La cifra de salafistas radicales que viven en Alemania se ha más que duplicado en los últimos cinco años, según un nuevo cálculo realizado por agentes de la inteligencia alemana.
Salafistas que se hacen pasar por cooperantes también están haciendo campaña en los refugios alemanes: buscan nuevos reclutas entre los cerca del millón de solicitantes de asilo que han llegado a Alemania este año procedentes de África, Asia y Oriente Medio.
Las revelaciones de Hans Georg Maassen, director de la agencia de inteligencia doméstica alemana, la Bundesamt für Verfassungsschutz (BfV), llegan en un momento de creciente temor a que yihadistas vinculados al Estado Islámico se hayan infiltrado en Alemania haciéndose pasar por refugiados.
En una entrevista concedida el 3 de diciembre al diario berlinés Der Tagesspiegel Maassen dijo que los salafistas existentes en Alemania eran ya 7.900. La cifra ha aumentado respecto a los 7.000 de 2014, los 5.500 de 2013, los 4.500 de 2012, y los 3.800 que había en 2011.
Aunque los salafistas sólo suponen una pequeña fracción de los cerca de 6 millones de musulmanes que se calcula viven actualmente en Alemania, según agentes de inteligencia la mayoría de quienes se sienten atraídos por la ideología salafista son jóvenes musulmanes (tanto chicos como chicas), que están dispuestos a cometer atentados en nombre del islam en cuanto se lo ordenen.
Los salafistas, seguidores de la que según ellos es la versión original de islam tal y como se practicaba en los siglos VII y VIII, declaran abiertamente que quieren reemplazar la democracia en Alemania y en el resto del mundo por un Gobierno islámico basado en la sharia.
En su informe anual de 2014, publicado en junio de 2015, BfV afirmó que el salafismo es "el movimiento islamista más dinámico en Alemania". Y añadió:
"El entorno salafista constituye un considerable campo de reclutamiento para la yihad. La ideología salafista afirma estar basada exclusivamente en los principios del Corán y en el ejemplo del profeta Mahoma y de las tres primeras generaciones de musulmanes. El movimiento también siente afinidad por la violencia. Casi sin excepción, toda la gente vinculada a Alemania que se ha unido a la yihad [al Estado Islámico] ha tenido contactos previos con estructuras salafistas. También en 2014 los salafistas trataron de llamar la atención con concentraciones y provocaciones, entre ellas la campaña READ! y la Policía de la sharia".
La BfV se refería al intento salafista de imponer la sharia en las calles de Wuppertal, una ciudad de Renania del Norte-Westfalia, el Estado con más población musulmana de Alemania. Los salafistas también han organizado una masiva campaña proselitista y de reclutamiento, el proyecto READ!, que pretende introducir una traducción gratuita del Corán al alemán en cada hogar de Alemania.
Un informe anterior de la BfV afirmaba:
"La naturaleza absolutista del salafismo se contradice con partes significativas del ordenamiento constitucional alemán. Concretamente, el salafismo rechaza los principios democráticos de separación entre religión y Estado, soberanía popular, libertad religiosa y sexual, igualdad entre los sexos, así como el derecho fundamental a la integridad física".
En unas declaraciones a Der Tagesspiegel, Maassen también se defendió de las acusaciones de que su agencia no había investigado de forma adecuada a los refugiados que entran en el país para asegurarse de que en Alemania no se estén infiltrando yihadistas:
"Mi agencia ha señalado reiteradamente esta posibilidad. Ante la situación general, propongo un enfoque diferenciado. Sería erróneo considerar que todos los que llegan en busca de asilo son una amenaza terrorista. También sería miope actuar como si el flujo de refugiados no fuera a tener impacto alguno en nuestra seguridad. Los salafistas están tratando de conseguir nuevos seguidores en las inmediaciones de los campamentos de refugiados".
Los críticos afirman que Maassen está infravalorando la amenaza yihadista-inmigrante sobre Alemania a fin de proteger a la canciller Angela Merkel y a su política migratoria de puertas abiertas.
El responsable de la página editorial de Der Tagesspiegel, Malte Lehming, ha acusado a Maassen de tratar "de influir en el discurso político en interés del Gobierno". En un editorial demoledor, titulado "La inteligencia alemana ha quedado desacreditada", Lehming escribía que tres de los yihadistas que llevaron a cabo los atentados de París en noviembre habían entrado en la Unión Europea haciéndose pasar por refugiados y con pasaportes falsos.
Según Lehmning, esta situación es "enormemente inconveniente" para la inteligencia alemana, que ha quedado "desacreditada por completo", porque hasta los atentados de París Maassen había insistido en que la posibilidad de que en el país pudieran entrar terroristas haciéndose pasar por refugiados era, como mucho, un "peligro abstracto".
Lehming prosiguió así:
"El análisis de los servicios secretos alemanes ha quedado desacreditado desde los atentados de París. Y queda la pregunta de por qué se equivocaron tanto en esta cuestión.
Posibilidad número uno: en realidad no sabían nada. Eso sería un escándalo. En Alemania han entrado cientos de miles de refugiados sin ser controlados. Si los servicios de seguridad no tienen ni idea de quién ha venido, este país va a encontrarse con un enorme problema.
Posibilidad número dos: los servicios secretos saben más de lo que declaran en público, pero no quieren provocar en la población el pánico de que entre los refugiados pueda haber islamistas".
Algunos atribuyen a la pura suerte el hecho de que Alemania no haya sufrido ningún gran ataque yihadista.
Según Ahmad Mansur, un árabe-israelí experto en el islam que ha vivido más de una década en Alemania, el Gobierno alemán no está haciendo ni de lejos lo suficiente para luchar contra el islamismo.
Mansur, autor de Generación Alá, un nuevo libro sobre la radicalización de los jóvenes musulmanes alemanes, afirma que es probable que aumente el número de islamistas radicales residentes en Alemania, hasta tal punto que las autoridades no serán capaces de poder seguirles la pista.
En una entrevista concedida a Die Welt, Mansur (miembro de los Hermanos Musulmanes durante más de una década, hasta que abandonó el islamismo a finales de los 90) comentó que muchos jóvenes musulmanes de Alemania "creen en teorías de la conspiración, aprueban las ideas antisemitas y no tienen creencias democráticas". Para ellos, "el islam es su única identidad".
Según Mansur, el Gobierno alemán "carece de un plan" para enfrentarse al problema. Añadió que buena parte de la culpa es de los profesores de islam, "enormemente problemáticos", que están radicalizando a la juventud alemana. Respecto a la cuestión de por qué los yihadistas aún no han cometido un gran atentado en el país, el autor respondió: "Hasta ahora Alemania ha tenido suerte".
Ese análisis ha sido también el del ministro del Interior alemán, Thomas de Maizière, que admitió: "Hasta ahora hemos tenido suerte. Por desgracia, puede que no siempre sea así".
Según una encuesta publicada el 3 de diciembre en la revista Stern, el 61% de los alemanes cree que los yihadistas atacarán su país en un futuro inmediato. La encuesta revela que el 58% de la población considera que las Fuerzas Armadas alemanas deberían atacar al Estado Islámico, aunque el 63% cree que eso provocaría represalias en forma de atentados en Alemania. En general, casi el 75% de los alemanes opina que el Gobierno debe hacer más para prevenir el terrorismo en el país.
El director de la Agencia Federal de Policía Criminal (Bundeskriminalamt, BKA), Holger Münch, ha reconocido que la inteligencia alemana carece de recursos humanos suficientes para seguir la pista de los islamistas más peligrosos del país. "Dado el número de atacantes potenciales, debemos priorizar", declaró.
Según el periódico Bild, hacen falta al menos 60 agentes de Policía para vigilar a un solo yihadista alemán las 24 horas.
Entretanto, algunos salafistas alemanes están haciéndose pasar por cooperantes y ofrecen regalos en forma de dinero y ropa para tratar de reclutar refugiados. Otros ofrecen servicios de traducción e invitan a los inmigrantes a tomar el té a sus casas. Y otros reparten folletos con información sobre las mezquitas salafistas locales. En una entrevista concedida al Rheinische Post, el jefe de la BfV, Maassen, declaró:
"Muchos de los solicitantes de asilo proceden del sunismo. En Alemania hay un entorno salafista que considera que eso es campo de cultivo. Estamos viendo que los salafistas aparecen en los refugios haciéndose pasar por voluntarios y cooperantes; de forma deliberada buscan contactar con los refugiados para invitarlos a sus mezquitas y conquistarlos para su causa".
En el Estado de Schleswig-Holstein, en el norte de Alemania, los salafistas están distribuyendo literatura con el mensaje "Ven con nosotros. Te mostraremos el Paraíso".
En Frankfurt, las autoridades locales están enviando equipos de policías, intérpretes y trabajadores sociales a los refugios para advertir a los refugiados de los peligros del islamismo radical. Esos equipos se dedican asimismo a hablarles del sistema legal alemán, de la libertad religiosa y de la igualdad de derechos para hombres y mujeres.
En Bielefeld, una ciudad de Renania del Norte-Westfalia, los salafistas se están infiltrando en los centros de refugiados con juguetes, frutas y verduras para los inmigrantes.
Según el editor del periódico Neue Westfälische, Ansgar Mönter, los políticos ingenuos están contribuyendo a la radicalización de los refugiados invitando a organizaciones musulmanas a acercarse a los inmigrantes.
Mönter señala que todos los principales grupos musulmanes de Alemania se adhieren a la interpretación fundamentalista del islam y tienen una orientación antioccidental. Algunos de ellos están vinculados a los Hermanos Musulmanes y otros quieren implantar la sharia en el país. Según el periodista, los políticos no deberían animar a que estos grupos se relacionen con los recién llegados.