Se supone que Fatah, facción del presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abás, está preparando a su pueblo para la estadidad. Pero lo cierto es que parece estar ocupada con otros asuntos.
Según fuentes de Gaza, las fuerzas de seguridad de Hamás han descubierto recientemente una trama para asesinar a una serie de altos cargos de Fatah residentes en la Franja. Las fuentes afirman que el destituido operativo de Fatah Mohamed Dahlán, que lleva viviendo cinco años en Emiratos, era el cerebro de la supuesta trama. Y que el plan era asesinar a agentes de Fatah muy vinculados a Abás, rival de Dahlán. La lista negra de Dahlán incluía a Ahmed Abu Nasr, a Jamal Kayed, a Emad al Aga y a Mamun Sweidan.
Tras descubrirse la supuesta trama, Hamás convocó a una serie de dirigentes de Fatah en la Franja y les demandó que tomaran medidas de precaución para reforzar su seguridad.
Abás y Dahlán van a degüello el uno contra el otro desde hace cinco años. Antes habían sido estrechos aliados y trabajado juntos para perjudicar al entonces presidente de la AP, Yaser Arafat. Pero la luna de miel entre Abás y Dahlán, excomandante de seguridad en Gaza y miembro electo del Consejo Legislativo Palestino, terminó hace ya tiempo.
Abás se despertó una mañana y descubrió que su antiguo aliado y amigo era en realidad un enemigo acérrimo. Siguiendo instrucciones del rais, agentes de seguridad de la AP registraron la vivienda de Dahlán en Ramala y confiscaron documentos y objetos personales. Dahlán huyó de la Margen Occidental y no ha vuelto a pisar Ramala ni ninguna otra ciudad palestina.
Lo siguiente que hizo Abás fue expulsar a Dahlán de Fatah entre acusaciones de asesinato y corrupción. Desde entonces, Dahlán, que se ha convertido en asesor de los gobernantes de Emiratos, ha estado librando una feroz campaña de desprestigio contra Abás y sus fieles.
Ahora, fuentes gazatíes afirman que Dahlán estuvo detrás de una trama para eliminar a esos fieles.
La acusación se produce tras una serie de enfrentamientos entre seguidores de Dahlán y Abás en la Franja.
El presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abás (izquierda), y Mohamed Dahlán (derecha), antiguo comandante y ministro de Fatah, llevan cinco años luchando a cara de perro. Tiempo atrás fueron estrechos aliados y trabajaron juntos para socavar al entonces presidente de la AP, Yaser Arafat. (Imágenes: Departamento de Estado de EEUU y Oficina de M. Dahlán). |
Recientemente, la dirección de Fatah expulsó de sus filas a nueve seguidores de Dahlán. Fueron acusados de atacar el domicilio de Abdulah Abu Samhadanah, alto cargo de Fatah y fiel a Abás.
Anteriormente, seguidores de Abás y Dahlán habían estado muy ocupados lanzándose unos a otros sillas y piedras. El incidente tuvo lugar en un mitin de homenaje al líder de la OLP Jalil al Wazir (Abu Yihad), asesinado por comandos israelíes en Túnez en 1988. El 1 de mayo hubo otra refriega entre los dos bandos, esta vez en el campo de refugiados de Jabalia. El altercado se produjo durante un mitin celebrado con ocasión del Día Internacional de los Trabajadores.
La lucha interna en Fatah ya no se limita, al parecer, a los fieles de Dahlán y Abás, y amenaza con convertirse en una guerra sin cuartel. Algunos palestinos la ven como el más grave desafío al liderazgo de Abás en Fatah y en la AP, especialmente tras las crecientes críticas contra el propio rais y su régimen autocrático. Que se intensificaron tras la humillante derrota de Fatah ante Hamás en las elecciones del consejo estudiantil de la Universidad Bir Zeit. Muchos en Fatah hacen personalmente responsables a Abás y a sus veteranos colegas de la vieja guardia.
En una jugada que demuestra que la conjura en el seno de Fatah se está espesando, fuentes cercanas a Hamás afirmaron que otro alto cargo de Fatah en la Margen Occidental se hallaba detrás de un plan para liquidar a cabecillas de la facción en Gaza.
Según las informaciones publicadas por una serie de páginas web afiliadas a Hamás, el exjefe de los Servicios Generales de Inteligencia Tawfik Tirawi era el cerebro de la supuesta trama. Al parecer, Hamás convocó a Ahmed Nasr, alto cargo de Fatah, y le informó del pretendido plan de Tirawi para matar a otros líderes de Fatah, así como al propio Nasr. Nasr ha confirmado que Hamás le pidió que tomara medidas de precaución para evitar cualquier atentado contra su vida.
Hamás afirma que la supuesta trama de Tirawi se descubrió durante un interrogatorio a Marwa al Masri, alto miembro de Fatah. Las fuerzas de seguridad de Hamás la detuvieron cuando se disponía a pasar de Gaza a Ramala.
Dahlán y Tirawi, antes considerados por muchos palestinos posibles sucesores de Abás y nuevos y prometedores líderes de la guardia joven, tenían al parecer diferentes motivaciones para sus supuestas tramas. Mientras que Dahlán pudo haber querido vengarse de Abás y sus fieles, al parecer Tirawi quería generar inestabilidad en la Franja y culpar a Hamás del asesinato de los altos cargos de Fatah.
Dahlán buscó vengarse de Abás por haberlo expulsado de Fatah y convertido en un refugiado en Emiratos. Tirawi, por su parte, quería debilitar el régimen de Hamás en Gaza asesinando a algunos de sus propios compañeros de Fatah. Tirawi y al Masri, que posteriormente fueron puestos en libertad por Hamás, han negado enérgicamente que estuviesen tramando de eliminar a altos cargos de Fatah en Gaza.
Sea cierto o no, la credibilidad de Fatah se está desmoronando, no solo ante la opinión pública palestina sino ante sus propios seguidores. Hamás está prosperando gracias al caos en la plana mayor de Fatah y el descontento con Abás y los líderes palestinos de la Margen. En lugar de esforzarse por mejorar la vida de los palestinos, los líderes de Fatah dedican el tiempo a jugar a ser mafiosos resolviendo sus disputas con ajustes de cuentas. Entre tanto, Abás prosigue con su farsa mentirosa ante la comunidad internacional de que él y su facción de Fatah están preparados para manejar un Estado soberano.