En un incidente que tuvo lugar menos de dos semanas después de que el Ministerio de Defensa griego anunciara que Turquía había violado el espacio aéreo griego 138 veces en un solo día, el pasado día 13 una patrullera de la guardia costera turca embistió contra una embarcación de la guardia costera griega junto a la costa de Imia, una de las numerosas islas griegas cuya soberanía reclama Turquía.
La mayor parte de la Grecia actual estuvo ocupada por el Imperio Otomano desde mediados del siglo XV hasta la Guerra de Independencia griega (1821) y la fundación del Estado griego moderno (1832). Esas islas, como el resto de Grecia, son legal e históricamente griegas, como sus nombres indican.
Sin embargo, el gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) y buena parte de la oposición turca parecen tener el propósito, si no la obsesión, de invadir y conquistar esas islas griegas aduciendo que en realidad son turcas.
En diciembre, Kemal Kılıçdaroğlu, líder del principal partido opositor, el CHP [Partido Republicano del Pueblo], afirmó que cuando gane las elecciones de 2019 "invadirá y tomará 18 islas griegas del Egeo, igual que el ex primer ministro turco Bulent Ecevit invadió Chipre en 1974". Kılıçdaroğlu dijo que no hay "ningún documento" que pruebe que esas islas pertenecen a Grecia. Meral Akşener, líder del recién creado Buen Partido, también opositor, ha defendido igualmente la invasión y conquista de las islas. "Se debe hacer lo que hay que hacer", tuiteó el 13 de enero.
La baladronada más estridente ha sido, por supuesto, la del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que parece envalentonado después de que su invasión de la región de Afrín, en el norte de Siria, apenas haya tenido contestación. "Advertimos a los que han cruzado la línea en el Egeo y Chipre", dijo Erdogan; y añadió:
Su coraje aguanta sólo hasta que ven a nuestros soldados, nuestros barcos y nuestros aviones... Sea lo que sea Afrín para nosotros, nuestros derechos en el Egeo y Chipre son los mismos. Jamás penséis que la exploración de gas natural en las aguas de Chipre y los intentos oportunistas en el Egeo nos pasan inadvertidos.
Igual que desbaratamos las conspiraciones [en la región] mediante las operaciones Escudo del Éufrates y Rama de Olivo [en Siria], y pronto en Mambiy y otros lugares, podemos desbaratar, y lo haremos, las conspiraciones de los que equivocan sus cálculos en nuestra frontera meridional. (...) Nuestros buques de guerra y nuestras fuerzas aéreas están vigilando atentamente la zona para intervenir de todas las maneras cuando sea necesario.
Refiriéndose a los tiempos del Imperio Otomano, Erdogan agregó:
Se equivocan los que piensan que hemos borrado de nuestros corazones las tierras de las que nos retiramos entre lágrimas hace cien años.
Siempre que tenemos ocasión decimos que Siria, Irak y otros lugares de la geografía de nuestros corazones no son diferentes de nuestra propia patria. Estamos luchando para que no ondee ninguna bandera extranjera en ningún lugar donde se recite el adhan [la llamada a la oración].
Lo que hemos hecho hasta ahora [palidece en comparación con los] intentos y ataques aún mayores [que estamos planeando para] los próximos días, inshalá [si Alá quiere].
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, declaró recientemente: "Advertimos a los que han cruzado la línea en el Egeo y en Chipre (...) Su coraje sólo dura hasta que ven a nuestros soldados, nuestros barcos y nuestros aviones". (Foto: Elif Sogut/Getty Images) |
La dinastía y el imperio otomanos fueron fundados por un caudillo nómada turkmeno en torno al año 1300. Durante los más de 600 años del periodo otomano, los turcos otomanos, que también representaban el Califato, lanzaron periódicamente guerras yihadistas, invadiendo y ocupando territorios de tres continentes.
Los neootomanistas turcos siguen abrazando orgullosamente el concepto de yihad (la guerra santa islámica) contra los kafirs (infieles). El jefe del Directorio de Asuntos Religiosos (Diyanet), financiado por el Estado, ha calificado abiertamente la reciente invasión turca de Afrín como "yihad".
Esa denominación tiene sentido si se tiene en cuenta que los turcos musulmanes deben su predominio demográfico en Asia Menor a siglos de persecución de los lugareños cristianos, yazidíes y judíos. En el siglo XI, los yihadistas túrquicos de Asia Central invadieron y conquistaron el Imperio Bizantino, cristiano y grecoparlante, abriendo paso a una progresiva turquificación e islamización de la región por medios como el asesinato, el secuestro, la violación y las conversiones forzosas.
En el siglo XX, el mayor asalto turco contra los cristianos se produjo con el genocidio perpetrado contra los griegos, los armenios y los asirios (siríacos/caldeos) en la Turquía otomana entre 1914 y 1923. Esto no impidió que Turquía, que sigue negando el genocidio, se convirtiese en miembro de la OTAN en 1952, perpetrara un salvaje pogromo contra los griegos de Estambul o expulsara a los griegos que quedaban en Turquía en 1964.
Precisamente porque jamás han rendido cuentas por sus actos criminales y sus agresiones, los turcos siguen amenazando la seguridad y la soberanía de sus vecinos. Ya es hora de que Occidente despierte y se plante ante Ankara.