En una reunión de alto nivel celebrada hace unos 15 años, un joven funcionario acompañaba al visitante, el comandante de las fuerzas terrestres turcas, y a su esposa. El funcionario es ahora un diplomático de alto rango, y aún conserva buenos recuerdos de esa visita, incluida la taza turca de café que trajeron de regalo, una taza excelente que aún usa todas las mañanas. "Daesh [el Estado Islámico] cometerá más y más actos terroristas contra Turquía y Occidente", dice ese diplomático en la actualidad. "La ideología salafista atrae a la gente; a gente con un gusano en el cerebro. Ofrece aventuras a los jóvenes. Es turismo yihadista, y la gente no comprende que es un viaje sólo de ida".
Hace poco nos encontramos de nuevo, un mes después de que un terrorista suicida del Estado Islámico matara a 33 activistas prokurdos en una pequeña localidad turca cerca de la frontera con Siria. "La guerra del Estado Islámico no tiene que ver con Israel ni nada por el estilo", dijo el diplomático. "Todos los atentados suicidas juntos cometidos en Oriente Medio son menos de los que se cometen sólo en Irak. Todo es por la división entre chiíes y suníes".
Cualquier persona sincera no puede sino estar de acuerdo con lo que dijo a continuación:
No puedes decir "El Estado Islámico es terrorista, pero Hamás y Hezbolá no". Hezbolá es la versión chií del EI. Hamás, el Estado Islámico y los demás son las ramas suníes de un mismo árbol.
Esas palabras recuerdan poderosamente la descomunal hipocresía occidental que justifica a Hamás.
"Entenderán mejor a Hamás cuando vean bombas yihadistas explotando en sus ciudades", prosiguió el diplomático. "Los terroristas ya están atacando a judíos los sábados, y a las sectas islámicas rivales los viernes. Pronto empezarán a venir a por los demás los domingos".
Aproximadamente una semana después de nuestro encuentro, Turquía, casualmente, se unió a la coalición contra el Estado Islámico y comenzó a bombardear objetivos del grupo en Siria. Demasiado poco y demasiado tarde.
Entre tanto, las fuerzas de seguridad turcas están tratando apresuradamente de desarticular posibles células terroristas del EI en Turquía; temen la comisión de atentados en su territorio, sobre todo cuando el país afronta unas nuevas elecciones legislativas (el 1 de noviembre).
Tras varios meses de indecisión, Turquía se desligó del Estado Islámico porque "son terroristas". Pero sigue siendo fiel, aunque la apoye menos, a Hamás. Los islamistas turcos, que ahora consideran terroristas a los islamistas del EI, creen que los de Hamás son unos aliados ideológicos perfectamente legítimos.
Hace poco, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, reconvino al líder de un partido prokurdo, en parte, porque éste no quiso considerar organización terrorista al PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán) ,"aunque esté en las listas de grupos terroristas de la Unión Europea y Estados Unidos".
Dio la impresión de que Erdogan ni siquiera fuera consciente de lo que estaba diciendo: Hamás, grupo al que apoya, está en las mismas listas de terroristas que el PKK.
Erdogan está tratando de podar una de las ramas del árbol mientras pretende hacer crecer la otra, y demasiado bien sabe que pertenecen al mismo árbol.