Pese a que repite el mantra de que "no llegar a un acuerdo es mejor que un mal acuerdo" en lo relacionado con el programa nuclear iraní, Estados Unidos parece estar negociando teniendo en mente la idea de que el peor resultado posible de las negociaciones es un no acuerdo. Muchos de los partidarios del trato que aparentemente está sobre la mesa sostienen que no hay una alternativa realista. Este tipo de pensamiento en voz alta da fuerza a los negociadores iraníes para que pidan más y no menos, porque piensan -y eso es lo que dicen los partidarios norteamericanos del acuerdo- que EEUU no tiene otra alternativa que no sea la de alcanzar un trato que sea aceptable para los iraníes.
Un claro ejemplo de esta mentalidad lo encontramos el otro día en el programa de Fareed Zakaria en la CNN. Zakaria había convocado a dos expertos y un periodista partidarios del acuerdo y a un periodista contrario al mismo. Justo antes, él mismo se había declarado partidario del acuerdo. Los defensores incidieron en que este acuerdo es mejor que no tener acuerdo alguno, y en que cualquier nueva propuesta -por ejemplo, condicionar la cláusula ocaso a que Irán deje de exportar el terrorismo y amenazar con destruir Israel- probablemente sería rechazada por Irán y, por lo tanto, por definición sería "irracional" o "improductiva", porque no conduciría a un acuerdo.
Esta posición sostiene que Irán vetará cualquier propuesta, pero que los Estados Unidos no deben hacer nuevas proposiciones. Si fuera verdad que este acuerdo es mejor que el no acuerdo, cabría deducir que cualquier cambio que Irán rechace está condenado al fracaso.
Es por esto que la razonable propuesta de Netanyahu de que la cláusula ocaso quede condicionada al cambio en los dichos y hechos de Irán ha sido desdeñada por los denominados "expertos". Éstos no tratan de llegar al fondo del asunto; en lugar de eso, están satisfechos alegando que Irán nunca aceptaría tales condiciones y que por lo tanto han de ser rechazadas como un mal acuerdo.
He aquí el peor tipo de estrategia negociadora imaginable: informar a la otra parte de que cualquier propuesta que no acepte será retirada de la mesa, y que cualquier líder que la proponga será considerado un rompeacuerdos. El ataque a la propuesta de Netanyahu sin atender a sus virtudes está caracterizando el accionar de la Administración y sus seguidores.
Nunca sabremos si Irán hubiera aceptado una cláusula ocaso condicionada, porque los defensores del actual acuerdo, dentro y fuera de la Administración, le han dicho a Teherán que si rechaza la propuesta la retirarán de la mesa para que no ponga en peligro el acuerdo. ¿Qué incentivo tendrían los iraníes para estudiar detenidamente la referida propuesta? ¡Ninguno!
La idea de los defensores del acuerdo es que Estados Unidos necesita el acuerdo más que los iraníes. Por eso Estados Unidos está constantemente filtrando informes de que los mulás podrían ser reacios a firmar incluso el acuerdo actual, que se ha escorado notablemente hacia las posiciones iraníes en los últimos meses. Pero lo cierto es que Irán, que está sufriendo mucho por las sanciones internacionales y el descenso del precio del crudo, necesita este acuerdo, un acuerdo que acabaría con aquéllas y que le permitiría desarrollar armas nucleares dentro de 10 años. Esto no quiere decir necesariamente que vayan a aceptarlo. Pueden apretar más para arrancar más compromisos por parte de Estados Unidos. La realidad es que nuestra posición negociadora es mucho más fuerte de lo que los defensores del acuerdo pretenden, pero estamos negociando desde la debilidad porque hemos convencido a los iraníes de que necesitamos el acuerdo, cualquier acuerdo, más que ellos.
La mayoría de los israelíes parecen estar en contra del acuerdo actual, especialmente en lo relacionado con la cláusula ocaso. El escritor David Grossman, un pacifista de izquierdas que casi siempre se muestra crítico con Netanyahu, ha acusado a Estados Unidos de "ingenuidad criminosa". Grossman se opone a la reelección de Netanyahu, pero insta al mundo a prestar atención a lo que Netanyahu dijo en el Congreso norteamericano.
Lo que dice [Netanyahu] sobre Irán y el rol destructivo que está desempeñando en Oriente Medio no puede y no debería ser ignorado. Netanyahu tiene razón cuando dice que, según el acuerdo que se está negociando, no hay nada que impida a los iraníes desarrollar una bomba nuclear una vez que venza el tratado, en otros 10 años, y sobre este asunto no hay diferencia en Israel entre la izquierda y la derecha.
Hay diferencias considerables entre la posición negociadora de la Administración Obama y el punto de vista de la mayoría de los israelíes, los saudíes, los emiratíes, los egipcios y los jordanos; y de la mayoría de los miembros de nuestro propio Congreso. Podemos alcanzar un acuerdo mejor, pero los defensores de llegar a un trato tienen que dejar de proclamar que el actual es el único que podemos conseguir, porque su posición no contribuye a ello.