No ha sido una feliz Navidad para nuestros hermanos cristianos palestinos de la Margen Occidental. Los cristianos palestinos se han convertido en una insignificante minoría en Belén. Este año han tenido la suerte de que la Navidad haya transcurrido sin que se haya cometido un gran atentado ni haya habido graves estallidos de violencia.
El día de Navidad, palestinos musulmanes lanzaron piedras contra el coche que transportaba a Belén al patriarca latino de Jerusalén, Fuad Tual. Por suerte, el prelado, cabeza de la Iglesia Católica en Tierra Santa, no resultó herido en el ataque. Según vecinos de la localidad, los que lanzaron las piedras procedían de un campamento de refugiados próximo. Al parecer, dijeron que se oponían a cualquier tipo de celebración en Belén, con la excusa de que no hay motivos para celebrar nada mientras los palestinos son asesinados por los israelíes, que, por cierto, lo único que han hecho es tratar de impedir que los palestinos los maten a ellos.
Sin embargo, no hay garantía alguna de que la Navidad del año que viene en Belén –y en otras ciudades y pueblos palestinos– vaya a ser segura para nuestros hermanos cristianos. No sería ninguna sorpresa que el año próximo la Autoridad Palestina (AP) decidiera cancelar las celebraciones navideñas por motivos de seguridad.
Justo antes de Navidad, dirigentes de la AP anunciaron que las celebraciones de este año se limitarían a los actos religiosos debido a la actual oleada terrorista contra los israelíes, unos ataques que algunos de nuestros líderes están denominando "intifada de Al Quds" o "levantamiento popular". También dijeron a la población cristiana que no había motivos para celebraciones mientras los israelíes estaban disparando y matando a palestinos, en alusión a los palestinos abatidos mientras acuchillaban o atropellaban a judíos.
Sin embargo, en vísperas de Navidad quedó claro que el verdadero motivo tras la decisión de la AP de cancelar las celebraciones públicas no tenía nada que ver con Israel ni con la intifada. Resultó que la decisión se adoptó después de que hubiera amenazas de extremistas musulmanes contra los cristianos y sus lugares santos. Los vecinos cristianos de Belén y Ramala afirmaron haber recibido amenazas y exigencias de cancelar las celebraciones por parte de diversos grupos islámicos. Dichas amenazas se producen en el marco de la actual persecución islamista contra los cristianos, no sólo en los territorios palestinos, sino en otros países árabes, como Irak, Siria, Libia y Egipto.
Esta campaña intimidatoria contra los cristianos palestinos es lo que ha hecho que las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina arresten a grupos de islamistas en la Margen Occidental antes de Navidad.
Ha aparecido un informe verdaderamente sorprendente que afirma que las fuerzas de seguridad palestinas en la Margen Occidental habrían detenido a 16 hombres vinculados al Estado Islámico y a otros grupos yihadistas. Nuestros dirigentes de Ramala llevan mucho tiempo negando la presencia de seguidores del EI en la Margen; siempre dicen que semejantes afirmaciones no son más que "rumores" difundidos por Israel para sembrar la confusión y la anarquía entre los palestinos. La represión contra los islamistas en la Margen Occidental demuestra que nuestros dirigentes nos han estado mintiendo, a nosotros y al resto del mundo.
También demuestra que, al contrario de lo que ha estado afirmando la AP, Israel y la intifada no tienen nada que ver con la decisión de cancelar las celebraciones navideñas. En su mensaje de Navidad, el presidente palestino, Mahmud Abás, decidió ignorar las amenazas islamistas a los cristianos palestinos. En cambio, culpó de todo a "colonos israelíes radicales", a los que acusó de "atacar iglesias y mezquitas".
Por lo visto, el presidente Abás y nuestros dirigentes viven en otro planeta, en el que la gente no se entera de las penalidades que sufren los cristianos en nuestros países árabes vecinos. Al parecer, en el planeta Ramala no hay ninguna campaña de intimidación y terrorismo librada por islamistas palestinos contra nuestros hermanos cristianos de la Margen Occidental y la Franja de Gaza.
Antes incluso de que se produjera el ataque contra el patriarca latino Fuad Tual, los palestinos prendieron fuego a un árbol de Navidad en la localidad cristiana de Al Zababdeh, en el norte de la Margen Occidental. Las fuerzas de seguridad palestinas detuvieron a dos palestinos musulmanes miembros de un grupo islamista radical que estaban relacionados con el incendio.
Para colmo, en lo que supone una cínica explotación de un símbolo cristiano para promover la violencia y el odio, musulmanes palestinos se han disfrazado de Santa Claus mientras lanzaban piedras contra soldados israelíes en la Margen Occidental. Resulta difícil pensar en algo más triste que en ver cómo un Santa Claus se dedica a cometer actos violentos en vez de repartir regalos y golosinas a los niños pequeños.
Sin embargo, el presidente Abás no parece creer que esto constituya un insulto a los cristianos y a su religión. Parece que los agitadores palestinos disfrazados de Santa Claus esperaban poder mostrar al mundo que los soldados israelíes atacaban deliberadamente a los cristianos y a sus símbolos. Aún no está claro si supuso alguna decepción que los soldados israelíes no estuvieran interesados en lo más mínimo en morder el anzuelo.
De toda esta situación son culpables, en buena medida, los principales medios de comunicación occidentales, que llevan mucho tiempo ayudando a los palestinos, de manera inmoral y nada ética, a difundir su mensaje de odio antiisraelí. Los periodistas y fotógrafos occidentales que informan sobre la violencia saben perfectamente que los hombres que llevaban disfraces de Santa Claus y lanzaban piedras mientras gritaban "¡Alá es grande!" en realidad eran musulmanes, no cristianos, pero ninguno de ellos decidió informar sobre este importante hecho.
Por desgracia para nuestros hermanos cristianos palestinos, que son una minoría vulnerable, en la Margen Occidental ésta ha sido una sombría Navidad. Lo que a la mayoría de nosotros nos ha parecido más doloroso en estas fiestas no ha sido la oleada de terrorismo contra los judíos o la ocupación, sino "la creciente amenaza del islam radical".
Los cristianos de la Margen Occidental y de la Franja de Gaza no son distintos de sus hermanos de Irak, Siria, Egipto y Libia, víctimas de una despiadada campaña de persecución y limpieza étnica a manos del Estado Islámico y de otros grupos islamistas. Pero ésa es una circunstancia de la que nuestros dirigentes de Ramala no quieren que el mundo se entere; pretenden que sólo culpe a Israel de la difícil situación de los cristianos en los territorios palestinos y en Oriente Medio.
Si en los medios y en la comunidad internacional prosigue esta estrategia de hacer la vista gorda ante la persecución a los cristianos, seguro que la Navidad del año que viene en Belén será aún menos feliz.