Después de tres meses de luchas políticas internas, el gobierno de coalición de Alemania ha anunciado nuevas medidas destinadas a facilitar la deportación de migrantes condenados por haber cometido crímenes.
Las medidas surgieron como respuesta a la indignación de los votantes ante las agresiones sexuales cometidas por migrantes contra cientos de mujeres en Colonia y otras ciudades alemanas en la víspera de Año Nuevo — y los presuntos intentos por parte del gobierno y de los medios de comunicación para encubrir los crímenes.
El proyecto de ley conocido como el "Paquete de asilo II" (Asylpaket II), fue anunciado por el gabinete el 28 de enero y ahora debe ser aprobado por el Bundestag, la cámara baja del parlamento alemán, para su entrada en vigor.
Una característica principal del plan consiste en aumentar a cinco el número de centros de acogida de refugiados ya que actualmente solo hay dos. Los centros harían supuestamente un seguimiento rápido de las solicitudes de asilo legítimas presentadas por personas que puedan demostrar que están huyendo de zonas de guerra.
Los centros también podrían intensificar los esfuerzos para eliminar las aplicaciones fraudulentas presentadas por migrantes económicos que se hacen pasar por solicitantes de asilo. El objetivo declarado es deportar finalmente a quienes llegaron a Alemania con pretextos falsos.
Además, el plan establecería un período de espera de dos años para los refugiados legítimos que quieren traer miembros de la familia a Alemania. Las excepciones se harán para quienes puedan demostrar que sus familiares están siendo "personalmente perseguidos con premura".
El gobierno también dijo que trataría de limitar la migración del norte de África, al declarar Argelia, Marruecos y Túnez como países seguros, donde no hay conflicto armado o amenaza de violencia, persecución o tortura. Esto haría prácticamente imposible que las solicitudes de asilo de esos países sean aprobadas.
Los críticos del plan afirman que es más bien una farsa política, que de fondo, y que hará poco para aliviar la crisis migratoria de Alemania.
En primer lugar, el gobierno alemán ha perdido la pista del paradero de cientos de miles de migrantes que llegaron al país en 2015. El canal de televisión N24 ha informado que hasta un 50% de los "solicitantes de asilo" se han escondido y que se desconoce su paradero. Probablemente se trata de migrantes económicos y otros que están tratando de evitar la deportación cuando sus solicitudes de asilo sean rechazadas. El Saarbrücker Zeitung informó que hasta un 30% de los migrantes acomodados en los estados del este alemán de Brandeburgo, Turingia y Sajonia-Anhalt han "simplemente han desaparecido". Por otra parte, las autoridades alemanas estiman que cientos de miles de migrantes han entrado al país sin estar registrados y que se desconoce su paradero.
En segundo lugar, decenas de miles de migrantes destruyeron sus pasaportes y otros documentos de identidad antes de su llegada a Alemania. Puede tardar años para que las autoridades alemanas determinen las verdaderas identidades de estas personas y sus países de origen. Esto complicará — y retrasará — muchas deportaciones. Incluso si Alemania envía a estas personas de regreso a los países por los que cuales entraron en la Unión Europea (por lo general Grecia, Hungría o Italia), con una Europa sin fronteras, los migrantes pueden fácilmente regresar a Alemania.
En tercer lugar, los obstáculos legales a la deportación desde Alemania son elevados. La legislación alemana establece que los migrantes que cometen delitos sólo pueden ser deportados si son condenados a penas de prisión de tres años o más. En la práctica, esto rara vez sucede en la mayoría de los delitos menores. El gobierno está considerando un cambio a la Sección 60 de la Ley de Residencia (Aufenthaltsgesetz) para que sea posible deportar a los migrantes condenados por penas de prisión de un año. Pero incluso si los migrantes son condenados por delitos, no pueden ser deportados a países que el gobierno alemán considere "inseguros". Por otra parte, los migrantes no pueden ser deportados a países donde pueden enfrentar la pena de muerte.
Para muchos críticos, parece que el sistema judicial de Alemania está siendo inhabilitado por lo políticamente correcto. Aunque los migrantes están generando un aumento de delitos violentos en ciudades y pueblos de toda Alemania, las autoridades alemanas están minimizando la anarquía, aparentemente para evitar alimentar el sentimiento anti-inmigración.
Un documento confidencial de la policía que fue filtrado al Rheinischen Post reveló que en 2014, un número récord de 38.000 solicitantes de asilo en Alemania fueron acusados de cometer crímenes en el país. Los analistas creen que esta cifra — que equivale a más de 100 delitos al día — es sólo un fragmento: muchos delitos no se dan a conocer públicamente.
En Hamburgo, la policía está luchando una batalla perdida contra los ladrones de billeteras. Cada año, más de 20.000 carteras — aproximadamente 55 por día — son robadas. Según Norman Großmann, director de la oficina de la policía federal en Hamburgo, el 90% de las carteras son robadas por varones de entre 20 y 30 años que vienen del norte de África o los Balcanes.
En un exitoso nuevo libro acerca del fracaso del multiculturalismo en Alemania, Tania Kambouri, una oficial de la policía alemana, describe el colapso del sistema de justicia de Alemania y cómo los jueces alemanes se muestran reacios a castigar a los migrantes, incluyendo a los reincidentes.
En cuarto lugar, la decisión del gobierno alemán de negar las solicitudes de asilo presentadas por los migrantes procedentes de Argelia, Marruecos y Túnez tendrá poco efecto en la práctica. Se cree que menos de 20,000 personas del millón de migrantes que entraron en Alemania en 2015, provienen de esos tres países.
Mientras tanto, una nueva encuesta publicada por la revista Focus, muestra que casi la mitad de los alemanes quiere la dimisión de la canciller Ángela Merkel debido a su política migratoria de puertas abiertas. En 2015, permitió la entrada al país de más de un millón de migrantes procedentes de África, Asia y el Medio Oriente.
No obstante, Merkel firmemente continúa negándose a poner en práctica la estrategia que podría evitar que la crisis migratoria se convierta en algo peor: cerrar las fronteras alemanas para mantener a los migrantes fuera.
A pesar de la nieve, el hielo y las bajas temperaturas en gran parte de Europa, los migrantes continúan llegando a Alemania, a razón de unos 2.000 por día. Más de 54.500 personas llegaron a Europa por mar en enero de 2016, incluyendo 50.668 a través de Grecia, según la Agencia de Refugiados de las Naciones Unidas (ACNUR).
El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que 1,3 millones de solicitantes de asilo entrarían en la Unión Europea durante los años 2016 y 2017.
En una entrevista el 9 de enero con Bild, el ministro de Desarrollo Gerd Müller advirtió que los mayores desplazamientos de refugiados hacia Europa aún están por presentarse. Dijo que solo el 10% de los migrantes que buscan salir del caos en Irak y Siria han llegado a Europa hasta el momento: "Ocho a diez millones de migrantes todavía están en camino".
Por otra parte, los alemanes se enfrentan a que se les niegue la posibilidad de viajar sin visado a los Estados Unidos, ya que los funcionarios de seguridad de Estados Unidos están cada vez más alarmados debido a la proliferación de pasaportes falsos que podrían ser utilizados por los terroristas. De acuerdo con un informe de Politico:
"Como consecuencia de los atentados en París, el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos llegó a estar tan preocupado por las implicaciones de la detección de los viajeros a los Estados Unidos, que le dio a Francia, Bélgica, Alemania, Italia y Grecia plazo hasta el 1 de febrero para arreglar 'vacíos cruciales' o perder el acceso al programa de exención de visado de los Estados Unidos. El programa permite que cerca de 20 millones de personas al año procedentes de 38 países, la mayoría de ellos en Europa, entren a los Estados Unidos sin visa por negocios o por placer".
Según Politico, en los últimos cinco años se ha duplicado el número de pasaportes perdidos y robados en la UE. El número de pasaportes falsificados en el Medio Oriente es también una preocupación creciente. La Interpol tiene datos de 250.000 pasaportes sirios e iraquíes robados o perdidos, incluyendo pasaportes que están en blanco.
Soeren Kern es analista de política europea para el Instituto Gatestone en Nueva York. Síguelo en Facebook y en Twitter. Su primer libro, Global Fire, estará a la venta en 2016.