Según escribe Lindy Lowry para Open Doors, "en la provincia oriental de Kivu Norte, al este de la República Democrática del Congo, los líderes de las iglesias han sido atacados y asesinados. Según consta, al menos 15 organizaciones extremistas armadas están operando en la zona". En la imagen: la localidad de Beni, en Kivu Norte, donde fueron asesinados decenas de cristianos en un atentado el 22 de septiembre de 2018. (Foto: Razdagger/Wikipedia Commons). |
Según un reciente informe provisional publicado en Reino Unido, "se calcula que un tercio de la población mundial sufre alguna forma de persecución religiosa, y los cristianos son el grupo más perseguido".
Aunque la publicación del informe completo —encargado por el secretario de Exteriores británico, Jeremy Hunt, y realizado por el arzobispo de Truro, el reverendísimo Philip Mounstephen— estaba prevista para la Pascua de este año, "la magnitud y naturaleza del fenómeno [de la persecución de los cristianos] requirió más tiempo", según el informe. En consecuencia, explicó Mounstephen, los resultados "provisionales" hechos públicos en abril están incompletos, y el informe final se publicará a finales de junio.
Según el resumen del informe provisional "Revisión independiente del apoyo de la Oficina de Relaciones Exteriores y de la Mancomunidad a los cristianos perseguidos":
En algunas regiones, se puede afirmar que el nivel y naturaleza de la persecución se acerca a la definición internacional de genocidio, según la adoptada por la ONU.
África —hoy hogar del mayor número de cristianos del mundo— es una de esas regiones.
El 16 de junio, por ejemplo, un colegio cristiano de preescolar situado en una aldea musulmana de Uganda fue destruido, según informó International Christian Concern (ICC).
El 15 de junio, "una turba de musulmanes prendió fuego a una iglesia en Maradi, la tercera ciudad más grande de Níger. El incidente se produjo en respuesta a la detención de un imán muy destacado que fue detenido después de afirmar que la propuesta de ley del país sobre el culto iba 'contra el islam'".
El 9 y el 10 de junio, dos atentados en Burkina Faso causaron la muerte de 29 cristianos. Esta matanza deliberada de cristianos se produjo menos de dos meses después de la masacre el 28 de abril del octogenario pastor Pierre Ouédraogo y otros miembros de la congregación de Burkina Faso a manos de islamistas armados. Un líder del pueblo, que pidió mantener el anonimato, declaró a World Watch Monitor:
Los asaltantes les dijeron a los cristianos que se convirtieran al islam, pero el pastor y los demás se negaron. Les ordenaron reunirse bajo un árbol y les quitaron las Biblias y los teléfonos móviles. Después los llamaron, uno a uno, a la parte trasera de la iglesia, donde los fusilaron.
El 7 de junio, una mujer cristiana de Níger fue secuestrada por terroristas de Boko Haram y puesta en libertad tres días después con una carta donde avisaba a todos los cristianos de que "abandonaran la ciudad en un plazo de tres días o serían asesinados".
Los incidentes de arriba no son aislados. Según la World Watch List 2019 recopilada por Open Doors, un grupo que hace un seguimiento de las persecuciones:
Aunque los excesos violentos del ISIS y otras milicias islámicas han desaparecido casi de los titulares de Oriente Medio, su pérdida de territorio allí significa que los combatientes se han dispersado a un número mayor de países, no sólo de la región, sino cada vez más, también del África subsahariana. Su ideología radical ha inspirado o se ha calado en numerosas organizaciones escindidas, como el Estado Islámico de la Provincia de África Occidental (ISWAP), una mortífera organización que se separó de Boko Haram de Nigeria y también esclaviza a mujeres y niñas cristianas como parte integral de su estrategia.
Las organizaciones terroristas no son las únicas responsables de la persecución en África. Muchos gobiernos e individuos musulmanes también han puesto en su diana a los cristianos.
Según el informe de Open Doors de 2019, la situación en muchos países africanos es la que sigue:
En Somalia, la comunidad cristiana lleva una "vida de violencia y aislamiento", que se cuenta por sólo unas pocas centenas.
Los cálculos dicen que el 99% de los somalíes son musulmanes, y cualquier religión minoritaria sufre una fuerte persecución. La comunidad cristiana es pequeña y está bajo la amenaza constante de ataque. La ley de la sharía y el islam están consagrados en la Constitución del país, y la persecución de los cristianos casi siempre conlleva violencia. Además, en muchas áreas rurales, las milicias islámicas como Al Shabab son los gobiernos de facto. Los cristianos somalíes deben esconder su fe a menudo para estar a salvo.
Libia acoge a una población cristiana de tan sólo alrededor de 38.000 personas.
Los conversos al cristianismo se enfrentan a maltratos y la violencia por su decisión de seguir a Cristo. En Libia viven también muchos trabajadores inmigrantes que han sido atacados, agredidos sexualmente y detenidos, lo que puede ser aún peor si se descubre que son cristianos.
En Sudán la población cristiana llega a los 1.900.000 habitantes.
El país ha sido gobernado como un Estado islámico con derechos limitados para las minorías religiosas y fuertes restricciones a la libertad de expresión y de prensa. Los cristianos, cuya población supera los 1.900.000 habitantes, se enfrenta a la discriminación y la presión; se demolieron múltiples iglesias en 2017 y 2018, y dejaron a algunos cristianos sin un lugar donde rezar. Los cristianos conversos del islam son un objetivo especial de la persecución.
En Eritrea, a veces llamada "la Corea del Norte de África", hay alrededor de 2,5 millones de cristianos, y muchos están sufriendo en las cárceles.
Desde 1993, el presidente, Isaías Afwerki, ha supervisado un brutal régimen autoritario que se basa en la vulneración general de los derechos humanos. En 2018, hubo redadas en las iglesias, y cientos de cristianos fueron encarcelados en condiciones inhumanas. Además, se calcula que otros cristianos están en la inmensa red carcelaria de Eritrea, pero nadie sabe cuántos son ni si siguen vivos.
Nigeria, donde viven más de 90 millones de cristianos, es uno de los peores lugares de África para ellos.
Los niveles de violencia en Nigeria han seguido siendo lo más altos posible, principalmente a causa de los crecientes ataques de los pastores fulani a las comunidades cristianas. Estos ataques se cobraron la vida de cientos de creyentes durante el periodo reportado, y varias aldeas e iglesias quedaron reducidas a cenizas. Además, en algunas partes de Nigeria, los cristianos son tratados como ciudadanos de segunda clase. Los cristianos de origen musulmán se enfrentan ser perseguidos por sus propias familias.
Los cristianos de Egipto, cuya población es de 9.937.600 habitantes, sufren varias formas de persecución.
Los que provienen de un origen musulmán se enfrentan a una enorme presión de sus familiares cercanos y lejanos para que vuelvan al islam. Unas fuertes restricciones a los edificios o a la seguridad de los lugares de culto impiden la congregación de los cristianos, además de la hostilidad y la violencia hacia los creyentes que sí se reúnen. En los últimos años, las organizaciones extremistas islámicas han dirigido sus ataques a los cristianos y a las iglesias con numerosos actos violentos y letales de persecución.
En la República Central Africana (RCA), la principal religión es el cristianismo, y la población cristiana se cifra en más de 3.450.000 habitantes.
A lo largo del año pasado, la situación empeoró para los cristianos de la RCA que se enfrentan a una presión intensificada por parte de los musulmanes. Los cristianos también han sido amenazados por los yihadistas y organizaciones criminales del país, cuyas acciones se solapan. Y los civiles cristianos siguen atrapados en el violento conflicto entre Seleka, principalmente musulmana, y las organizaciones milicianas de defensa llamadas anti Balaka.
En Argelia, donde viven alrededor de 125.000 cristianos, "se cerraron cada vez más iglesias" durante el año pasado.
Al mismo tiempo, los conversos cristianos son más abiertos con su fe, lo que ha generado la reacción negativa de muchas familias musulmanas y la intolerante sociedad. Las leyes que regulan el culto no musulmán, que prohíbe la conversión y la blasfemia, hacen que sea peligroso también el proselitismo y la expresión pública de la fe cristiana.
En Mali, la población cristiana es de 425.000 habitantes.
El país de la África occidental se ha vuelto cada vez más militante. En el área del norte del país, especialmente, esta intolerancia ha dado lugar a una creciente violencia contra los cristianos por parte de organizaciones yihadistas y criminales que tienen puestos sus intereses en que el país siga sumido en el caos y la inestabilidad.
En Mauritania, hay sólo 10.000 cristianos de una población de 4,5 millones de personas.
La República Islámica de Mauritania —el gobierno autócrata del 11.º país más grande de África— suele actuar de protector de la religión islámica. En consecuencia, el Estado es una importante fuente de persecución. Los predicadores y militantes islámicos radicales contribuyen a la radicalización de la sociedad, alimentando el antagonismo y el odio hacia los no musulmanes. Además, un sistema de castas margina a los mauritanos con la piel más oscura y a los que no se adhieren al islam.
En Etiopía, donde la principal religión es el cristianismo y la población cristiana es de más de 64 millones de habitantes, "el islam radical está creciendo a nivel local, regional y nacional. En particular, en las áreas rurales, donde los musulmanes son mayoría, los cristianos son hostigados y a menudo se les niega el acceso a los recursos comunitarios".
Marruecos tiene una población cristiana que ronda los 31.500 habitantes.
Los cristianos sufren la persecución a manos del Estado y de la sociedad. El Estado impone restricciones a los cristianos, como la confiscación de materiales cristianos escritos en árabe, la restricción a la evangelización y la dificultad que tienen los creyentes de origen musulmán para conseguir lugares de culto. Los musulmanes radicales de la población general también ejercen presión sobre los cristianos. En las zonas rurales, la presión de la familia y la comunidad también puede ser considerable.
En Túnez, para la pequeña comunidad de cristianos cuya cifra es de 24.000, "la vida en la sociedad islámica conlleva hostilidad y presión diaria".
Y la amenaza de la actividad militante islámica —en especial la de los que vuelven de combatir con el ISIS— sigue siendo preocupante: se produjo un atentado suicida en una comisaría de Túnez en septiembre y un importante atentado en la región fronteriza con Argelia en julio de 2018.
En Kenia, otro país africano donde la religión principal es el cristianismo, los cristianos son objetivo de los funcionarios musulmanes y las organizaciones terroristas.
Inspirados por los radicales islámicos de Somalia, los políticos musulmanes se han fijado el objetivo de eliminar el cristianismo. Los funcionarios suelen exigir que las iglesias hagan cosas que no van de acuerdo con su fe, mientras que los militantes perpetran agresivamente atentados suicidas y otros actos de barbarie contra los que se consideran enemigos del islam. A causa de la corrupción interna de los organismos del Gobierno, los que actúan contra los cristianos suelen gozar, trágicamente, de impunidad.
En un artículo del 21 de mayo para Open Doors, Lindy Lowry dice que Boko Haram, fundada en Nigeria en 2002, se ha expandido a los países vecinos:
Han llevado a cabo atentados en Níger, Chad y Camerún, lo que hado lugar a una dramática crisis de refugiados y humanitaria. Se consideran incluso "cazadores de esclavos" que hacen redadas en busca de "esposas" en las zonas que bordean el lago Chad, en la frontera con Chad, Níger, Camerún y Nigeria [...].
En Ruanda, el país ha cerrado miles de iglesias y ha detenido a al menos seis pastores desde febrero de 2018 por "contaminación acústica" y no cumplir las leyes sobre construcciones. En la provincia oriental de Kivu Norte, al este de la República Democrática del Congo, los líderes de las iglesias han sido atacados y asesinados. Según consta, al menos 15 organizaciones extremistas armadas están operando en la zona.
Como demuestra el informe británico, la persecución contra los cristianos y otros no musulmanes no tiene que ver con la etnia, la raza o el color de la piel de los verdugos o las víctimas, sino con la religión. En África, varias organizaciones e individuos islamistas están atacando e intentando aniquilar a los cristianos por ser cristianos. Si no se detienen estos crímenes, es altamente probable que el continente africano sufra la misma suerte que Oriente Medio: era una región de mayoría cristiana, y ahora los cristianos son una pequeñísima minoría agonizante e indefensa.