsando los jordanos de allí. Evidentemente, el rey Abdalá es consciente del intento palestino de impedirle desempeñar un papel en el lugar sagrado; por eso alcanzó rápidamente un acuerdo con los israelíes sobre la instalación de las cámaras. Entretanto, la AP seguirá tratando de impedirlo, para evitar que el mundo vea lo que realmente sucede allí y para minar la custodia jordana de los santos lugares del islam en Jerusalén.
Queda por ver cómo reaccionará (si es que lo hace) el secretario de Estado Kerry, que medió entre Israel y Jordania en el acuerdo de las cámaras, a este último intento de la Autoridad Palestina de incrementar las tensiones en el recinto sagrado. Si Kerry no presiona a los palestinos para que pongan fin a su incitación y a sus reiterados intentos de impedir a los jordanos cualquier intervención positiva en Haram al Sharif, seguirá la actual oleada de acuchillamientos a judíos.