Los cristianos palestinos se han rebelado por la destrucción de las ruinas de una antigua iglesia bizantina recientemente descubierta en la ciudad de Gaza. Su protesta, sin embargo, no logró llamar la atención de la comunidad internacional, especialmente de agencias de Naciones Unidas como la Unesco, cuya misión es preservar el patrimonio cultural y natural de la humanidad.
Las ruinas de la iglesia, de 1.800 años de antigüedad, fueron descubiertas en la Plaza de Palestina del barrio Al Daraj de la ciudad de Gaza, y Hamás prevé levantar allí un centro comercial. El extraordinario descubrimiento no pareció impresionar a los obreros de la construcción, que retiraron los restos arqueológicos y siguieron trabajando en el lugar.
Increíblemente, se utilizaron excavadoras para destruir algunos de los objetos, lo cual fue duramente criticado por los cristianos, algunos de los cuales acusaron de inmediato a Hamás y a la Autoridad Palestina (AP) de copiar las tácticas del ISIS en la demolición de lugares históricos.
Para los cristianos palestinos, la destrucción de esas ruinas supone el enésimo intento de los líderes musulmanes de erradicar la historia cristiana y cualquier vestigio de presencia cristiana en los territorios palestinos.
Las acusaciones reflejan el resentimiento de los cristianos palestinos hacia sus líderes en la Margen Occidental y la Franja de Gaza. Así como la creciente sensación de marginación y persecución que tienen muchos cristianos bajo la AP y Hamás.
Los cristianos palestinos también expresan su decepción por la falta de interés que la comunidad internacional, incluidos el Vaticano y las comunidades cristianas de todo el mundo, ha mostrado por el caso, que ellos consideran un ataque a su patrimonio y a sus lugares sagrados.
Hamás afirma que carece de recursos para preservar el lugar. Dicen que harían falta millones de dólares y cientos de trabajadores en un momento en que el movimiento islamista afronta a una crisis financiera debida al bloqueo que pesa sobre la Franja. La AP, por su parte, mantiene que, como no controla Gaza, no puede gestionar la cuestión de la destrucción de las antigüedades. Aun así, sus líderes en la Margen Occidental no han condenado públicamente la demolición. Se trata de la misma AP que promueve la intifada de los apuñalamientos y atropellos contra los judíos que profanan la mezquita de Al Aqsa de Jerusalén por visitar el Monte del Templo bajo protección policial.
Para la Autoridad Palestina, las visitas de los judíos al Monte del Templo son mucho más peligrosas que la demolición de lugares cristianos en Gaza. En lugar de denunciar los actos de Hamás, la agencia oficial de noticias de la AP, Wafa, publicó un reportaje en el que arqueólogos e historiadores palestinos manifestaban su indignación por la destrucción del lugar cristiano.
Uno de los líderes de la comunidad cristiana en la Margen Occidental, el padre Ibrahim Nairuz, escribió una airada carta al primer ministro de la AP, Rami Hamdalá, quejándose de la deliberada mala gestión de las ruinas de la iglesia gazatí. En ella el padre Nairuz se preguntaba: "¿Habrían tratado el problema de la misma manera si las ruinas hubiesen correspondido a una mezquita o a una sinagoga?". También anunció su decisión de boicotear la visita del primer ministro palestino a Belén y Hebrón en protesta por lo sucedido.
La protesta del padre Nairuz fue secundada por muchos palestinos cristianos –y algunos musulmanes– indignados que expresaron su repugnancia por la demolición. Sami Jalil, cristiano de la ciudad de Nablus, en la Margen Occidental, escribió:
Creo que el silencio da paso a la connivencia. Pero la pregunta es: ¿dónde están los artistas para preservar nuestro patrimonio cristiano? ¿Dónde están los jefes de la iglesia de Jerusalén y del mundo? ¿Dónde están los arzobispos? ¿Dónde están el Vaticano y la Unesco? ¿Dónde están los líderes y políticos que hablan sin parar de la unidad nacional y de la preservación de los lugares sagrados? ¿O es que es una conspiración colectiva para acabar con nuestra existencia y nuestra historia en Oriente?
Otro cristiano, Anton Kamil Naser, comentó: "Sea una iglesia u otra cosa, se trata de una forma de terrorismo intelectual y de retraso mental". Abdulah Kamal, trabajador de la Universidad Al Quds de Jerusalén, dijo: "Por desgracia, el silencio ante la destrucción de este lugar histórico en nuestro país equivale a un crimen". Una cristiana de Jerusalén Este declaró: "Debería darnos vergüenza. Si hubiera ocurrido bajo dominio judío, habrían convertido el lugar en un museo".
Ciertamente, la cosas no van bien para la minoría cristiana en los dominios de la Autoridad Palestina y Hamás. No es ningún secreto que hay un creciente número de cristianos de la Margen y de Gaza que se sienten constantemente señalados por la una y la otra por el hecho de ser cristianos. La destrucción de la antigua iglesia bizantina de Gaza es sólo un ejemplo de la falta de respeto con que la AP y Hamás tratan a sus cristianos.
En otro incidente que ha indignado a los cristianos, la policía de la AP detuvo la semana pasada a un destacado empresario cristiano de Belén, Raya Elías Freij, de 60 años. La AP sostiene que Freij fue detenido por amenazar a un comerciante local, acusación que él, su familia y muchos otros cristianos niegan rotundamente. El pasado fin de semana, varios cristianos protagonizaron una protesta en la plaza Manger de Belén para exigir la liberación de Freij, y acusaron a la AP de discriminación religiosa.
Los apuros de los cristianos palestinos no interesan a la comunidad internacional. Esto es así porque no se puede echar la culpa a Israel. Si persiste la actual política contra los cristianos, llegará el día en que no quedará ninguno en Belén, y los peregrinos que visiten la ciudad tendrán que llevarse a su propio sacerdote para que dirija las oraciones.