La semana pasada el vicepresidente estadounidense, Joe Biden, tuvo que hacer equilibrios entre una verdad que soltó accidentalmente y el pragmatismo de Washington. En un discurso en la Kennedy School of Government de Harvard, Biden dijo:
El presidente [turco Recep Tayyip] Erdogan, que es un viejo amigo, dijo: "Tienen ustedes razón, hemos dejado entrar a demasiada gente, ahora estamos tratando de cerrar la frontera".
Sin embargo, la "gente" que Erdogan dijo que Ankara había "dejado entrar" eran los yihadistas a los que Turquía había apoyado con armas y dinero, y que ahora se han convertido en una pesadilla internacional. En otras palabras: el vicepresidente estadounidense afirmó públicamente que el presidente turco había confesado apoyar a terroristas.
Entonces Erdogan amenazó:
Si realmente ha dicho eso, para mí [Biden] será historia.
Finalmente, la Casa Blanca anunció en un comunicado:
El vicepresidente se ha disculpado por cualquier insinuación de que Turquía u otros socios y aliados de la región hayan proporcionado de manera intencionada ayuda o facilitado el crecimiento del Estado Islámico o de otros extremistas en Siria.
Erdogan nunca ha ocultado que ideológicamente está próximo a los Hermanos Musulmanes y a Hamás. El centro de mando en el extranjero del movimiento islamista palestino está en Turquía. El presidente turco ha sido su mayor defensor en la última década, y el principal aliado regional de los Hermanos. Según informaciones de la prensa, Turquía ha acogido recientemente a la cúpula de la Hermandad, expulsada el 13 de septiembre de sus hoteles de megalujo de Qatar. Ankara no ha negado que esté brindando refugio a los dirigentes de la organización islamista.
En resumen, para acabar con los yihadistas que han conquistado amplias zonas de Irak y Siria Washington tendrá que colaborar ahora con el hombre que hasta hace poco financiaba y reforzaba a esos mismos yihadistas (y a sus diversas filiales), y que está orgulloso de sus romances con Hamás y con los Hermanos Musulmanes. Y, lo que aún resulta más irónico, una coalición dirigida por Estados Unidos que incluye a varios Estados árabes ha matado recientemente a uno de los héroes de Erdogan en uno de los ataques de las fuerzas de la coalición contra un campamento del Estado Islámico en Siria.
Cuando, en 2010, una flotilla bajo dirección turca, en la que figuraba el barco Mavi Marmara, se dirigió hacia Gaza para "romper el asedio israelí" del territorio controlado por Hamás, Erdogan denominó "héroes"a todos cuantos iban a bordo. Y cuando las Fuerzas de Defensa de Israel asaltaron el Mavi Marmara y abatieron a nueve turcos que iban a bordo, el dirigente turco los consideró "mártires". Desde entonces, Erdogan ha negado enérgicamente cualquier apoyo del Gobierno al Mavi Marmara. Afirma que simplemente se opuso a la "injusta opresión de Israel a los palestinos". Pero insiste en que no hubo implicación gubernamental en absoluto.
Aproximadamente dos semanas después del incidente, miembros de la prensa internacional en Turquía recibieron un envío de la Dirección General de Prensa e Información, un departamento del Gobierno dependiente de Erdogan. El sobre no contenía una carta ni una nota explicativa. Su único contenido era un DVD, en cuya portada aparecía un fotomontaje de un soldado israelí que apuntaba con un rifle a un barco. El buque estaba rodeado por una estrella de David. En la portada ponía: "Momentos de horror", y debajo "Entrevistas con los heridos a bordo del barco de ayuda para Gaza. Con subtítulos en inglés". Cuando llegó el paquete, en la radio seguía diciéndose que Erdogan y sus ministros aseguraban que la flotilla era una iniciativa absolutamente no gubernamental.
El incidente del Mavi Marmara supuso un aviso para Jerusalén, donde los diplomáticos habían sido ilusoriamente optimistas acerca de construir una relación funcional con Erdogan pese a diversas advertencias previas, entre ellas su famoso discurso de Davos contra el entonces presidente israelí Simón Peres, en el que clamó: "Ustedes saben bien cómo asesinar". Desde entonces, el Gobierno turco ha congelado las relaciones diplomáticas entre ambos países en lo que respecta a embajadores y Erdogan ha intensificado su retórica, calculadamente explosiva, en contra de Israel.
El principal argumento de Erdogan era que una fuerza militar extranjera había matado a ciudadanos turcos fuera de Turquía; que los muertos eran mártires y que nunca permitiría que unos militares extranjeros dañaran a un sólo ciudadano turco. Una vez más, se equivocaba.
Uno de los afortunados supervivientes del Mavi Marmara era Yakup Bulent Alniak, activista islamista del "grupo de ayuda humanitaria" turco IHH, que organizó la flotilla a Gaza. El IHH está incluido por muchos países occidentales en la lista de organizaciones terroristas, pero para Erdogan sus miembros, incluido Alniak, no eran sino héroes.
Alniak sobrevivió al abordaje de 2010, pero perdió la vida hace poco, a finales de septiembre, cuando una coalición árabe-estadounidense atacó uno de los mayores campamentos del Estado Islámico en Siria. Una coalición de ejércitos extranjeros mató a un ciudadano turco a quien el líder del país había declarado un héroe, pero Erdogan ha permanecido mudo.
¿Rebajará Erdogan la intensidad de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos y cinco naciones musulmanas porque sus fuerzas armadas han matado a un ciudadano turco fuera de territorio turco? No. Probablemente porque, para el pragmático pensamiento islamista, uno no se convierte en "mártir" como es debido si lo mata un ejército que no sea el israelí.
En el momento de escribir este artículo, Phil Black, corresponsal de la CNN en la frontera turco-siria, muestra cada hora imágenes de la ciudad kurdo-siria de Kobani, donde una bandera negra del Estado Islámico ondea en lo alto de un edificio de la parte oriental, mientras soldados turcos montados en tanques situados a lo largo del lado turco de la frontera observan cómo las tropas del EI se preparan para la inminente masacre.
¿Washington espera que Ankara combata incondicionalmente a los tipos más duros del bando islamista al que pertenece? Buena suerte.